ENTRE EL ORGULLO Y EL AMOR.

Pide un Deseo...

Parte 1

El alboroto que había causado su duelo con Granger recorrió rápidamente el castillo, en poco tiempo no existía ningún alumno que no haya escuchado del enfrentamiento entre las princesas de Slytherin y Gryffindor. Los rumores y comentarios tampoco se hicieron esperar, sobre todo aquellos que involucraban a cierta castaña y su "sexy disfraz de colegiala", como Finnigan lo había bautizado.

En su camino de regreso hacía su sala común, al menos una treintena de alumnos se detuvieron a observarla.

"Merlín, esto se pone cada vez más divertido", pensó con una sonrisa, "ya me imagino las caras que pondrán durante la cena", comenzando a reir en voz alta, aunque se detuvo de manera abrupta, al percatarse que tres pequeños Hufflepuff de primer año, la observaban con curiosidad.

- ¿Que estan mirando? - preguntó alzando una de sus finas cejas.

Pansy pudo ver como los pequeños tensaban su cuerpo al verse descubierto.

- ¿Les hice una pregunta? - apoyando sus manos en la cadera, pero ellos siguieron en silencio sin saber que responder.

- ¿Que no piensan contestar?! - gritó perdiendo la paciencia, haciendo que los menores dieran un respingo por el susto antes de salir huyendo a tropezones por los pasillos.

-Pff...los harán pedazos cuando crezcan - se dijo ante la actitud de aquellos tejones.

- Lástima que no estaré para verlo - suspiró con pesar, girando para retomar su camino hacia los dormitorios.
- Bueno, creo que es hora de tener una charla con mis pequeñas serpientes - sonriendo con diversión.

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Una joven rubia deambulaba por los senderos del bosque prohibido. Fácilmente la chica podría pasar por alguna de las criaturas mágicas del lugar; cabello largo y rubio con pequeñas ondas, sus ojos eran de un hermoso color azul, que sumado a su delgada figura y a su suave andar, le daban un aire etéreo; "Toda una ninfa".
Al menos eso era lo que pensaba aquel joven que la observaba desde la distancia, viendo como ella admiraba cada detalle de aquel lugar con una fascinación única.

- No te había dicho que no me gusta que vengas sola a ésta parte del bosque -

La rubia detuvo su andar para girarse en dirección a aquella voz.

- Hola Theodore - respondió la joven con una sonrisa.

La suave y cantarina voz de la chica, lograba hacer estragos en él.
Observó como la joven se giró nuevamente, acercándose a unos arbustos. La vio abrir aquellas ramas de una manera delicada. A veces retrocedía y se agachaba a mirar por debajo, para luego levantarse, sacudir sus manos, cambiar de lugar y repetir el mismo proceso.

- Luna, ¿que estás buscando? - cuestionó mientras observaba a la joven agacharse una vez más, pero esta vez a mirar bajo la raíz de un árbol.

- Oh! mi collar de nabos - le dijo con una dulce sonrisa - Creo que un nargle debió entrar en mi cuarto mientras dormía -

Theodore, frunció el ceño ante su respuesta.
"Claro, un nargle", pensó.

- ¿Estás aquí para contarme lo de Malfoy y Hermione?- preguntó mirandolo desde el suelo.
- ¿Parkinson por fin logró convencerla? -

- ¿Como...? - intento preguntar, pero la verdad él conocia de sobra esa extraña habilidad que poseía la chica.

- ¿Como lo sé? - preguntó con inocencia mientras se levantaba - simple, últimamente estaba rodeada de torposoplos,  pero desde hace unos días, estos ya no la persiguen, creó que el responsable es un Fiol que va con ella.