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— ¿Se te perdió algo?— Aldana pregunto mientras se lavaba las manos. Rebeka había entrado unos segundos atrás en busca de la mochila de Aldana mientras hurgaba entre sus cosas.

— ¿Donde está?.

— ¿Donde está que?— Aldana sacudió sus manos para después tomar una toalla de papel y secar sus manos.

— Las hadas mágicas.— Rebeka le respondió sarcástica.— No nos hagamos tontas, la droga. Donde esta la droga.

Rebeka se acercó a ella y comenzar a buscar en los bolsillos de la chaqueta de Aldana.

— Si querías tocarme no tienes que hacer todo ese embrollo, tia.— Aldana rio.

— Se te fue de las manos, Aldana.— Rebeka la miro a los ojos.— Que con todo ese maquillaje aún te ven las ojeras en China.

— Habiendo tantos problemas ahora mismo, ¿te preocupas por esta niñería?— Aldana rodó los ojos alejándose de ella y tomando su mochila.— Si quieres hablar de problemas, podemos hablar del calentamiento global, o de la explotación infantil, veo que te va mucho eso de hacer trabajo comunitario.

— Que vas a terminar mal. Te estás matando, mírate.

— Tal vez eso quiero.— Aldana se detuvo antes de salir por la puerta.— Todo esto alrededor.— Ella hizo un circulo con su dedo índice.— No se provocó por mi, por que no le preguntas a Samuel, que muy poco te ha contado.

Rebeka se quedo callada observándola.

— Por cierto, ¿en serio crees que soy tan estúpida para traer drogas al colegio como las que traes en el bolso?. Que no creas que no me he enterado de tu pequeño emprendimiento.— Aldana río.— Que si te apetece quitarse ese disfraz de FBI podrías venderme un poco.— Guiño su ojo antes de salir por la puerta.— Chao, guapa.

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— Es importante que nos contéis todo lo que hayáis visto. — Aldana escuchó a la inspectora.— Cualquier cosa que pensé ir que pueda ser de utilidad. Todo. Cualquier detalle puede ser clave.

Aldana observó sus manos con pequeñas manchas de sangre diluidas con agua del lavamanos que minutos atrás había sido utilizada para lavarse. Tallo su mano con su pulgar quitando cualquier rastro visible de aquel líquido rojo que últimamente había estado persiguiéndola incontables veces.

Sus lágrimas se habían secado en sus mejillas. El maquillaje sobre su rostro ya no existía. Las manos de Ander la tranquilizaron.

— Fue mi culpa.— Ella susurro para ella misma.

— Shhh.— Ander la calló rápidamente antes de que alguien la escuchara.

— Es mi culpa.— Aldana repito.— Fue mi culpa.

— No, tranquila. Shhhh.— Ander besó sus manos en esperanza de tranquilarla.— Todo va a estar bien.

Atrajo sus manos a su pecho escondiéndolas de todos, hasta de ella misma. Estaba aterrada de llevar la vista hasta sus palmas y que aquel líquido caliente se sintiera una vez más.

La sensación de terror le era familiar, demasiado para su gusto. Todo aquella se remontaba a dos años atrás. Ver a Marina en el ataúd no se había sentido tan terrorífico como aquel momento.

Incluso parecía que ella misma había regresado a tomar justicia por su cuenta. Pero, ¿en verdad ella había vuelto? O simplemente era esa mentira que se había estado repitiendo en la cabeza para lidiar con la culpa de ese acontecimiento.

Karma.

¿Había otra forma de explicarlo?, y si así lo era.

¿Cuando sería su turno?.

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El examen de química había terminando por lo que Aldana salió del aula con la mochila en sus hombros. — ¿Tienes?— Aldana se acercó a Valerio.

— Si, pero no para ti.— Valerio comenzó a caminar alejándose de ella.

— ¿Cuanto quieres?— Aldana saco billetes de su cartera.— ¿100?, ¿200?. Que mira el dinero te falta para invitarle la cena a tus dos novios.

— No te voy a vender.

— ¿Por que?, no nos hagamos más líos.— Aldana hablo haciendo que se detuviera.— Dime cuanto. La necesito ya.

— No puedo, Aldana, tendrás que conseguirla en otro lugar.

— Necesitas dinero para Londres, ¿no?.— Aldana sonrío internamente al ver aquel punto débil de Valerio.— Te estoy ofreciendo el triple.

Valerio habría su mochila y de este saco un pequeño cuaderno entregándoselo. Aldana lo guardo en su mochila por unos segundos asegurándose de que la pequeña bolsa de plástico cayera dentro antes de devolvérselo.

— Ves que no era tan difícil.

Aldana se alejó de él para después adentrarse al baño.

— ¿que cojones?— Rebeka se acercó a él y lo empujó por los hombros.

— ¿Esto no era lo que queríamos? Seguir con el negocio.

— Eres un hijo de puta.— Rebeka siguió a Aldana y abrió el cubículo donde ella estaba.

— Ocupado.— Habló ella sentada con la bolsa entre sus manos.

Rebeka tomó el polvo blanco y lo vació en el lavamanos.

— Creo que no te has dado cuenta que... soy rica Rebeka.— Aldana le respondió.— Y Valerio necesita el dinero. No importa lo que hagas. No puedes detenerme.

— Le diré a tus padres.

— ¿Y que crees que harán cuando yo diga que tú me la vendiste?... Creo que deberías de pensarlo dos veces antes de querer hacer eso. En el peor de los casos, yo soy internada... pero ¿tu?.

Rebeka se quedó callada observándola a medida que Aldana avanzaba a ella.

— Así que, creo que será mejor que pienses una vez más antes de tirar mis cosas por la cañería.

———————————

Su cabeza daba vueltas mientras el ritmo de la canción retumbaba en sus oídos como si los amplificadores estuvieran a cada lado de su cabeza.

Todos celebraban a su alrededor mientras que ella desecaba ser como ellos. Su vida se había ido a la muerda. Todo se había ido por la cañería, todo estaba arruinado.

Observó las piezas de la corona rota sobre el suelo frente a ella.

Tomó los cristales cortando sus dedos. Pero aquello no me importaba, el dolor interno era más grande que miles heridas sobre su piel.

Lo había perdido todo, aunque aún faltaba una cosa.

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GUAUUUUU 50 capitulossssss
Nunca estaré tan agradecida de todo el apoyo q le han dado a este libro.
En verdad que he crecido tanto con esta historia, he tenido muchos problemas con Aldana y sus comportamientos, y también he aprendido mucho de este tema de las drogas y sufrimiento investigando paga enriquecer a este personaje.

Los amo mucho y pronto tendremos un final........ o no.

𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎𝐒 || ELITE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora