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— Joder, Samuel.— Aldana se quejó observando el reloj en su muñeca. Apretó el claxon de su coche con desesperación. Llevaba apenas cinco minutos fuera, pero el tiempo era dinero, como lo decía su padre y ella no era una persona paciente al igual que el.— ¡Que no vives en un puto castillo para perderte en el, Rey, baja ahora!— Ella grito desde su coche.

— Tu eres la que va tarde.— Samuel respondió desde la entrada de su casa.— Yo estaba listo a tiempo.

— Nunca te han enseñado que las mujeres no esperan, ellas hacen esperar.— Ella respondiendo quitando el seguro de las puertas dejando a Samuel entrar. — Y no te acostumbres, que me hiciste un favor y con esto se termina.

— Yo que pensaba que te gustaba ayudar a la gente.

— Si, bueno.— Ella hablo observando por el retrovisor mientras comenzaba avanzar el coche.— Ayudar no te abre muchas puertas.

— Pero se siente bien.

— Preferiría hacer otras cosas que sienten bien en vez de ayudar.

— yo te puedo ayudar con eso.— Samuel hablo con una pequeña sonrisa.

Aldana rodó los ojos haciendo que una risa saliera de los labios de Samuel.— Podría bajarte ahora mismo del coche y hacerte caminar hasta el colegio.

— Es bueno que no eres una mala persona.

— Si, yo no diría eso.— Fue lo último que ella dijo antes de que la conversación terminara ya que ella había subido la música del estéreo.

———

— Pues es una fiesta súper exclusiva. Puede que cante Ámbar Lucid— Ander explicó emocionado robando la atención y sonrisa de Aldana.

— ¿Te mola?— Patrick pregunto.— ¿Te gustaría verla?.

— Mataría por verla.— Ander respondió.

— Phillipe— Patrick llamo al chico que se encontraba con una mirada afligida sentando en las escaleras a pocos metros de ellos.— ¿Y... Ámbar Lucid va a cantar en esa fiesta?.

— ¿Yo que se?— El chico respondió.

Patrick rio antes de acercarse a el.— Claro que lo sabes. Sois amiguis y he visto que también os dais likes.

— Si me disculpáis...— Phillipe lo interrumpió levantándose de su asiento caminando en dirección a Cayetana. Pero Patrick fue más rápido interrumpiendo su camino.

— Patrick, no seas cansino.— Ari regaño a su hermano.

— Shh... Alteza... si nos consigue entradas, este humilde súbdito hará lo que vuestra merced desee.

Aldana y Enzo rieron al ver el vocabulario de su hermano.

— Hare un par de llamadas, anda.

——————

— ¿A mi no me invitarás a la cena de presentación?— Aldana pregunto acercándose a Guzmán.

— ¿Quien te lo dijo?— Guzmán pregunto.— ¿Tú noviecito?.

— No, fue Benjamín.— Aldana tomó asiento en una de las mesas.— Esa familia no sabe guardar secretos... Claro, no como nosotros.

𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎𝐒 || ELITE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora