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Los audífonos tapaban los oídos de Aldana. Habían confirmado la fecha del juicio que sería en de dos semanas apartir del día hoy. La noche anterior habían llamado a su padre pidiendo una recompensa por las pruebas de la culpabilidad de Rafael.
— Mi niña— Joana llamo a la puerta de Aldana. Ella quito los audífonos de sus oídos— Te buscan.
— ¿Quien?— ella frunció el ceño.
Detrás de la espalda de Joana salió Polo. Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de el, mientras que en la de Aldana se dibujaba una mirada de pena.
— Los dejó solos— Joana se retiro.
Aldana se inclinó y se sentó en su cama. Polo camino hasta ella, quito las cobijas del cuerpo de Aldana y se sentó en la cama. Quito sus zapatos y se recostó junto a ella.— Anda, ven aquí.— Polo extendió los brazos en la espera de Aldana. Ella sonrió tratando con tristeza y se recargó sobre su pecho— yo te creo, Aldana.
Los sollozos comenzaron a salir de la boca de Aldana manchando de lágrimas la camiseta de su amigo. Polo acarició el cabello de Aldana.
— ¿Que les he hecho para que me traten así?— pregunto entre lágrimas.— nunca van a entenderme, ni siquiera lo intentarían.
Polo observó a Aldana rompiéndose frente a él. Sus ojos se encontraban hinchados y sus mejillas mojadas, su cabello estaba despeinado, incluso en las peores situaciones ella seguía siendo la mujer más hermosa.
— Shhh— Polo la consoló. Después de varios minutos Aldana se quedó dormida sobre el pecho de Polo. El con la chica entre sus brazos pensó lo doloroso que era para ella pasar todo aquello sola, a diferencia de sus madres los padres de Aldana apenas ponían atención a la adolescente. Pero el sabía que Aldana era fuerte, y ella podía salir de esto.
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Aldana camino hasta la mesa donde Marina se encontraba sentada. Ella mantenía la cabeza baja. Aldana golpeó sus manos contra la mesa haciendo sobresaltar a Marina.
— Necesito esos papeles ya, Marina— Amenazo Aldana.
— Que yo no los tengo.
— Tu sabes lo importante que son, Justo ayer llamaron para pedir una recompensa. Yo no me ando de juegos.— Presionó mientras acercaba su rostro al de Marina — tu hermano llamo ayer pidiendo ayuda para la fianza de tu papá, le vamos a ayudar, pero si tú no regresas esa carpeta tu padre y toda tu familia quedarán en la calle, ¿me entendiste?. El Juicio es en dos semanas, así que si para ese entonces no los tengo, van a estar en la mierda.
