HECHIZERO ERMITAÑO

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—Hola Samy, ¿cómo has estado? —dijo el pelirrojo cuando la puerta de aquel apartamento fue abierta

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—Hola Samy, ¿cómo has estado? —dijo el pelirrojo cuando la puerta de aquel apartamento fue abierta.

—Hola Kwan hyung— sonrió amigable al reconocer de quien se trataba —he estado bien, gracias— se hizo a un lado para dejar pasar al mayor —pase, para serle sincero no creí que llegara tan pronto.

—¿esperabas mi visita? — preguntó divertido alzando una ceja.

—vi su ultimo post es Instagram— mencionó tranquilo en lo que se dirigían a la sala —y se perfectamente que solo compra ese pastel cuando algo malo le sucede— señalo la caja que traía consigo —en esos casos hay dos opciones, o se encierra en su departamento maldiciendo a medio mundo y se le ocurren más ideas para próximos libros, o viene hasta acá para compartirlo con Sangmin— rio divertido al ver la cara indignada del escritor.

—Me siento ofendido, este pastel es muy delicioso, por lo podría haberlo comprado por cualquier otra razón que no sean necesariamente las que mencionaste.

—¿en serio?

—...Está bien, me descubriste— dramáticamente puso su mano en su pecho derramando falsas lagrimas —pero en mi defensa este pastel tiene cierta magia para curar la depresión, y hablando de pasteles ¿dónde es-

No tuvo que decirlo, pues un grito de una voz dulce, y rápidos pasos retumbando en el suelo, interrumpieron su pregunta.

—¡Tío SeungKwan! — el dueño de aquella voz se lanzó sobre el nombrado, quien, sin problema alguno lo cargó entre sus brazos —lo extrañe mucho— abrazaba el pequeño del cuello al mayor.

—Lo sé Sangmin, yo también me extrañaría— dijo el pelirrojo causando las risas de los presentes.

—¿quiere ver mis juguetes? Papá me compró más desde la vez que nos visitó.

—Ya era hora, entiendo que tu padre a veces sea un poco tacaño, pero el decir que tienes suficientes juguetes no lo creo justo ¡jamás son suficientes juguetes! — exclamó SeungKwan con un falso enojo, divirtiendo al pequeño.

—No se preocupe hyung, después de que llegara con cinco bolsas de juguetes, un viaje a un parque de diversiones, y luego de haber amenazado a Seokminnie, creo que le quedó muy claro de lo es capaz de hacer— recordó Samuel.

—Pues eso espero— advirtió serio, para después cambiar drásticamente su expresión a una amigable —¿no es así minnie? Tu solo dime y soy capaz de incluso enterrarlo vivo— decía con un tono infantil mientras le hacía cosquillas al menor.

—No tío— decía Sangmin entre risas —sino ¿Quién cuidara de mi papi?

—Tienes razón— concordó SeungKwan parando de hacerle cosquillas al pequeño niño pelinegro —lo único bueno que tiene tu Seokmin es ser el esposo de Samy, no me perdonaría si algo le pasa a mi dongsaeng favorito.

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