Drabble wigetta: San Valentín

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Lo único que supe en el momento en que desperté tras sentir los impacientes rayos de sol posándose sobre mis ojos fue que estaba enfadado con Samuel. Era consciente de que estar molesto con él por un simple sueño era más que ridículo, pero no podía evitarlo; todo se había sentido tan real que me resultaba imposible ignorar mi repentina irritación. Me levanté a regañadientes en medio de un bostezo perezoso y me dirigí a la cocina con paso decidido, sin molestarme en echar un vistazo a la habitación de mi compañero para ver si aún estaba bajo las garras del sueño. No planeaba preparar el desayuno para ambos como solía hacer cuando ocasionalmente me despertaba antes que él, aquel sueño me había dejado un sabor amargo en la boca y un deje de resentimiento absurdo que parecía obstruir toda coherencia posible, haciéndome actuar por impulsos torpes. El silencio invadía la casa por completo, y no se escuchaba ni un sólo sonido proveniente de la habitación de Samuel; sólo se oía el incesante “tic tac” de los relojes y el imperceptible zumbido de la heladera. Una vez preparados mis cereales me di la vuelta con intención de regresar a la cama y desayunar allí, cuando me topé con un Samuel cargando una bandeja llena de comida, que al cabo de segundos estaba toda esparcida por el suelo.
- ¡Willy, tío! ¿Qué haces despierto? ¡Esa no era la idea!
Su rostro iba de la sorpresa al cabreo, y por momentos parecía ver un pequeño atisbo de decepción en sus ojos. No tenía ni la menor idea de qué estaba sucediendo o a qué se refería con “la idea”, y mi perplejidad no tardó en convertirse en un balbuceo desconcertado.
- ¿Qué esa no era la idea? ¿A qué te refieres? - dije, poniéndome en cuclillas para recoger los platos que ahora adornaban el suelo de la cocina con todo su contenido dispersado.
Fue en ese momento cuando la ví: había una pequeña carta acompañada por una rosa sobre la bandeja que Samuel aún sostenía con desgano. ¡Era San Valentín y yo como un idiota lo había olvidado, dejándome llevar por un cabreo incoherente! La culpa se apoderó de mi cuerpo, haciéndome actuar de manera torpe al intentar limpiar la comida que había manchado el pijama de mi compañero; ni siquiera me había dado cuenta de que ambos teníamos café decorando nuestra ropa.
- Joder Samu, lo siento, lo siento muchísimo. Había olvidado qué día era, soy un tonto, perdóname - farfullé, sintiéndome de repente impotente por haber sido tan torpe. ¿Por qué siempre me dejaba llevar por mis impulsos?
- Está bien hombre, no hay de qué disculparse, es sólo ropa, luego la lavamos. - Una sonrisa surcó su rostro, y mirándome con ternura me dijo: - Feliz San Valentín.
Se acercó a mis labios besándolos suavemente, como si aún estuviera medio dormido, y no pude evitar corresponder a su sonrisa.
- ¿Qué hacías viniendo a la cocina con eso? - inquirí, señalando su mano derecha que aún sostenía firmemente la bandeja.
Él dirigió su vista a la misma, como si en todo ese tiempo no hubiera sido consciente de que seguía cargándola, y acabó por dejarla en la encimera que se encontraba a mi espalda.
- Iba a llevarte el desayuno a la cama y había olvidado algo en la cocina, así que vine a buscarlo, pero da igual - contestó. En ese momento sentí la culpabilidad apoderándose de mí nuevamente, y miré al suelo avergonzado para susurrar un patético “perdóname” - No te disculpes chiqui, que no ha pasado nada. Anda, toma - dijo alegre, extendiendo su mano para tomar la rosa y la carta y entregármelas - esto era lo importante del regalo.
Lo miré atónito; no podía creer que no estuviera enfadado conmigo, después de todo había arruinado el regalo en el que, evidentemente, había estado trabajando toda la mañana. Sin siquiera aceptar lo que él estaba tendiéndome, me abalancé a sus labios como si no los hubiera besado en mil años. Al principio pude notar su sorpresa, pero tras unos segundos me correspondió el beso, y pude sentir sus manos rodeando mi espalda. En el momento en que nos separamos uní nuestras frentes y lo miré lo más fijo que la escasa distancia que nos separaba pudiera permitirme.
- Feliz San Valentín Samuel - afirmé, dejando que una enorme sonrisa se apoderara de mis facciones. 
Finalmente tomé la rosa y la carta que él aún sostenía, y lo cogí de la mano, arrastrándolo conmigo hacia la heladera.
- Venga, ahora me toca hacer el desayuno a mí.

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Tarde pero seguro! xD Espero que les guste <3

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