Drabble wigetta: Nieve

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En el instante en que la nieve comenzó a inundar Madrid lancé mi libro a quién sabe dónde, con la ciega esperanza de que cayera sobre algún lugar acolchado si es que tenía suerte, y sin molestarme siquiera en marcar la hoja que estaba leyendo. Lo único que me importaba en aquel momento era ir en busca de Samuel, que se encontraba en el salón buscando alguna película que lograra entretenernos en esa fría tarde de invierno, para que pudiéramos salir al jardín al encuentro de aquella nieve blanquecina y húmeda que ya comenzaba a tapar por completo el suelo y algunos techos vecinos.

Nos enfundamos en el primer abrigo que encontramos en mi habitación y nos dirigimos al exterior, siendo recibidos por un incesante viento helado que parecía querer convencernos de entrar nuevamente a la casa, y una fuerte nevada que nos produjo escalofríos al entrar en contacto con nuestro cuerpo. Todo se veía cubierto como por una capa de plata, provocando que cada pequeña cosa que se alzara ante nuestros ojos pareciera congelada, y la neblina que nos rodeaba creaba la sensación de estar contemplando un día descolorido. No podía apartar la vista de aquel hermoso panorama, como si la ciudad entera estuviera atrapada bajo las frías garras del invierno, y me quedaba petrificado cada vez que sentía la nieve sobre mi rostro. El frío y los temblores eran incluso algo de lo que no me daba cuenta siquiera, mi cabeza sólo estaba concentrada en los que mis ojos veían en aquel momento, y era simplemente maravilloso.

Samuel se acercó a mí y me abrazó por la espalda, transmitiéndome súbitamente su calor, y pude sentir su cálida respiración rozando mi oreja. El vaho salía de mi boca a cada exhalación que daba, confundiéndose con la neblina y chocando con los escurridizos copos de nieve que se suicidaban en el suelo. Éramos las únicas personas en la calle, abrazados y viéndonos diminutos en comparación con el resto del mundo, que se escondía en el resguardo de sus casas. Zafándome del agarre de mi compañero me senté en la fría nieve, sintiendo al instante cómo se posicionaba frente mío para que quedáramos cara a cara. Nuestras miradas se cruzaron acompañadas de una tímida sonrisa, y nuestros usuales acercamientos no se hicieron esperar. Nuestros labios parecían acariciar la boca del otro en lugar de besarla, se movían con lentitud como si tuviéramos todo el tiempo de mundo, y podíamos sentir el frío viento entre nuestros rostros cada vez que nos separábamos. Decir que amaba a Samuel se quedaba extremadamente corto, no había nada mejor que sentir su respiración tan cerca y sus manos rodeándome la cintura, intentando acercar nuestros cuerpos en busca de calor. La felicidad era innegable, se nos notaba hasta en el brillo de los ojos, y nos veíamos como unos tontos enamorados allí tirados en la nieve, besándonos como si no tuviéramos nada mejor que hacer. Pero es que no lo había, no podía haber nada mejor que esto. Y no me arrepentía en lo absoluto.

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Decir que tardé mil años en terminar esto es quedarme corta, perdonen! >< Espero que les guste <3

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