Drabble wigetta: Amor sin etiquetas

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Nunca creí en las señales. Esas cosas del destino, los mensajes ocultos en la cotidianeidad de nuestras vidas; me parecían lejanas, irreales, algo que la gente se inventaba cuando no tenía el valor suficiente para admitir lo que sentía. Entonces buscaban ese respaldo, se refugiaban en las ganas de no hacerse cargo, de que el culpable de sus decisiones fuera esa señal confusa y dudosa que interpretaban a su antojo, fuera buena o mala. No creía en las señales, nunca lo había hecho, pero hoy no podía dejar de pensar que todo lo que me había estado pasando durante la semana había sido un mensaje oculto tras otro.

Todo había comenzado el domingo, cuando decidí hacer una limpieza profunda de mi habitación. El confinamiento que estábamos viviendo me generaba la necesidad de tener todo ordenado y bajo control cada minuto del día, más que de costumbre. El no poder salir a la calle hacía que mi casa pareciera cada semana más diminuta, y de vez en cuando decidía ponerme a limpiar encima de lo que ya estaba limpio para sentir que mi vida estaba en orden. Hacer la cama, lavar las ropas pendientes, trapear los pisos, acomodar cajones. Ahí fue cuando llegó la primera señal.

Nuestra pulsera.

Señal número uno.

En uno de los cajones de mi habitación encontré la pulsera que compartía con Willy hacía cinco años, esa que llevábamos a todas horas y que ahora no usábamos hacía tanto tiempo. Recuerdo que por aquel entonces había sido el último en dejar de usarla, durante varios meses caía en la tentación de volver a ponérmela cuando estaba triste, cuando echaba de menos, cuando necesitaba sentirme un poco más como en casa incluso sabiendo que Willy ya no la utilizaba. Con el pasar del tiempo tuve que comenzar a sentirme como en casa con otras cosas, tuve que empezar a olvidar, a dejar de sentir, a ya no demostrar todo aquello a lo que había estado acostumbrado durante mucho tiempo. Ahora no veía esa pulsera hacía años. No es que la hubiera olvidado, no sería capaz de olvidarla nunca, pero no ocupaba mis pensamientos cotidianamente ni mucho menos.

Verla me generó mil sensaciones dentro, aunque el tiempo hubiera pasado era imposible no recordar todo lo que habíamos vivido, el momento en el que decidimos comprarlas, nuestras sonrisas cuando nos las pusimos por primera vez, inclusive las especulaciones que tenían muchos seguidores en Twitter sobre ellas. Tengo que admitir que leíamos más de lo que contábamos, y que muchas veces acertaban en sus locas teorías, que tan locas no eran, pero nosotros nos callábamos y disfrutábamos del secreto puertas adentro.

Volví a guardarla, no quise darle muchas vueltas, cada uno había avanzado y estábamos en una etapa diferente ahora, Willy a punto de casarse y yo en pareja. Pero fue imposible no sentir un nudo en el estómago cuando la sostuve en mi mano. No le di importancia.

Los días pasaron, ya era miércoles, el día transcurría con total normalidad hasta que una notificación en Twitter me llamó la atención. Yo conocía a ese user... y no lo leía hacía mucho. Hacía demasiado, mejor dicho. Entré a su perfil, su tweet me había generado demasiada intriga, no entendía bien a qué se refería pero hablaba sobre algo de "volver". ¿Volver a dónde? Fue leyendo un poco más que me di cuenta de que muchos seguidores antiguos estaban volviendo a la red social, interactuando con nosotros, retwitteando cosas viejas, saludándose entre ellos.

Señal número dos.

Sonreí mucho esa tarde, y tengo que admitir que me quedé embobado bastante tiempo leyendo cómo interactuaban entre sí y viendo como revivían momentos que habían pasado cinco años atrás. Era como revivir los recuerdos con ellos pero desde las sombras, nunca supieron que me enteré de todo. Al mismo tiempo era agradable volver a leer sus nombres, ver sus fotos, aquellas épocas habían sido las mejores y la interacción con el tan famoso "fandom" era constante en ese entonces. Podría decirse que había una relación bonita, de cercanía con algunos, sentir que nos acompañaban y que estaban ahí siempre. Ahora no se sentía igual, a veces echaba de menos ese sentimiento de pertenencia que tenía en el 2015, donde realmente disfrutaba de interactuar con la gente, ahora todo era más automático y mecánico, que video por aquí, directo por allá, pim pam, y al final ya no era igual. Reviví muchas cosas esa tarde, algunas incluso que no recordaba bien o en lo absoluto, y sentí una mezcla entre felicidad y nostalgia. Todo era super distinto a esos tiempos, Los Ángeles parecía ser otra vida, Apocalipsis Minecraft, Luzu y Lana, mi convivencia con Willy, nuestra relación... Con el pasar de las horas tuve que dejar de pensar en eso y concentrarme en el ahora. Aunque fuera lindo rememorar lo viejo, el exceso terminaba generando demasiada nostalgia y se tornaba triste, saber que no se podía volver a nada de eso, que ahora vivía sólo en nuestras cabezas y en los videos que habíamos subido durante ese tiempo. Era hermoso y deprimente al mismo tiempo. Cerré Twitter. Me concentré en grabar.

Sábado, 9pm, llamada con Silvia. El confinamiento se hacía sentir cada vez más con el pasar del tiempo, echaba de menos a mi novia y mis amigos, quería salir y retomar mi vida normal. La única forma que había encontrado de llevarlo mejor había sido a través de las llamadas. Todas las noches hablaba con ella, nos contábamos nuestro día, prendíamos la cámara, a veces incluso la acompañaba en su hobby de ver alguna peli vieja de Disney, a pesar de no ser mi pasatiempo favorito. Estuvimos hablando durante cuatro horas hasta que se hizo tarde y tuvimos que despedirnos, ambos debíamos despertarnos temprano para trabajar, ella en su revista, yo en mi canal.

- Vale chiqui, hablamos mañana entonces. Que duermas bien – se despidió.

Me quedé mudo. Ella cortó la llamada.

Chiqui.

Señal número tres.

Silvia nunca me decía chiqui, jamás lo había hecho con anterioridad tampoco. Chiqui, esa palabra que con Willy era tan constante, tan rutinaria, tan nuestra. Nuestra y ahora en su boca. Me dio un escalofrío. No sabía por qué me hacía sentir tan raro lo que había pasado, era solo una palabra y a mí me dolía el estómago como si hubiera ocurrido lo peor del mundo. Pero es que no era solo una palabra, era nuestra palabra, la nuestra de hace cinco años, esa que no volvería a pasar, no con el mismo significado, no con la misma frecuencia, y sobre todo no con la misma dulzura. Chiqui, mi chiqui, y no había otro chiqui, ni siquiera yo ante los ojos de Silvia. Esa noche fui directo a mi cajón, titubeé, caminé dando vueltas por la casa. ¿Estaba loco? Cinco años habían pasado. Definitivamente estaba loco.

Yo con pareja.

Willy a punto de casarse.

Ambos en casas diferentes.

Cinco años.

Chiqui.

Me puse nuestra pulsera.

Todavía hoy no logro entender por qué lo hice, ni qué significado tiene. No entiendo tampoco el nudo en el estómago de ese momento, que poco a poco se transformó en una pequeña sonrisa cada vez que la veía alrededor de mi muñeca y recordaba mil imágenes que venían como una ráfaga a mi cabeza. No me interesa tampoco buscarle el significado, ni saber si fueron señales, o creer que el mundo tiene un mensaje para mí. Pero si tengo que interpretar obligadamente ese mensaje elijo leer que a las personas a las que vale la pena querer no hay que quererlas con etiqueta, ni con nombre. Que hay que quererlas como son, porque sí, por ser ellas, desde el vínculo que sea. Que el amor trasciende la forma, que no importa si es de pareja, de amistad, o de familia, que un vínculo es más fuerte que una palabra. "Novio", "amigo". Más bien Willy.

Suena una llamada en Discord.

- ¿Qué tal compañero? – dice Willy del otro lado, sacándome de mis pensamientos.

Acaricio la pulsera por debajo de la mesa para que no la vea, no quiero dar explicaciones. Pero sonrío, sonrío bien amplio, y lo saludo cariñosamente.

Ni novio, ni amigo.

Willy.

Y con eso me basta.


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Bueno bueno pero qué pasa por acá! Literalmente cuatro años pasaron desde que estuve acá por última vez jajajja. Esta semana el fandom del 2015 se volvió a reunir en Twitter y como conmemoración a los lindos recuerdos que revivimos todos juntos decidí escribir un drabble wigetta, que es lo que más disfrutaba hacer por aquel entonces. Tengo que admitir que me hace muy feliz el reencuentro de todos y que compartamos tantos momentos vividos, así que espero que disfruten de este pequeño regalito para que recordemos todos una vez más esa época wigetta tan bella ♥

Y una mención especial a la bella de Susy Westt (@SusyWestt en Twitter) por dejarme usar su dibujo como portada del drabble ♥

Muchas gracias por leerme, tanto en aquellos tiempos como hoy, un beso enorme para todos z4

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⏰ Última actualización: May 19, 2020 ⏰

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