Mentiría si dijera que pegué buen ojo en la noche. Apenas eran las seis de la mañana cuando el sueño me abandonó por completo dejándome un estrés total y una ansiedad incalmable.
Si bien tengo un tic nervioso en el pie derecho eso ahora era una ametralladora agujereando el suelo. El sofá era malditamente incómodo, tanto como no me acordaba y mi posición toda encorvada no me ayudaba en lo absoluto. A media madrugada ya me había corrido al suelo, sin embargo había mucho frío y tuve que regresar al sofá.
Me dolía toda la espalda y mis párpados pesaban de sueño. Las seis de la mañana al llegar dejaron en mí un despertador imaginario, y no aguanté más, me levanté del sofá directo a mi habitación. Agarré el pomo de la puerta con suavidad, evitando hacer el menor ruido posible, y asomé la cabeza dentro de la habitación.
La molesta claridad se filtraba por las persianas como era habitual, sin embargo, la oscuridad era mayor que en todo el resto de la casa. Las sábanas estaban todas desparramadas por la cama mientras un cuerpo aprovechaba su extensión a todo esplendor. Los rizos castaños y largos estaban esparcidos por la almohada, dándole aspecto de caracol con un color casi de oro; sus mejillas, una más presionada que la otra, sus labios de expresión de puchero, con el ceño relajado y apaciguado. El color de la piel de JungKook era precioso, rondando entre un bronceado de un sol de verano mezclado con la oliva, dejando la cremosidad a la vista, sin embargo, las líneas algo expuestas por toda su espalda y parte de sus brazos manchaban el sólido color, unas más blanquecinas que las otras.
Todo desde ahí más cerca, cuando me fue inevitable adentrarme un poco más para poder ver a Kookie. Se veía relajado, imaginándolo como cuando se ocupaba el sofá en las noches. Sus ojos no sembraban esa resequedad ni indiferencia, a pesar de que ese color miel te hablandaba hasta la última célula.
Si pensaba batallar por mi cama ese día, había estado equivocado, porque Kookie se había ganado esa noche de descanso; y como normalmente descansado era más dócil salí de la habitación con el mismo cuidado con el que entré, añorando que cuando fuera el momento en que despertara pudiéramos tener alguna conversación.
Las horas pasaron y fue momento para que mi estómago reclamara algo de comida y un buen café para espantar las ganas de tirarme en un colchón.
Mientras trasteaba en la cocina, preparando un buen desayuno mientras tomaba el introductorio café, encendí la radio para escuchar esa famosa melodía de At my Worst. Con una ligera sonrisa moví las caderas mientras picaba la manzana en cubitos y cantaba lo poco que entendía del coro, girándome para dejar el recipiente sobre la mesa-
—¡Por la mierda! —chillé, trastabillando con el plato de las manzanas en mi mano.
El corazón se me salía por la boca y la mano en el pecho no me bastaba para calmar la taquicardia que estaba teniendo al ver a Kookie sentado en la mesa, con una expresión soñolienta mirando como había estado, tal vez, bailando; las sábanas cayendo desde su cabeza y envolviéndose por todo su cuerpo, dejando solamente su rostro a la vista.
Dejé el plato sobre la mesa, agarrándome de ella mientras suspiraba para mirarle.
—Koo-Kookie no hagas eso. Mierda a sido un susto horrendo.
El chico de cabellos castaños pestañeó tan lento que juré ver el gesto en cámara ultra lenta, bostezando calmado.
—Buenos días para ti también —dije otra vez, intentando hacer que hablara.
Esta vez me miró y luego chistó como si fuese una completa molestia. Llevé mis manos a una de las tazas y la llené de jugo, mientras me hacía con la mía.
—Supongo que hoy tampoco quieres hablar conmigo ¿no? Está bien, comprendo que no te caigo muy bien al parecer —Comencé, acercando el vaso y dejándolo frente a él. Kookie se acercó, oliendo por encima el aroma de la naranja. Su nariz frunciéndose con ternura—. Pero lo tienes que hacer. Lo —recalqué— tenemos que hacer. Estamos juntos y las reglas de convivencia son válidas —expliqué, girándome a la meseta para tomar las rodajas de pan—. Así que espero que dejes tu indiferencia. Ahora eres humano, ocupas un lugar en la sociedad por tanto-
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𝐊𝐨𝐨𝐤𝐢𝐞, 𝐖𝐡𝐲 𝐘𝐨𝐮? • [𝐉𝐮𝐧𝐠𝐇𝐨𝐩𝐞]
Fanfiction-¿Ko-Kookie, eres tú? -tartamudeé nervioso. -Sí Jung HoSeok soy Kookie. -gruñó. Y solo bastó eso para que saliera corriendo al baño y encerrarme ahí. ⚠ Apartado distribuido por la plataforma de Wattpad. Todos los derechos reservados a la autora. No...