♠♥ |キングスエリア| ✦♣
𝑺𝑪 | Dónde Adasuki se vuelve dueña de la oscura versión del nuevo mundo.
O
Dónde el tormentoso pasado que fue borrado de su mente, vuelve para arrastrarla al lugar maldito que pertenece.
𝘚𝘶𝘨𝘶𝘳𝘶 𝘕𝘪𝘳𝘢𝘨𝘪 𝘢𝘯𝘥 𝘈𝘭𝘪𝘤𝘦...
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♥♠✦☘ | ➥All my style, all my grace
All tried to save my face ➘
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〖第𝟐章〗➤𝐁𝐚𝐧𝐞 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐭
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Recitaba una y otra vez la frase que se encontraba escrita sobre la pizarra, y que la atormentaba día y noche: "Mi alma pecadora alimenta a los de abajo. Mi sano juicio aligera la carga".
Las palmas de sus manos habían tomado un color rojizo al ser azotadas por un reglón, cada vez que se interrumpía a sí misma tan siquiera por tomar aire suficiente para seguir, temblaban levemente y aún sentía el tortuoso cosquilleo que quedaba tras ser golpeadas con crueldad. Su labio inferior se encontraba ligeramente roto al ser mordido con fuerza cada vez que trataba de reprimir sus impulsos por defenderse, o para no ceder ninguna lágrima de rabia frente a ellas.
No era una pesadilla, era el mismísimo infierno disfrazado como el Edén para niñas con aspiraciones arrebatadas, degradadas a ser esclavas de las almas más perversas.
—¿Ya lo sientes, Adaline? Tu progreso está siendo bendecido bajo la gracia de los seres espirituales—. Elogió la regordeta mujer con una sonrisa de oreja a oreja, alejando a sus subyugadas posó su mano sobre el ondeado cabello de la joven y comenzó a peinarlo delicadamente.
Su mandíbula dolía ante la presión que ponía, sentir su presencia cerca revolvía su estomago y acrecentaba el dolor en su pecho. Dejó escapar un susurro involuntario que no pasó desapercibido para la mayor. —¿Puedes repetirlo mi dulce niña?— sus dedos se deslizaron hasta su mentón haciendo que alzara la mirada hacia ella, y pudo determinar en esas orbes mieles un destello de desprecio absoluto.
—Adasuki—. Escupió, como si fuera veneno, el cual surtió un rápido efecto, porque en respuesta recibió una brusca bofetada por parte de su tutora. —¡Estoy diciendo la verdad! ¡Me llamo Adasuki!— chilló intentando empujarla, pero apenas pudo tocar su largo y pulcro vestido antes de que su cabello fuera jalado con una fuerza sobrehumana. Mantuvieron sus ondeados mechones sostenidos, obligándola a mirar a su verdugo directamente a los ojos; era una de las pocas ingresadas que se rebelaba de tal manera, y el resultado siempre era mucho peor que haber llegado a causa de crímenes. Gracias al golpe anterior, parte de sus labios habían abierto heridas, mal sanadas, que sangraban hasta gotear sobre su uniforme, hecho que asqueó y encendió una macabra idea en la cabeza de la mujer que la miraba con desaprobación.
