Seis

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Ambos estaban parados frente a la puerta de madera cerrada. 

-Se le hizo tarde y no tendió su cama -Wei Ying susurró luchando contra el nudo en la garganta -Prometió hacerla cuando regresara pero no cumplió con su palabra, bueno -Rió amargo -Ni siquiera regresó

Jin Ling miró la perilla invitándolo a entrar.

-Entra tú -La mano acarició sus cabellos por detrás, acomodando todo correctamente en la caída de su coleta alta -Todavía no estoy listo 

Peinó un poco su flequillo antes de caminar a la habitación que compartía con su marido, arrastrando los pies. Cansado. 

Suspiró pesado antes de armarse de valor para abrir la puerta. 

Lo primero que lo invadió fue su olor, ese vago olor de su perfume que ocupaba todos los días pero era tan sencillo y simple que le obligaba cerrar los ojos para poder aspirarlo, creando en su cabeza la imagen clara de su sonrisa, sus palabras, su rostro, sus caricias. 

Sus ojos húmedos parecían formar parte de su nuevo día a día porque no podía contenerse, no podía amarrar esos sentimientos que se desmoronaban uno a uno. Ya no tenía nada que dar, nadie a quien dar.

Miró la cama destendida, las almohadas todavía hundidas por el peso de esa hermosa cabeza con nuevas ideas que jamás se llevarían a cabo. Ideas perdidas, nuevos conocimientos, alegría. Todo lo que estaba dentro ahora estaban en la nada, durmiendo en su cabeza para siempre.




AlexG.

Peonías Con Olor A Tristeza [MDZS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora