Diecinueve

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Entonces JingYi corrió directo al único lugar que se le vino a la cabeza, como una iluminación que jamás esperó. Sin decir nada a nadie salió corriendo por el otro lado de la calle, dejando desamparada a una YanLi sentada en una de las bancas bajo un techo de concreto. 

No escuchó los gritos, ni los autos en movimiento. Lo único que tenía en la cabeza eran las imágenes de años atrás. De los cuatro jugando en una construcción abandonada en las afueras de la avenida principal que daba directo a la carretera que despedía a la ciudad. 

Recordaba como SiZhui los regañaba con suavidad por meterse en una propiedad privada. Sí, pero abandonada.

Solían subir corriendo por las escaleras de concreto mal hechas que, si no fuera porque SiZhui en verdad se tomaba el trabajo de cuidarlos, un accidente ya hubiera sucedido en ese lugar hacía años. 

Tenía las imágenes tatuadas de cómo solían sentarse en la barda del quinto piso mirando las luces de la ciudad, bromeando, riendo y amenazando con empujar a alguien si se pasaban de listos. Jin Ling era el más pequeño del grupo, haciendo a todos sentirse más inclinados e protegerlo e impedirle sentarse en una de las esquinas, siempre en medio de dos personas. 

Corrió lo máximo que sus pies le permitieron, importándole poco que su piel sintiera las gotas heladas como pinchazos de agujas incrustándose en su piel. 

Llegó y miró arriba, cubriendo la vista con la mano para poder ver bien la imagen de arriba. 




AlexG.

Peonías Con Olor A Tristeza [MDZS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora