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"Mi desición" pensé para luego sonreír ampliamente.

Este era mi momento por lo que no me detuve a pensar dos veces cual era mi siguiente movimiento; Me levanté de mi asiento para comenzar a buscar el cuerpo ajeno, demore varios minutos hasta que por fin lo encontré, lo tome de lo que parecía ser una corbata y lo jale hacia mi. Con mis manos palpe su cuerpo hasta llegar a su rostro dándome cuenta que este estaba bien y que era algo bajo de estatura para mí pero no me importó, él me hacía feliz por lo que el físico salía sobrando entonces en un acto de amor, al menos por parte mía, uní nuevamente nuestros labios solo que esta vez yo quería más.

Entre tropiezos y manoseos llegamos hasta el tocador, con la respiración agitada me separé de él para sentarme en el mueble sin pensar mucho si estaba haciendo lo correcto, yo quería ser una con él, devolverle un poco de lo mucho que él me había regresado; Recargue mi espalda en el frío espejo, alce los brazos como si quisiera un abrazo y entonces hablé.

- Ven. Hazlo- Dije segura con el acto seguido de separar mis piernas

- Oh cariño mío- Colocándose entre mis piernas y mis brazos - ¿Estás segura?- Pasando su lengua por mi cuello

Quise abrir los ojos pero me contuve de hacerlo pero me límite a soltar un suspiro ante su acto - Más que nunca-

En mi cuerpo sentía como él recorría el interior de mis muslos hasta llegar a la tan mencionada "Flor de la mujer" Sentía como me acariciaba con gentileza e incluso me atrevo a decir que con amor. Me hacía temblar con su más fino roce, me hacía derretir con cada suspiro que él soltaba y con cada gemido que él me provocaba.

Estábamos piel con piel gozando de nuestros tactos y degustando de nuestros sabores, mordiendo y arañando nuestros pechos y nuestras espaldas, quemando nuestros cuellos con nuestros alientos... Impacientes de cometer el acto carnal, aferrando nos el uno al otro para que así él pudiera al fin entrar en mi y llegar juntos y  plenos a la gloria prometida.
Estocadas suaves, delicadas fueron la primera opción pero a decir verdad no duraron mucho ya que nuestra lujuria era tan grande que empezamos a movernos a son y sin compasión; Fundidos bajo una misma melodía, encajando nuestras uñas en la piel, hiriendonos una y otra vez, implorando que no nos detuvieramos, gritando por más sin importar quién nos pudiera escuchar, ese era justo el momento en que nos hacíamos adictos el uno al otro.

Después de una fuerte contracción ambos llegamos al clímax. Exhaustos terminamos en el piso, oía la puerta ser golpeada desesperadamente pero no me importaba, solo quería estar un tiempo con él así, yo acostada en su pecho y él acariciando mi cabello. 

- Creo que los deberes nos llaman- Volteando hacia la puerta

- No hagas eso por favor-

- ¿Hacer que?-

- Hacerme sentir como una prostituta a la cual solo fornican y luego cada quien se va por su lado- Aferrándome a su pecho - Solo un minuto más, por favor-

- Mi hermosa flor, aunque fueras una nunca te haría sentir así... Escúchame, no voy a dejar ni te voy hacer sentir usada otra vez ¿Me entendiste?-

- Gracias, por todo-

- No tienes nada que agradecer, solo hago mi traba... Jo- Dijo pasmado y en susurro las últimas palabras

Fruncí el entrecejo tratando de ignorar lo que había dicho, tal vez estaba tan acostumbrado a decir esas palabras que se había equivocado al decirlas pues a todo mundo le pasa cuando están tan metidos en su trabajo.

- Voltea a verme- Ordenó a lo que volteé - No quise... ¿Aún mantienes los ojos cerrados?-

- Claro que sí, no me quiero arriesgar y perderte-

- Hagas lo que hagas no podrás separarme de ti, esa es la verdad-

Los meses pasaron y yo me fui empoderando, ya no le temia a la vida, ya no le temia a mi padre, mi carrera brillaba más que nunca y yo junto con ella. Si no fuera por él mi historia hubiera sido corta, hubiera sido la burla cuando me buscarán en wikipedia, me ayudó tanto; ¡Claro! Teníamos nuestros altos y nuestros bajos como todos pero nuestra extraña relación siguió floreciendo año tras año, él me trataba y me hacía sentir como una verdadera reina y yo a él lo veía como lo que realmente era, mi salvador, no lograba entender porque me había elegido a mí pero no importaba ya que era la relación perfecta, hasta que me enteré de la verdad.

SWEET SACRIFICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora