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Amargura, consternación, dolor, desconsuelo, tristeza y un millón de sentimientos negativos más abrumaban todo mi ser, aún no lograba procesar tanta mala información, yo... Yo solo veía como él lastimaba a mi padre, como ambos hacían mil ademanes mientras que un chillido ensordecedor en mis oídos me impedía entender lo que decían.

Sin más fuerzas en mi cuerpo el ramo de flores cayó de mis manos y junto con el un par de lágrimas de desencanto ¿Acaso está era la verdadera naturaleza de alguien que fue tan bueno conmigo? ¿Todo fue un engaño? Estaba sumida en la decepción, en pena, apunto de colapsar cuando aquel ser que siempre fue tan amable, comprensivo y afectuoso me señaló.

- ¡No iba a permitir que le hicieras eso a mí mercancía! Es un alma muy valiosa así que tuve que venir- Tomando el rostro de mi padre - Tuve que venir a preservar a mi pequeño botón, a mi delicado pétalo, a mi hermosa flor de porquería como tú- Soltandolo bruscamente - ELLA se merecía que le dieras lo mejor por todo lo que te dio y tú ni un gracias le diste, bazofia-

Con sentimientos encontrados tome el ramo y lo aventé con enojo hacia él - No soy una mercancía ¿Oíste?- Dije con la voz quebrada - ¡No soy tu mercancía! No soy nada tuyo-

- Huy me encanta ese lado salvaje ¿Por qué me tratas mal cuando yo fui quién te ayudo?- Cogió mi brazo con tal fuerza que sentía que me lo iba a desprender - Cariño, eres mía desde antes de nacer- Cambiando el color de su esclerótica a rojo

- Yashiro, siéntate- Pronunció con dificultad

Mi padre se paró algo tambaleante ante mi para contarme la historia de mi triste final mientras esos brillantes ojos rojos no me dejaban de ver cómo a una presa más; Durante que papá me daba la gran noticia mi sentido auditivo se iba perdiendo cada vez más, me levanté envuelta en enojo tirando y rompiendo todo a mi paso gritando una y otra vez "¿¡Cómo pudiste!?" "Espero haya valido la pena" Mientras que grandes y gordas lágrimas de cólera rodaban por mi rostro hasta caer de mi barbilla, de pronto la falta de aire se hizo presente en mi cuerpo, mis ojos se sintieron pesados, mis piernas estaban débiles, estaba apunto de caer al suelo cuando rápidamente me cargaron en brazos y lo último que escuche antes de cerrar mis ojos fue "Descansa. No me esperes pero volveré."

No lo volví a ver hasta mi cumpleaños número 23.

Me encontraba en mi cuarto viendo mi reflejo en el espejo, observando como en mis ojos ya no quedaba ni un poco del brillo que había logrado volver a tener, como mi piel lucía grisácea y seca después de estar tan iluminada como el mismo sol... Sintiéndome tan sola porque la sombra que me siguió por tanto tiempo se había ido este último año sin importarle lo devastada y la desdicha que sentía.
Estaba en un enorme cuarto viendo que lo único que me quedaba eran un montón de flores secas con un hermoso significado preguntándome si alguna vez sintió lo que todas ellas significan, inmersa en mis tristes pensamientos cuando una voz familiar resonó por todo el frío cuarto.

- Feliz cumpleaños mi florecilla, extrañe estar cerca de ti ¿Tú me extrañas te?-

Al escuchar su voz mi piel se erizo y mire mi cuarto por todos lados con evidente miedo pues no podía evitar lo que ya estaba pactado - ¿Quién eres?-

- Sabes muy bien quién soy, tuviste años para averiguarlo y ahora solo preguntas para saber si no te haz equivocado... Déjame aclarar tus dudas diciéndote que si, soy quien piensas- Soltó un poco burlesco - Pero no te haré daño, así que tranquila-

- Ya me hiciste daño culebra mentirosa ¿Que más quieres de mi?- Dije con voz arisca y quebrada - ¡Lo que me vayas a decir ven y dímelo a la cara cobarde! ¿Que no te cansas de esconderte entre las sombras? Siquiera mi padre si mostró la cara-

En un pestañeo extendió su brazo para tomarme del cuello para dejarme sin aire - Vaya no recuerdo que fueras tan hostil, si fueras un humano cualquiera te mataría en este instante- Apretando más mi cuello - Pero no, me gusta que apesar de que tienes miedo muestras valor. Por cierto no soy una culebra cariño, soy una serpiente... Una víbora- Soltando mi cuello

Giré a verlo con abominación e inseguridad mientras tosía por la falta de aire

- Huy... Me exalte un poco, lo siento- Sin una pizca de arrepentimiento

- Déjame tranquila, vete-

- Eso no se va a poder cariño, sabes bien el porque pero hoy no, hoy es tu cumpleaños y no soy un ser tan cruel- Apagó totalmente las luce y las volvió a prender en cuestión de segundos - Yashiro, yo solo quiero lo mejor para ti ¿Recuerdas? Por eso vine a tu rescate, nadie en esta tierra te podía dar lo que yo sí. Te mereces que te traten como lo que eres, alguien excepcional- Dijo de manera dulce en mi oído

Frente a mi había un inusual ramo de flores compuesto de laureles, exóticas rosas negras, fritillarias junto con pequeñas manzanas doradas, lo tome entre mis manos observándolo detalladamente, no pude evitar sonreír, sin duda alguna este era el ramo más hermoso que me había dado.

Sonrió victorioso - Veo por tu sonrisa y los suspiros que te ha gustado, me alegro pues esto recalca lo que te dije-

- Me ha fascinado, es exquisito, extravagante, hermoso... Me encanta-

- No te mereces menos pues eres alguien asombrosa y dedicada en todo lo que haces- Hablando con voz hipnótica - Eres la artista más completa que he conocido, en cualquier papel que te den sabes brillar, estoy orgulloso de ti-

Por un breve momento me jalo a las densas sombras para propiciar me un abrazo dispersando todo sentimiento de temor y negatividad que tenía hacia él - Todo lo que dijiste ¿En verdad lo crees?-

- Claro que lo creo y te lo puedo jurar mi delicado capullo, eres eso y mucho más- Dándome un ligero beso - Me tengo que ir, el infierno no se maneja solo pero ya sabes, no me esperes pero volveré y esta vez más pronto de lo que crees-

Y así en un respiro él se volvió a marchar dejando en mi cuarto un silencio sepulcral y en su ausencia el miedo tomo control de mi cuerpo, estaba en una enorme conmoción, en un montón de pensamientos confusos, cuestionandome porque no podía odiarlo... Pero ¿Cómo podía odiar a alguien que desde que lo conocí siempre estuvo para mi? Simplemente no podía, Lucifer no había hecho nada malo para poder odiarlo... Si lo sé, lastimó a papá pero creo que se lo tenía merecido ¿No?
Y así por milésima vez derrame amargas lágrimas mientras trataba de comprender mis sentimientos pero sobre todo que mi acto final estaba a punto de llegar.

SWEET SACRIFICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora