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Youngjo juraba que mataría a su amigo en cuanto lo tuviera en frente. Habían quedado de juntarse temprano en la universidad para entregar juntos el trabajo final, pero nunca apareció.

Y por más que lo llamó, nunca contestó el celular. Así que no tuvo más opción que entregar el trabajo solo.

Fue a la cafetería donde ambos pasaban la mayoría de sus días, porque sí, él también se había vuelto un cliente frecuente y no precisamente porque le gustara beber café, claro que no. Todo era por cierto mesero que lo había dejado flechado, sin ni siquiera verlo venir.

Pero tampoco lo encontró ahí, de hecho se sorprendió por encontrar el lugar cerrado.

Suspiró y se quedó un momento en la entrada intentando descifrar el paradero de Geonhak, podría ir a su casa, pero estaba bastante lejos.

Cuando sus manos comenzaron a congelarse por el frío de la mañana, se dispuso a intentar darse calor soplando con su tibio aliento en ellas.

Pero sus manos quedaron a medio camino cuando vio al otro lado de la calle al chico que le había robado su corazón.

Pero no estaba solo, un chico alto iba a su lado con uno de sus brazos rodeando los hombros del más bajo, abrazandolo. Ambos se reían de algo que Hwanwoong dijo, se veían muy felices.

Y el ánimo de Youngjo no hizo más que empeorar.

Cuando el hombre se despidió dejando un beso en los cabellos de Hwanwoong, se planteó el darse la vuelta. Pero era muy tarde porque el otro ya lo había notado, así que solo se quedó donde estaba.

Hwanwoong se apresuró a cruzar la calle para llegar al lado del chico, extrañado por encontrarlo afuera con ese frío.

-Hola. ¿Qué haces aquí?

-Estaba buscando a mi amigo, no me contesta y creí que podría estar aquí.

-Pues deberías entrar entonces, enfermarás aquí afuera.

-Pero está cerrado.

-¿Qué?

En ese momento Hwanwoong se dio cuenta que, efectivamente, la cafetería estaba cerrada. Y vaya que se le hizo extraño pues Seoho debía abrir ese día. Definitivamente Keonhee lo iba a matar.

-Vaya. Bueno, entremos. Tengo que abrir, pero te puedo dar algo para que entres en calor y esperes a tu amigo.

A Youngjo le hubiera encantado negarse, pero al ver la sonrisa que el otro le dedicó, simplemente no fue capaz.

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Seoho se removió entre sueños, sintiéndose completamente cómodo rodeado por aquellos brazos y el calor que le brindaban.

Con pesar, abrió los ojos. Como le encantaría quedarse así por siempre.

Lo primero con lo que se encontró fue con Geonhak mirándolo somnoliento con una sonrisa, mientras acariciaba su cabello.

-Buenos días.

Su voz era mucho más ronca por la mañana. Le devolvió la sonrisa como pudo, pues apenas veía algo por sus ojos entrecerrados por el sueño.

-Buenos días.

Seoho no recuerda la última vez que durmió tan bien. Despertar junto a alguien, se le hacía simplemente irreal, pero su corazón se hinchó de amor porque no era cualquiera, era Geonhak el que estaba a su lado.

TALKING TO THE MOON | LEEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora