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Seoho corría a toda prisa, sin importarle el frío que calaba sus huesos o los gritos de las damas de la corte llamando su nombre.

Cuando llegó a su destino, se lanzó a la puerta y sin dudarlo, comenzó a tocarla con fuerza mientras las lágrimas empapaban su rostro.

-Por favor... abre, por favor.

Casi tropieza en el momento en que la puerta fue abierta sin previo aviso, pero unos brazos fuertes se lo impidieron.

-¿Qué hace aquí? Sabe que no puede salir del palacio, menos a estas horas.

El guardia estaba sorprendido de encontrarse a su amado y en esas condiciones. Cuando escuchó los gritos de las mujeres buscándolo, lo tomó entre sus brazos y lo adentro al lugar, cerrando la puerta detrás de ellos.

El mayor se aferraba al otro, temblando por el llanto.

-¿Qué pasa? ¿Por qué llora así?

Seoho negó con la cabeza, intentando contener sus sollozos. Geonhak se limitó a sobar su espalda en un intento de calmarlo.

-¿No me va a decir? Me preocupa que venga a estas horas así.

-No es nada... solo te extrañaba, es todo.

El mayor se separó y pasó sus manos por su rostro intentando alejar las lágrimas que seguían rodando. Geonhak no quedó conforme con la respuesta, pero decidió no insistir.

-Yo igual lo extrañé.

Seoho, a pesar de estar exhausto, le sonrió como siempre lo hacía, pero eso no evitó que el otro se diera cuenta de las marcas rojas en su cuello y muñecas, provocando que apretara los puños con impotencia.

-Él--

-No es nada, de verdad... solo, déjame dormir aquí esta noche, por favor.

-Por supuesto que sí.

A pesar de que Geonhak quería matar a ese hombre con sus propias manos, no podía hacerlo, no cuando era el rey al que juró servir toda su vida.

Ambos se recostaron y Seoho se aferró a Geonhak con todas sus fuerzas, solo él lograba curar su herido corazón.

-No es la primera vez que lo hace- El mayor interrumpió el agradable silencio que se instauró entre ellos -pero antes no me importaba. Nunca he sentido que mi cuerpo sea mío de todos modos; Sin embargo, después de conocerte, yo... solo quiero que seas tú quién me toque.

Al levantar la vista, se encontró directamente con la mirada brillante y la mandíbula apretada de Geonhak.

-Lamento tanto no hacer nada por ti. Yo--

-Está bien, lo entiendo. Con tenerte es suficiente, solo te necesito a mi lado.

-Siempre estaré a tu lado; te salvaré, lo prometo.

Seoho quería confiar en sus palabras con todo su corazón, así que asintió, sintiendo como las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Pero no dejó que cayeran, se limitó a besar a su amado, esperando olvidar todo lo demás y solo recordar ese momento; ellos juntos, entregándose al otro sin restricciones, con la esperanza de poder estar juntos sin preocuparse por nada más.





Abrió sus ojos con su corazón acelerado y un nudo en la garganta que no lo dejaba respirar. Aún sentía los estragos de la angustia del sueño pesando en su pecho, pero se obligó a calmarse.

TALKING TO THE MOON | LEEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora