EPISODIO 6 RACHEL AMBER

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MAX P.O.V.

Cuando terminé de montar mi cama improvisada, cubierta por una fina capa de polvo que me hizo estornudar, salí al pasillo. Me ponía un poco nerviosa interrumpir aquella especie de cita entre Chloe y Rachel, pero lo estaba haciendo por algo importante. Tan importante como sus propias vidas.

Esta vez no voy a perderte

Bajé las escaleras despacio, con algo de incomodidad. Al fin y al cabo, era casi una extraña en una casa que había pisado mil veces. Todo era demasiado raro. Y lo fue más al llegar al cuarto o quinto escalón, desde el que podía ver la entrada de la casa. Rachel susurraba algo al oído de Chloe, dándole una botella de vino que habría jurado que no llevaba antes. Me fijé en Chloe; la miraba con especial interés, sin perderla de vista ni por un momento. Se me hizo algo duro verla tan absorta por alguien que no fuera yo, pero era lógico: Chloe había tenido tiempo para rehacer su vida. Y Rachel había estado allí para ella, no como yo. Sin embargo, lo que ocurrió hizo que tuviera ganas de volver a casa. 

David se cercó a la entrada para comprobar al invitado de Chloe y, al ver a Rachel, suspiró. David odiaba a casi todo el mundo que le gustase a su hija, incluso me había odiado a mí al verme por primera vez en la habitación de Chloe, así que no era de extrañar su reacción. De haber sido ella, me habría apartado de Chloe a la velocidad de la luz, hubiera saludado a los adultos de manera incómoda e incluso hubiera ofrecido la posibilidad de irme. Pero eso no fue lo que hizo Rachel. Nada más lejos de la realidad. 

Cuando, de reojo, se encontró a David mirándola, Rachel alzó su cuerpo de nuevo sobre las puntas de sus pies y, rodeando los hombros de Chloe con sus brazos, besó sus labios. Había sido un movimiento rápido, casi instintivo. Chloe abrió sus brazos, sorprendida. Creía que se alejaría de ella, que echaría su cuerpo hacia atrás, como había hecho conmigo en su habitación. Pero no lo hizo. 

David bufó todo lo alto que pudo, dejando clara su disconformidad. Notó mi presencia y, antes de volver al comedor, me lanzó una mirada que casi parecía sentir lástima. Lo que no tenía claro era si se debía a Chloe, a Rachel o a mí. 

Cuando mi mente volvió en sí, mi cuerpo no lo hizo. No podía moverme. Volver arriba sería un poco raro, pero bajar y fingir que no las estaba viendo me lo parecía todavía más. Sobre todo teniendo en cuenta el buen rato que llevaban besándose. Si Rachel lo había hecho para provocar a David, él ya se había ido. Pero allí seguían. En el momento en que las manos de Chloe se dejaron caer sobre la cintura de Rachel, ella abrió los ojos. Fue un segundo, pero le dio tiempo a mirar a Chloe atentamente y, acto seguido, a mí. Yo aparté la vista lo más rápido que pude y, cuando me atreví a volver a mirar (Pareces una voyeur, Max), ya se habían separado, aunque solo lo suficiente como para que sus labios no llegaran a tocarse. 

—Acabas de liármela bastante —susurró Chloe. Parecía emocionada—. Eres la hostia.

Rachel le dedicó una gran sonrisa acompañada de una reverencia a modo de respuesta. 

—¡Max! —exclamó Chloe sorprendida al verme—. Emmm... ¿Bajas o qué, friki?

Aunque estaba claro que no era plato de buen gusto para David, y tampoco parecía serlo demasiado para Joyce, aunque yo no sabía por qué, cenamos los cinco juntos. Chloe y Rachel estaban sentadas al lado y yo me coloqué en la silla libre, frente a Rachel y junto a Joyce. David, cómo no, ocupaba la cabecera de la mesa, pero, durante unos quince minutos, no levantó la vista de su comida. De hecho, sirvió el vino que había llevado Rachel con cierta incomodidad, llenando solo su vaso y el de su mujer. Ella pareció especialmente decepcionada cuando todo lo que le ofrecieron fue un poco de agua.

La vida es extraña sin el azul de tus ojos (Life Is Strange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora