EPISODIO 7 TENGO QUE SABERLO

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CHLOE P.O.V.

Aquella noche había sido bastante rara. Rachel había dormido sobre mí todo el rato, respirando tranquilamente. Estaba preciosa, como de costumbre; la luz de la luna siempre le había favorecido. Sus labios, perfilados, solo conseguían destensarse al dormir. Me ponía nerviosa solo con mirarlos, recordándolos sobre los míos. Un montón de mariposas revolotearon en mi tripa al recordarlo y t uve que contenerlas todo lo posible para no despertarla. 

Pero allí, a un metro de distancia, también estaba Max. Maximus. Mi mejor amiga. La chica con la que tanto tiempo había pasado y en la que nunca había dejado de pensar. Había tantas cosas que me hubiera gustado enseñarle. Realmente creía que Rachel y ella podrían hacer buenas migas. Eran diferentes, como el día y la noche, pero ambas me completaban.

No pude dejar de darle vueltas a todo lo que Max me había contado aquel día. Se suponía que podía viajar en el tiempo. Si no fuera porque era demasiado mala como excusa, no lo creería. Pero había tenido oportunidad de demostrarlo y le había salido bien, fuera casualidad o no. Y si tenía razón y podía viajar, tampoco habría mentido al advertirme de un peligro para Rachel y para mí. No sabía qué leches era lo que habría ocurrido en su pasado futuro, pero no podía dejar de darle vueltas. No podía pasarle nada a Rachel. A ella no. Era lo único que me quedaba. Ella lo era todo para mí, como en su día lo había sido Max.

—Rachel —susurré a su oído al desvelarme, a eso de las cinco de la mañana—. ¿Estás despierta?

—Si no lo estuviera no iba a responderte que no, Price. —Su voz era tan jodidamente sexy...— ¿Desde cuándo madrugas?

—Creo que voy a ir con Max al Two Whales hoy.

—¿Me despiertas para eso?

Se molestó en incorporarse levemente para dedicarme una mirada amenazadora. Sus ojos verdes estaban cansados y apenas se mantenían abiertos. Su cara estaba a unos centímetros de la mía. Sin embargo, mi cabeza estaba pendiente en demasiadas cosas como para ponerme nerviosa por eso. 

Y de pronto sentí un miedo terrible. Miedo a perderla. Miedo a perder a otra persona de nuevo. Pocas personas tenían tantos planes de futuro como ella. Pocas personas vivían tan intensamente. Pocas personas se merecían vivir más que ella.

 —¿Qué te pasa? —Sus ojos se abrieron del todo de pronto. Un tono rojizo alrededor de su iris verde—. Y antes de que digas "nada", te respondo... No me jodas.

—Solo quería avisarte por si querías hacer algo —inventé rápidamente.

—Bueno, no creo que tengáis pensado estar en el restaurante todo el día.

—¿En el vertedero esta noche? —propuse, teniendo miedo perderla de vista en cualquier momento.

—Sí —respondió, volviendo a acomodarse en mi pecho—. En el vertedero, MAÑANA. 

En ese momento, oí un ruido a mi lado de la cama, en el suelo. Casi había olvidado que Max estaba allí. Y no parecía respirar fuerte, como hacía cuando dormíamos juntas hacía tanto tiempo. Quizás estaba despierta. Me apetecía hablar con ella, preguntarle qué había hecho durante todo este tiempo y... si había pensado en mí. Pero estaba demasiado mosqueada con ella como para hacer eso. 

Si todo el cuento de los viajes en el tiempo no era cierto, no sabía si podría perdonarla. Había pasado de mi culo todos aquellos años y, ahora que por fin empezaba a sentirme un poco más en paz con mi vida, había vuelto para ponerlo todo patas arriba. Estaba tan bien con Rachel, pasando nuestro tiempo juntas, que ni siquiera había pensado en la posibilidad de que algo pudiera salir mal. Y, según la preocupación de Max, probablemente todo habría salido mal. Pero era tan complicado imaginar algo así teniendo en cuenta lo bien que estábamos juntas... 

La vida es extraña sin el azul de tus ojos (Life Is Strange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora