Capitulo 2

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Stéfanie Curie

12:29 p.m del mismo día.

El vestido amarillo que me dio la pelinegra me quedaba grande, dándome una figura que no tenía, mi cabello rubio estaba algo empapado y pequeñas gotas de agua caían de el, recorriendo mi cuello.

Me sostengo del lavamanos y me miro en el espejo, las ojeras son algo notorias por no haber pegado un ojo en toda la noche. La cabeza me estalla al enterarme lo de Ima.

>> —No lo entiendes —exclamo frustrada la asiática llorando.  —Rose esta muerta, ¿Sabés lo que es eso?

— ¡Me importa una mierda esa puta! —vociferó — ¡¿Donde quedo tu honor?! ¡Eres una maldita traicionera, Ima!

—No hay que discutir —nos dice la Rusa poniéndose de pie — eso es lo que busca Brandon...

—Al diablo Brandon —le corto —no quiero estar ni un día más en esta pocilga. No nací para estar en este lugar, no me merezco estar en este lugar.

—Tampoco te mereces estar en la realeza  —habla Minerva seria, sentada en la cama. —Sabés que tarde o temprano, todas terminaremos aquí.

—No hay cuerpo —declaro —no hay un solo rastro de él, pasaron 5 años de aquello, yo lo olvide, Akira, tú y Ekaterina lo deben olvidar, no me daré por vencida con esta mierda de Evie, yo no tengo la culpa de nada, y más vale que ustedes comiencen a decir lo mismo.

Tomo las cosas que dejo la mujer y antes de salir de la celda, las miro sobre mi hombro, sé que están molestas y asustadas por mi comportamiento.

—Son todo lo que tengo —confieso en un murmuró.  —No tengo familia, ni hijos, ni un marido que me espere en casa... solo las tengo a ustedes. Son mi familia, y no dejaré que caigan por un pecado que no cometimos esta vez.<<

Ahora sé que no debí haberles dicho eso, me mostré tan débil, aunque ellas sepan más de mi que yo misma, no me pareció correcto.

Un polizón pelirrojo aparece detrás de las rejas, mete las manos en sus bolsillos y me da una ojeada de pies a cabeza, sonriendo con perversión.

—Mi madre —digo, y el enfoca sus ojos cafés en los míos —decía que la sonrisa y el mirar de hombre me haría darme cuenta que es el indicado o un patán.

Camino en su dirección sensualmente, juego con su corbata cuando llego a él.

— ¿Y yo cuál de los dos soy? —cuestiona, con su sonrisa.

Con mi dedo índice y el del medio, escalo desde su corbata hasta su mentón.

 —Yo diría que... —enredo su corbata en mi mano izquierda y tiro de ella, logrando que su cara golpee contra los barrotes, acerco mis labios a su oído. —Un maldito patán.

Lo suelto y comienza a toser acomodando su corbata, intente reírme pero la sonrisa se me borro cuando corrió la reja, su mandíbula estaba marcada y desabrochó su cinturón, hirviendo en molestia.

— ¿Te crees graciosa, maldita ramera? —Interperla y retrocedo. —Ven aquí, puta.

Me ordena pero niego retrocediendo hasta caer sentada en la cama que chilla. El pelirrojo avanza a mi rapidamente, forcejeo pero me da vuelta. Mi cara queda contra el colchón y suelta el primer golpe con su cinturón en mi muslo, y chilló.

Evie: Un show PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora