Otra historia de los Merodeadores.

James despistado Potter

Septiembre de 1976

James compartía cierta actitud con Sirius esa actitud que los hacía hacer lo imposible o al contrario hacer alguna estupidez, eran obstinados, claro que lo eran y no había duda después de tantos años.

Durante los inicios de sexto grado empezaron a ocurrir eventos que encendieron la parte obstinada de James en muchos sentidos. Uno de ellos fue el supuesto fumador del cuarto, odiaba el cigarro, odiaba el olor y lo que provocaba.

Primero solo les advirtió que no lo hicieran dentro de la habitación a todos los merodeadores, a pesar de que Sirius hasta ahora era el único que fumaba de los cuatro. Desde hace meses que cargaba con algún cigarro en su chaqueta.

Su advertencia no había servido de nada, el cuarto seguía oliendo a cigarro y seguía encontrando las colillas en el marco de todas las ventanas, todo ese asunto lo comenzaba a sacar de quicio.

- ¿Qué es esto?  - Preguntó al encontrar otra vez un cigarro apagado junto a la ventana, era la tercera vez en la semana que lo hacía.

- Un cigarro, ahora quítalo de enfrente, que no ves que estamos en medio de algo - Señaló exageradamente el juego de ajedrez.

- Ya sé lo que es -

- Entonces no hagas preguntas estúpidas - Peter se rió del comentario de Sirius haciendo enojar más al de lentes.

- Me refiero que siguen apareciendo cigarros, ya te dije que lo hicieras afuera -

- ¿Y por qué piensas que es mío? -

- Te he visto fumar -

- ¿En la habitación?

- Bueno no, pero, sabes a lo que me refiero- Se terminó callando al no tener más argumentos.

-Solo me culpas a mi ¿Y por qué no interrogas a Lunático? - Dijo con malicia sabiendo que Remus era realmente el que fumaba dentro de la habitación por qué siempre tenía pereza de salir.

James miró a Remus quien los ignoraba olímpicamente con su lectura, indiferente a todo lo que ocurría.

- ¿Cuándo has visto un hombre lobo fumar? - Mencionó sin ningún gesto que lo delatara, que podría decir era bueno mintiendo y ver al animago molesto de esa forma le resultaba muy divertido.

- ¿Entonces quién ha estado fumando? Sirius es el único que lo hace - Por el comentario que había hecho el licántropo James comenzó a creer que fumar le hacía mal al hombre lobos de alguna manera, que eso era algo de los mucho que lo sé decía en los libros

-No he visto a Sirius fumar aquí - Remus hizo una breve pausa dramática, que era más para no reírse por lo que iba a decir - Pero a su novio si - Sonreía con lo dicho, sabiendo que James aún no sabría a quién se refería.

- ¿Desde cuándo tienes novio? - Le pregunto a Sirius dejando por un momento de lado el problema del cigarro - ¿Y quién es? Sabes que no importa, solo dile que lo fume aquí, es desagradable - Sirius no creía que James no entendiera qué estaba pasando, hasta Peter sabía que Remus hablaba de sí mismo.  - Es más, no vuelve a entrar al cuarto - Sentenció James. No conocía al chico con el que su amigo salía y no le interesaba conocerlo si tenía hábitos como fumar.

- Pero - Dijo sin saber que había pasado, Remus había confesado, pero James creía que otro idiota era el culpable.

- Pero nada - Fue lo último que dijo antes de salir de la habitación.

- Santo Godric, no tiene ni idea - Dijo al ver cómo se había marchado James.

- Veinte galeones que se da cuenta en dos semana - Apostó rápidamente Peter dejando el dinero sobre el tablero de ajedrez.

- Yo digo que una semana -   Sirius  tomó los galeones que había puesto Peter y fue a guardarlos baúl, solía ser el medidor, cuándo las apuestas de trataban sobre James.

- Cuatro ranas de chocolate a qué se da cuenta en dos meses - Se incluyó Remus a la apuesta.

- Son demasiado obvios, no puede tardar tanto - Peter reflexiono un poco lo que había dicho, el capital de equipo de Quidditch era veloz en lo que hacía, pero lento para otras - ¿O sí?

Solo quedaba esperar a que James se diera cuenta que Remus y Sirius eran novios, cosa que no sería fácil para el de anteojos, por qué estaba acostumbrado a ver a sus amigos a actuar de manera romántica sin que ellos se dieran cuenta de lo que hacían. Ahora lo único que había pasado es que ambos se habían dado cuenta de sus sentimientos uno por el otro, sus actitudes frente a otros no habían cambiado del todo, por lo que James no tenía ni idea que ya eran pareja.

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