CAPÍTULO 20

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Irene simplemente la había seguido. Lo
único en lo que podía pensar era en el gran deseo que tenía de que los suaves labios de Seulgi presionaran los suyos por primera vez.
Se sentía emocionada, como una niña
pequeña a punto de probar su helado
favorito. O como un niño que acaba de
recibir sus primeros autos de juguete.
O como una adolescente que conoce
a su artista favorito... Había muchas
comparaciones, pero ninguna lo suficiente buena como para descubrir lo que estaba sintiendo...
Había corrido en cuánto la vió marchar,
asegurándoles a los demás que solo quería asegurarse de que Seulgi estuviese bien. Y creyó convencerlas hasta que Wendy gritó:

Wendy: ¡Suerte con el beso!

Sus mejillas, como siempre, se sonrojaron de inmediato.
La encontró mirando su celular, en un
jardín repleto de flores tan hermoso que no pudo evitar suspirar al ver la belleza en el.
Quería su primer beso justo allí. Realmente quería que aquel lugar mágico guardara el recuerdo de aquel mágico momento en el que Seulgi sellaría sus labios con los suyos.
Se acercó lentamente a ella, sonriendo,
sabiendo que si procuraba no hacer mucho ruido ella no sabría que estaba allí. Envrealidad, aunque hiciera ruido Seulgi no se daría cuenta. Estaba demasiado metida en sus pensamientos, ajena a lo demás que estaba pasando, así como muchas veces sucedía.

Se colocó detrás de la chica de ojos mieles.
Ahora que estaban cerca, Irene podía
apreciar el hecho de que Seulgi era un par de centímetros más alta. No era
como si no lo hubiese sabido antes. Tiempo atrás se había dado cuénta mientras compartían la tarde en la habitación de Seulgi. El punto era que estaba nerviosa, y cuándo se está nerviosa comienzas a notar cosas estúpidas que no vienen al cuento.

Sin pensarlo rodeó la cintura de Seulgi.
Recordó que ella no solía estar
acostumbrada al contacto físico, y menos
al de las personas que no podía ver, así que se preparó para ser rechazada. Pero eso no sucedió.

Seulgi: ¿Irene? -Preguntó, y una tonta
sonrisa apareció en sus labios. ¿Cómo era posible que Seulgi la reconociera sin verla directamente?- ¿Qué sucede?
Luego, la chica comenzó a darse la vuelta, su rostro quedando considerablemente cerca. Irene se sonrojó. Se estaban mirando fijamente, y Irene se sentía en el cielo. Soltó la cintura de Seulgi y dirigió sus manos a las de ellas, sintiendo de inmediato las reconfortantes caricias de sus pulgares en sus nudillos. Sonrió. Le gustaban aquellas caricias. Era como si, de
esa forma, la chica le dijera que todo estaba bien... Entonces, simplemente, lo dijo...

Irene: Quiero mi beso ahora... -Dijo en
algo que sonó más como un susurro. Su
rostro ardía. Estaba segura de que su
sonrojo era más que evidente.

Fué entonces cuando sintió un par de
manos sujetar dulcemente sus mejillas y
acariciarlas. Elevó su mirada. Seulgi tenía sus ojos pegados en los de ella, y parecía que jamás iba a apartarlos. Seulgi estaba enamorada de ella. Seulgi estaba tan enamorada como ella.
Iba a recibir su primer beso de alguien que estaba completamente enamorada de ella, y a la cual amaba de igual forma.
Kang Seulgi era la chica perfecta para
ella, Bae Irene, la adolescente que
comenzó a ser maltratada a los quince
años en cuánto los demás supieron que
sus gustos eran distintos a los de las otras
chicas. Aquella que no tuvo verdaderos
amigos hasta que había comenzado su
vida en un nuevo país. Aquella que jamás se sintió lo suficientemente hermosa como para que una chica considerablemente buena se enamorara de ella. Aquella que era golpeada todos los días por los estúpidos de Bogum y Sehun. Aquella que jamás había
conocido lo que era estar verdaderamente enamorada de alguien.
Jamás pudo pedir algo mejor.
Sonrió.

Irene: Me gustan tus ojos, Kang Seulgi...
Seulgi: ¿Qué...? -Parecía desconcertada.
Irene: Me gustan tus ojos. La forma en quecme miran. No lo sé, tal vez estoy loca, pero cada vez que tus ojos se encuentran con los míos es como si pudiese volar y... Me gusta eso, Kang Seulgi. Me gusta volar... Y me gusta que me toques, aunque sea con un dedo. Me gusta cuándo entrelazas nuestros meñiques. Me gusta cuando sujetas mi mano, y me gusta cuándo me acaricias los nudillos con tu pulgar... Y me gusta cuándo andas en patineta, y también cuándo caminas... Me gusta cuándo
colocas tu mano derecha sobre la ventana y luego me sonríes. Me gusta mucho verte sonreír, incluso por una estupidez y... Supongo que solo me gusta cada mínima parte de ti...
Y me gusta que me gustes... y me gusta que seas la primera persona a la que voy a besar. Me gusta que seas la primera persona por la que me siento
sentimentalmente atraída... y me gusta
cuándo dices que te estás enamorando de mí, porque yo también lo estoy haciendo.

𝙇𝙖 𝘾𝙝𝙞𝙘𝙖 𝘿𝙚 𝙇𝙖 𝙑𝙚𝙣𝙩𝙖𝙣𝙖 - seulreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora