CAPÍTULO 21

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El domingo después de la hora del
almuerzo Irene subió a su habitación,
esperando lograr hablar con su novia a
través de la ventana antes de que esta
tuviese que irse a clases de piano y ella
recibiera la visita de Wendy y Joy
para ver películas y hablar sobre cualquier estupidez en la sala de estar.
Seulgi y ella habían hablado sobre esto
días antes: no por estar ahora en una
relación debían olvidar a las otras personas en su vida.
Al llegar a su habitación Irene decidió
darse un baño rápido, pues había ayudado a Jung a cocinar y el olor a humo se le había pegado a la ropa. Luego de que el agua golpeara su cuerpo durante unos diez minutos, salió y se colocó un corto short negro y una camiseta rosa, junto a un lazo del mismo color. Sonrío. Ahora que lo recordaba, Seulgi jamás la había visto con lazos en el cabello, y esto era extraño, pues Irene los amaba. Pensó que tal vez se había encariñado demasiado con la gorra morada de la chica de la ventana, y lo
confirmo cuándo deseo colocársela al
pensar en ella. Pero no. Era el momento de descansar para esa gorra.

Salió del baño preparada para ir a la
habitación de Seulgi, y no imaginó que se
llevaría una gran sorpresa en ese preciso
instante.
Seulgi estaba en su ventana usando una
camiseta negra que dejaba al descubierto
sus hermosos y pálidos hombros y un
beanie del mismo color en su cabeza,
golpeando el vidrio con su mano izquierda ligeramente. Sonrío al verla.
Irene de inmediato corrió a abrir la
ventana para dejar pasar a su novia. En
cuanto la chica de ojos mieles estuvo
dentro, se abrazó a Irene y colocó
su cabeza sobre su hombro, Irene
comenzando a acariciarla inmediatamente, alegre ante el contacto. A pesar de ser novias, el contacto físico era algo a lo que aún Seulgi no estaba acostumbrada, así que la chica de ojos color avellana disfrutaba cuándo cosas como esas sucedían. Pero no esa vez.
Seulgi estaba respirando pesadamente y
sus manos parecían temblar ligeramente.

Irene: Gigi... Seulgi... ¿Estás bien?
Difícilmente, la chica negó con su cabeza.
Irene, sabiendo que Seulgi no tendría
fuerzas para rechazarla, colocó su mano
sobre el pecho de la otra y descubrió un
latido irregular.
Irene: Será mejor que te sientes...

No tardaron en llegar hasta la cama. Irene se sentó al lado de Seulgi entrelazando sus meñiques, viéndola intentar recuperar suvrespiración. Se veía cansada.
La vió colocar su cabeza entre sus propias piernas y sus propias manos sobre sucrostro. En algún libro Irene había leído que hacer eso era bueno para la oxigenación. Y hablando de piernas, Seulgi estaba usando unos cortos shorts blancos, lo cuál dejaba ver a Irene sus pálidos muslos y...
"¡Concentrate, Irene! ¡¿Acaso no ves
que tu novia se esta ahogando?!" La voz
de Bogum en su mente siempre la hacía
centrarse y dejar de pensar en cosas
irrelevantes como las sexys piernas de
Seulgi "¡IRENE!"
Sacudió su cabeza varias veces. Debía
concentrarse en el echo de que Seulgi parecía estar a punto de desmayarse por
falta de oxigeno.
Delicadamente, Irene comenzó a
acariciar la espalda de su novia, realmente preocupada.

Irene: ¿Ya estas mejor? -Preguntó luego de unos minutos.

Seulgi asintió, levantando ligeramente el
rostro para luego volver a colocarlo sobre sus piernas.

Seulgi: Es solo... subir... escaleras... yo...
corazón... rechazo -A pesar de que no había logrado completar ni una sola frase, Irene comprendió claramente lo que Seulgi estaba diciéndole.
Irene: Está bien, Seulgi. Tomate tu
tiempo.

Luego de unos diez minutos, Seulgi
finalmente levantó la cabeza, miro a Irene y sonrió.

Seulgi: Hola -Dijo con voz baja y rasposa.
Aún su respiración no se había normalizado del todo, pero estaba mucho mejor que al principio. Una sonrisa instantánea se dibujó en los labios de Irene.
Irene: Hola -Susurró colocando un rebelde mechón rebelde de cabello tras la oreja de su novia-. ¿Cómo llegaste hasta acá?
Seulgi: Cambie la... la escalera de lugar
y... y yo... yo solo subí... y estuve... diez
minutos... y tuve que sujetarme... me cansé y...
Irene: Oh, Seulgi, lo siento. Debí dejar
la ventana abierta... Estaba tomando un
baño y no pensé que tú vendrías hasta acá. En realidad, iba a ir a tu habitación ahora mismo...
Seulgi: Quiero demostrarte que... que
tú... no eres una simple rutina -Susurró
mirándola fijamente a los ojos. Como
siempre, la intensidad de aquella mirada
color miel estuvo a punto de hacerla
caer desmayada.

𝙇𝙖 𝘾𝙝𝙞𝙘𝙖 𝘿𝙚 𝙇𝙖 𝙑𝙚𝙣𝙩𝙖𝙣𝙖 - seulreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora