CAPÍTULO 49

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Había pasado poco más de una semana.
Irene no podría haberla llamado perfecta, pues eso estaba muy alejado de la realidad, pero tampoco había sido completamente mala.

Peter había intentando entrar a su casa
unas cuantas veces, Bogum y los del coro
llegaban de inmediato a rescatarlas. Incluso debieron llamar a la policía una vez cuándo las cosas se pusieron realmente violentas.

Para resumir lo sucedido, las chicas habían salido a dar un corto paseo y al regresar se encontraron con Peter, que debía de estar regresando de alguna de las casas de las muchas chicas fáciles de los alrededores.
Peter de inmediato las miró con ira y corrió tras ellas, logrando alcanzar a Seulgi casi al instante. Estaba apunto de meterla en su auto cuándo Jung salió de casa y comenzó a golpearlo con un viejo sartén, logrando que ambas se refugiaran en casa antes de que el hombre volviese a seguirlas.

Pero no fué suficiente. Cuándo Jung logró entrar y les ordenó cerrar todas y cada una de las puertas y ventanas del lugar, Peter, completamente desesperado, comenzó a golpear la puerta y amenazó con utilizar un arma si era necesario. Fué entonces cuándo Irene llamó a la policía, el idiota de Peter ganándose una noche en la fría estación.

Intentó acercarse un par de veces más,
por supuesto, porque no era uno de esos
que suelen rendirse fácilmente, pero
sorpresivamente, el sábado, cuándo se lo
encontraron cara a cara luego de una larga cita con el nuevo psicólogo de Seulgi, el hombre simplemente se dió vuelta, entró a su auto y se marchó como si realmente no las hubiese visto.

El lunes Seulgi había ido a la biblioteca
a solicitar empleo. Según ella, no quería
sentirse como una inútil que solo asistía a clases de fotografia porque pensaba que tenía un poco de futuro con eso.

Demetria la había contratado de inmediato, indicándole que aquella sería su semana de prueba, Irene ofreciéndose de inmediato a ayudarla en el proceso de aprendizaje su jefa aceptando, no sin colocarles antes la condición de "ningún tipo de trato demasiado afectivo en horas laborales".

El martes, cuándo Demetria la vió llegar
junto a Seulgi, le dijo tiernarmente que
jamás la había visto llegar de tan buen
humor al trabajo.

Y fué así como llego el miércoles...
Irene se despertó gracias al sonido del
despertador.
No se molestó en buscar a Seulgi a su
lado porque sabía que la chica ya habría
bajado a la cocina para prepararse algo
de espumoso café y resolver unos cuántos crucigramas.

No era como si le gustara despertarse sola, pero era agradable saber que Seulgi volvía a ser ella misma. Seulgi volvía a ser la chica que se levantaba temprano y seguía su estructurada rutina. La chica que podía resolver un crucigrama en diez minutos y disfrutaba de la soledad. La chica que vestía ropa oscura. La chica que se reía de sus estupideces. La chica que amaba...

Se levantó lentamente, restregandose los
ojos, y corrió a darse una ducha. Se colocó de inmediato unos pantalones y la camisa amarilla del uniforme, junto con unos tenis y un lazo blanco. Intentó también cubrir las grandes marcas que Seulgi había dejado en su cuello la noche anterior, sin mucho éxito.

"Ahora tendré que escuchar "la charla" por tercera vez, Kang. Gracias"

La primera vez que había tenido que
escucharla había sido justamente la
primera noche en la que Seulgi se
había quedado alli, cuándo sus padres
descubrieron marcas descomunales en
el cuello de la chica, al igual que en sus
brazos... Tuvo suerte de que no pudieran
ver sus piernas y su estómago, porque se
habrían horrorizado. Le hablaron sobre
orgasmos, sexualidad y otras cosas durante al menos una hora, hasta que estuvo lo suficientemente sonrojada y avergonzada para ellos.

𝙇𝙖 𝘾𝙝𝙞𝙘𝙖 𝘿𝙚 𝙇𝙖 𝙑𝙚𝙣𝙩𝙖𝙣𝙖 - seulreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora