Los celos y el amor siempre han estado íntimamente ligados, son estos quienes nos dan la pauta a reconocer nuestros sentimientos en algunas ocasiones, pero muchas veces, también son quienes nos llenan la cabeza de ideas que pueden terminar en la locura total.
Los celos son muchas veces inevitables, más cuando se ama, pero somos nosotros quienes deberían controlarlos, y no ellos a nosotros. Esa es una regla fundamental del amor.
Los celos pueden nacer del miedo de perder a alguien que amas, pero también pueden convertirse en la misma razón por la que la pierdes.
Las reglas del amor son bastante confusas incluso para el más experimentado. Pero para la joven Marie era casi imposible seguir las reglas cuando ni siquiera sabía que existían.
***
Habían pasado casi trece días.
Trece días desde que había descubierto las marcas en su cuello y su labial corrido.
Trece días desde que se sentía frágil y vulnerable.
Trece días dónde extrabaña la compañía y la voz de su empleada, pero en cambio había recibido el silencio.
Le dolía, sí. Era extraño, pero le dolía aquel cruel trato que Keith mantenía hacía ella y sin razón alguna.
¿Acaso la estaba juzgando? ¿Creía que ella era una cualquiera que se divertía mientras su prometido salía de viaje?
Cada vez que pasaba eso por su mente una mezcla de resentimiento y dolor aparecía justo en su pecho. Odiaba la idea de que su empleada pudiera pensar así de ella, la lastimaba que pudiera tener un concepto tan malo de su persona. Quería encararla y decirle que se equivocaba, pero no podía.
Decirle aquello era demostrarle que le importaba lo que pensara.
Aunque después de esos trece días era inevitable darse cuenta de que eso era realmente lo que pasaba.
—Joven Marie le comunico a usted, aunque ya se lo he comunicado de igual manera a su padre. Me iré del pueblo unos días para visitar a mi abuelo, es ya bastante grande y vive solo. Será una semana, de todos modos ya he dejado terminadas todas las tareas pendientes— Marie se encontraba sentada cerca de aquel arroyo mientras veía fijamente a Keith, intentando no decir nada imprudente.
—¿Qué ha dicho mi padre al respecto?
—Ha dicho que está bien, que solo me encargara de algunas cosas antes de que me vaya.
Se quedaron unos instantes en silencio. Se escuchaba solo la corriente de aquel pequeño arroyo que había sido testigo de múltiples momentos entre las dos jóvenes. Ese lugar era pues, el lugar favorito de Marie.
Cuando Keith dió media vuelta para irse, fue sorprendida cuando sintió dos brazos aferrados a su cuerpo. Se detuvo en ese preciso instante y sintió su cuerpo caliente, estaba nerviosa, pero también confundida.
La joven que se aferraba al cuerpo de Keith también estaba confundida. No entendía cómo era posible que hubiera hecho aquello, se había repetido infinidad de veces que debía controlar el hacer algo imprudente pero el escuchar que su empleada se iría la llenó de miedos, de incertidumbre, de agonía.
Temió que pudiera irse y no regresar.
Así se quedaron un momento. Ambas sintieron el cálido momento en lo más profundo de su alma. No querían separarse, pero sabían que no podían quedarse así por siempre.
—¿Qué ha sido eso joven Marie?—dijo Keith apenas darse la vuelta. Marie se encontraba cerca pero sus brazos habían dejado de rodearla y su rostro estaba rojo de la vergüenza.
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SENTIMIENTOS OCULTOS (LESBIAN/LGBT)
RomanceEn el pequeño pueblo de Cook, Marie, una joven de casi diecisiete años está a punto de contraer matrimonio con su buen amigo Jordan. Todo parecía sencillo, sin embargo la llegada de la nueva chica a la casa de la familia Felton podría suponer cierto...