A regañadientes Marie había aceptado que su empleada fuera a ayudar a su amiga con los animales. No había sido fácil el que accediera pues cada vez que su padre le comunicaba aquello, ella salía diciendo que no era seguro ni para la casa ni para ella el que Keith se fuera.
Llegaron a un acuerdo por fin y, aunque quiso ir con ella y así evitar que Keith hablara con Alice, no pudo hacerlo. Su padre vería demasiado extraño el que no pudiera separarse de su empleada por sólo unas horas así que desistió de la idea.
El primer día hubo una pequeña discusión cuando Keith apenas iba llegando.
—¿Por qué estás sonriendo de esa manera? —preguntó molesta Marie mientras veía como ella fruncía el ceño para después bajarse de la yegua.
—¿Hay algún problema con que sonría, joven Marie? —dijo mirándola directamente.
Pensó en la respuesta y se avergonzó de lo que había pensado: su sonrisa la distraía; era encantadora y le agradaba la cálida sensación que sentía cuando la veía sonreír. Pero jamás le diría aquello. Ni siquiera sabía por qué sentía aquello. Era tonto. Era imposible.
—Pasa que te ves más tonta que de costumbre, ese es el problema—Keith levantó una comisura de sus labios mientras intentaba creer lo que le había dicho.
—Pues creo que será cuestión de gustos, porque su amiga Alice me ha dicho que tengo una bonita sonrisa... Personalmente creo que tiene razón, señorita Marie—la expresión de la joven cambió al escuchar que Alice salía a flote en la conversación.
¡Encima le había dicho a Keith que tenía una bonita sonrisa!
—Pues creo que Alice está mal de la vista porque nunca había visto una sonrisa más horrible que la tuya—dijo malhumorada.
Keith sonrió más grande y Marie no pudo evitar verla y sonreír.
La empleada se acercó a la joven y acercó su rostro al suyo. Marie no sabía qué hacer; su corazón parecía completamente errático, su pulso estaba a mil por hora, y sentía como sus piernas perdían fuerza con la cercanía de Keith. Bajó la mirada de sus ojos a sus labios y observó su sonrisa.
Esa maldita sonrisa—pensó para sus adentros.
—¿Sigue pensando que mi sonrisa es horrible, joven Marie? —le dijo la empleada con su rostro muy cerca del suyo. Marie tragó fuerte y asintió con la cabeza sin quitar la vista de la sonrisa de la otra chica.
—Es aún más horrible de cerca—le dijo como pudo. Al levantar la vista casi sintió como su corazón se detenía por unos instantes.
Instantes que se sintieron eternos.
—Es curioso, porque creo que la sonrisa es sólo la expresión del momento que vives, del presente, del lugar, de las personas que están contigo... Y creo que mi mejor sonrisa es cuando estoy con usted—Marie se quedó alternando la mirada entre los labios y los ojos de Keith, que cada vez parecían llamarla y susurrarle "no temas."
Keith estuvo a punto de acortar la pequeña distancia que las separaba pero se resistió cuando pensó en que lo mejor era que Marie diera el primer paso. No quería asustarla; si Marie necesitaba tiempo para aceptar lo que le pasaba, ella sería completamente paciente con ella y le daría el tiempo necesario, es por eso que se decidió por romper el encanto que se había instalado en ese momento.
—Aunque tal vez me equivoco y mi sonrisa sea horrible sin importar con quien esté—dijo Keith alejándose lentamente de Marie.
La joven exhaló todo el aire que había contenido y miró a su empleada de otra manera:
ESTÁS LEYENDO
SENTIMIENTOS OCULTOS (LESBIAN/LGBT)
RomanceEn el pequeño pueblo de Cook, Marie, una joven de casi diecisiete años está a punto de contraer matrimonio con su buen amigo Jordan. Todo parecía sencillo, sin embargo la llegada de la nueva chica a la casa de la familia Felton podría suponer cierto...