Capítulo uno

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La extraña chica con aroma a Caramelo

Sin duda su amistad era extraña, el era excéntrico en todo ámbito. Siempre pendiente en sacarle una sonrisa no importa como fuera, ella era alguien más tranquila y reservada consigo misma. Pero había algo que ambos tenían en común y eso era su amor por las cosas dulces, cosa que los unió como amigos hasta el día de hoy.

Su nombre era sukoshi amai, media 1.59. Su cabello era corto de color negro y poseía unos lindos ojos Café oscuro, utilizaba gafas que ocupaban gran parte de su pequeño rostro.

La primera vez que gojo y amai se conocieron fue muy extraño, ella hiba camino casa de su hermana mayor Aiko y decidió primero pasar por unos dulces antes de ir allí

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La primera vez que gojo y amai se conocieron fue muy extraño, ella hiba camino casa de su hermana mayor Aiko y decidió primero pasar por unos dulces antes de ir allí. En un principio amai se asustó al ver que un hombre de 1.90 con cabello extrañamente blanco y ojos vendados caminaba tranquilamente en la misma dirección que ella, así que sin más preámbulo decidio confrontarlo.

— ¡porque me sigues, extraño hombre de cabello blanco!.

Satoru sonrió algo confundido, le hacia gracia la manera tan nerviosa en que se le dirigió la joven.

— tranquila pequeña, solo voy a comprar unos dulces.— le dijo levantando ambas manos.— curiosamente vamos en la misma dirección.

Amai suspiro avergonzada e hizo una reverencia en disculpas.— lo siento, no soy de por aquí y me asusto muy fácil.— esbozo una pequeña sonrisa.— y no soy una pequeña sabes, tengo 20 años.

Gojo sonrió y soltó una carcajada, se acercó a amai y ambos comenzaron a caminar en la misma dirección.

— pues yo tengo 26.— se señalo así mismo Gojo.— y cual es tu nombre señorita.

— soy sukoshi amai, un placer conocerte...— espero a que el peli blanco dijera su nombre.

— Gojo Satoru, o Gojo-sensei.

Amai abrió sus ojos perpleja.— eres maestro?.— Satoru asintió, de alguna forma se sentía tranquilo al lado de la chiquilla.— valla, yo no sería maestra.

— porque no? Es divertido.— le mencionó recordando a Megumi todo apaleado luego de las misiones.

— la paciencia no es algo que poseo gojo Satoru.

Y entre divertidas charlas, finalmente llegaron a la dulcería. La primera en entrar fue amai seguida de gojo, ambos sonrieron como dos infantes al ver la cantidad de variedades de dulces.

Amai se dirigió rápidamente a un estante donde tenían su postre favorito brazo de reina, mientras que Satoru fue donde habían Kikufku rellenos con crema de menta.

— maldición.— escucho Satoru del otro lado del pasillo.— odio ser tan bajita.

Gojo al asomarse vio algo que le dio total ternura, amai estaba de puntitas tratando de alcanzar su preciado dulce. Así que sigilosamente se acercó tras ella, puso ambas manos en la pequeña cintura de amai asustandola.

— veo que tienes problemas amai-chan, descuida el gran Gojo Satoru te ayudará.— levanto a amai y esta sonrió tomando dos brazo de reina, Satoru la bajo lentamente y pudo ver la mirada brillante de amai.— que son esos, nunca los había visto.

— se llama brazo de reina son muy ricos, deberias probarlos.— le señalo la estantería para que tomase uno para el.— valdrá la pena Satoru-san.

Una canción les interrumpe la charla, era el teléfono de amai.

— Aiko?.— habló la de cabello negro por el teléfono.— sí, voy en camino.— respondió frunciendo el seño.— pasé a la dulcería... Esta bien ya voy, ya voy.— finalizó la llamada.

Satoru solo se limitó a sonreírle, desde que se cruzó con ella había estado extrañamente tranquilo. Sin duda aquella joven le transmitía tranquilidad, un sentimiento que no tenía hace mucho por causa de su profesión.

— lo siento mucho Satoru-san, mi hermana quiere que me de prisa así que debo irme.— le dijo apenada, sin duda el charlar con el le había divertido bastante.— espero poder verte otro día.— se hiba a ir a pagar pero Gojo le sostuvo el brazo, confundida giro para verlo.

— me darías tu número, me gustaría verte otra vez.

Amai parpadeo, luego sonrió y saco nuevamente Su teléfono. Gojo sonrió triunfante, sin duda le contaría a fushiguro.

— adiós Satoru-san.

Amai se levantó de puntitas hacia gojo, este confundido se inclinó levemente a la joven y amai le beso sorpresivamente la mejilla. Gojo se sonrojo levemente y al tenerla cerca se percató de algo bastante peculiar, era que amai desprendía un aroma a caramelos suaves.

— ¡oh, mierda debo apresurarme!.— se separó de el y fue a pagar, luego se marchó del local rápidamente.

— ara ara, la pequeña sukoshi-chan hizo un amigo.— habló la encargada de la dulcería a Gojo.— es una muchachita muy amable.

Satoru se dirige a la amable anciana para pagarle y luego se marcha también.

A lo lejos estaba fushiguro esperándolo de mala gana, estaba de brazos cruzados.

— porque tardaste tanto?.— le preguntó malhumorado a su Sensei, Gojo solo esboza una sonrisa y le muestra una bolsa.

— hay nuevos dulces que probar.

Y desde ese día, sukoshi amai y Satoru Gojo se volvieron amigos inseparables. Solo que había un pequeño gran detalle, Gojo olvido contarle a amai sobre que era un chamán y daba clases a próximos hechiceros.

Bueno, Algún día le diría.

Algún día... ¿No?

🍮Endulzarias Mi Vida? [Jujutsu Kaisen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora