Construimos un refugio
para que nuestro frágil cuerpo
roto de dolor
tuviera un lugar en el cual descansar
porque era cálido y lo recuerdo bien.Pero pasaron los meses, el tiempo ardía y el mío se convirtió en un pedazo de carbón, pasando a cenizas.
El tuyo, brillaba, era un diamante
tan brillante como el sol matutino.Entonces nada funcionaba.
Y nuestro hogar un día se rompió.
Yo en él,
con la mirada vacía
esperando a la muerte.
Tú, marchando
con los pasos pesados
mientras sonreías.
Mientras ella tomaba tu mano.
Me quebré.
Eras feliz.
¿Lo eras?
"no me destruyas" fueron mis últimas palabras.
No sé, no recuerdo.
Ya ha pasado mucho tiempo,
yo aún sigo bajo este cielo fracturado.
Así que perdón por no haber sostenido tu corazón lo suficiente como para hacerlo brillar.
Sé que sólo querías calor
y un hogar
pero yo era tan sólo
un pedazo de tristeza
frío
roto
y abandonado.