Sayuri es una chica con demasiadas inseguridades como a la vez llena de secretos, algunos los esconde por miedo y otros los desconoce por completo, sin embargo, tarde o temprano tendrá que enterarse de la verdad que podría cambiar su vida.
Junto a s...
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Narra Sayuri
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Y aquí estaba, sentada en un banco junto a Aki, Haruna y Natsumi. Dos miraban a los chicos dándoles ánimos y la otra grabando el entrenamiento, se preguntarán, Sayuri, hija mía ¿Dónde estás? Pues yo les digo, no se preocupen.
Estaba en el entrenamiento del club de fútbol, un chico el cual se llama Kazemaru me invitó al entrenamiento una vez que todos los del salón se hayan ido, fue muy amable y divertido. Entonces, aquí estoy, viendo asombrada las técnicas que practican.
—¡Ánimo chicos!—gritó Aki. Me di cuenta, que uno más se había sumado al equipo y ese era Ichinose, un amigo de Domon y Aki.
Me sorprendió mucho cuando escuché la historia por parte de la peli-verde e incluso me enojé un poco porque ¿quién mentiría con la muerte? Es algo que me pone sensible y más porque sé lo que es perder a alguien, pero quién era yo para juzgar y la verdad es que ni conozco al pobre chico que por salvar a un pobre cachorro casi queda privado de jugar fútbol para siempre.
Solté un suspiro aburrida, estar ahí como estatua no era muy divertido y digamos que tampoco lo era ver a 16 personas jugando con un balón.
—Sayuri-chan. ¿Me acompañas a buscar las botellas de agua?—me preguntó Natsumi. Era una chica muy agradable pero poco conversadora por lo que la comunicación entre nosotras era casi nula.
—Claro.—me levanté del banco y comencé a caminar detrás de ella hacia una especie de choza.—Que mal huele aquí.
Comenté tapando mis fosas nasales, me compadezco de mi nariz. Era muy fuerte el olor a sudor y a hombre hormonal pre-adolescente.
—Es la sede del club de fútbol.—dijo la chica tomando la bandeja que tenía las botellas. Yo me puse tensa, ¿de verdad aquí se reunía el club de fútbol?, lo digo otra vez, me compadezco de las chicas y sus narices.
—A-ah bueno... Emmm este... Es muy linda.—reí nerviosa colocando una mano detrás de mi cabeza. Era obvio que es una mentira.
