Oceans

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La alarma de su despertador empezó a sonar, Viktor estiró su brazo para poder apagarla. Aquella noche no había dormido nada bien, su cerebro se había encargado de repetirle las imágenes de lo que ocurrió con Ivanov. Recordó que desde la tarde anterior no había revisado su teléfono, a pesar que había sonado varias veces por la llegada de mensajes, pero pensando que eran de Jack prefirió no mirarlos. No tenía ganas de hablar con nadie, pero no podía comportarse como un crío, por lo que revisó sus mensajes, Greco le había enviado algunos, supuso que Jack le habría mencionado por encima lo que pasó entre ellos, bajo ese chat estaba Jack, pero sus ojos se fueron a los mensajes que se mostraban abajo, encontrándose con la conversación de Horacio. Preguntaba por él, ya que no le había visto por la tarde, que le había esperado en la salida pero no vino, y si estaba bien. No pudo evitar soltar un suspiro, escribió varias veces un mensaje, pero lo borraba a cada rato, decidió marcar su número, hablar directamente con él sería lo más fácil para él.

Mientras esperaba por una contestación empezó a arrepentirse y sentirse ansioso, pero antes de que pudiera colgar, la voz de Horacio sonó al otro lado de la línea.

-¿Sí?- Escuchó su voz algo adormecida.

-Perdona, ¿Te he despertado?

-¿¡Viktor!?- Escuchó como si algo (o alguien) cayera, pero enseguida volvió a escucharlo hablar.- No, no, para nada ¿Qué ocurre? ¿Está todo bien?- Se notaba que mentía en lo primero, Viktor esbozó una sonrisa.

-Sí, todo está bien, quería pedirte disculpas... Ayer simplemente no me sentía bien y volví a casa, debería haberte dicho algo.

-No te preocupes por eso ¿Te sientes mejor?

No tenía una respuesta muy clara a eso, tenía demasiadas cosas en la cabeza, él una de ellas. De hecho aún pensaba por qué le había llamado, podría haber dicho lo mismo por mensaje, pero sintió que no era capaz, o tan solo era otra de aquellas excusas que buscaba para tener otro contacto con Horacio, sin atreverse a desvelarse el verdadero motivo.

-Lo estoy, solo era un pequeño dolor de cabeza...- Se sentó en el borde de la cama, mirando por la ventana que tenía justo encima de la mesita de noche.

-Eso está bien, me alegro... Por cierto, quería decirte algo pero ayer al no vernos no pude, quizá es demasiado tarde ahora si tienes planes...

Se levantó de su asiento, caminando por la habitación.

-¿Planes?

-Verás... Hoy iba a ir con Willy al acuario, pero ayer me dijo que al final no podía y pues... Tengo las dos entradas para hoy y bueno... Si no tienes nada que hacer ¿ Te gustaría ir conmigo?

Viktor se paró en seco. No solía salir mucho con amigos, la mayoría del tiempo prefería estar por su cuenta, casi siempre estudiando, y claro, nunca había visto a Horacio un día que no fuera por clases. Se quedó unos momentos en silencio, pensando qué contestar, porque aunque sabía lo que quería en realidad, aún era reticente a aceptarlo.

-Si no quieres está bien, no pas...

-Está bien, ¿A qué hora nos vemos?- Cortó la frase del contrario, aún sin saber si lo que hacía estaba bien o mal, pero simplemente siguió aquel impulso.

Finalmente acordaron verse después de mediodía, directamente en la entrada del recinto. Estaba a algunas paradas de metro de su casa, no estaba demasiado lejos por lo que aunque no hubiera ido nunca no le preocupaba mucho el trayecto.

Pasó la mañana haciendo tareas varias tanto del instituto como de la academia, tal como tenía su sábado planeado, aunque esa vez se sentía más distraído, pues solo podía pensar en el momento de verse con Horacio. Quería sacar esos pensamientos de su mente pero parecía que su cerebro se quedaba anclado a ellas.

The Garden of wordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora