"El comienzo"
Es curioso que existan problemas para todos en esta vida, no importa que seas la persona más feliz, al final tendrás alguno. Justo esto es algo de lo cual en mi poca vida siempre lo he pasado, mis problemas van más allá de que mis padres no estén juntos o también de que no he conseguido empleo o que esta mañana olvidé traer dinero para regresar a casa. Mi único problema aquí por el cual siento que me he vuelto loca, es porque he experimentado cosas que a simple vista parece que estoy delirando.
Empecemos esto sin más explicaciones y sin hacer tan larga la historia, no quiero hacer tan aburrido esto.
Mi nombre es Violet Stevens Vega, tengo diecinueve años, soy castaña clara, de tez no tan blanca, mido aproximadamente un metro sesenta y vivo en Portland con mi padre. He vivido con él durante toda mi vida o bueno a excepción de cinco años ya que tuve que ir a vivir con mi madre, aunque más bien viví con mis abuelos, pero igual regresé con él después de eso, esto se debió ya que mi familia es mexicana así que viví ahí mis primeros cinco años de vida y luego de esos años he estado con mi padre, se hablar los dos idiomas así que el español e inglés son fáciles.
Jake Stevens es un señor de cuarenta, no siempre va de traje, es algo alto tal vez un metro setenta (la verdad no le he preguntado), castaño, ojos verdes, tiene un gran carisma y es mi padre.
Como mencioné anteriormente, mis padres están separados y justo eso sucedió antes de que yo naciera, no he mencionado del todo a mi madre y aún no sé si presentarla aún. Papá y yo vivimos en Portland, Oregón. Aunque antes de todo eso él vivía en Seattle, la razón de venir a vivir a Oregón es según él, porque es tranquilo.
Regresando a la historia, a los seis años y ya viviendo en Oregón salimos a un parque cercano de casa, no quedaba a más de tres cuadras de mi hogar y como ya tenía amigos de la escuela, sabía que algunas veces iban ahí. Me encontraba emocionada por poder verlos, el día era muy soleado y con casi cero problemas de que fuera a llover, pero unos minutos bastaron para que todo cambiará, el clima ya no era soleado sino frío, el aire cada vez se hacía más fuerte, pero yo seguía jugando.
Algunos padres se habían ido con sus hijos antes de que lloviera, cuando me iba a volver a arrojar por el tobogán, un niño de mi edad se acercó... aún recuerdo como era, castaño, ojos color miel, de tez no tan morena ni tan blanca y sobre todo tenía una mirada extraña.
— Lindos ojos— hablo mientras me daba una sonrisa muy corta.
—Gracias, los tuyos también son bonitos—dije mientras sonreía rápidamente.
El problema era que este niño me observa fijamente, llegó a ser hasta incómodo, tanto que decidí mejor arrojarme, pero me detuvo poniendo su mano en mi hombro, volví a mirarlo sin entender nada y fue cuando sujeto mis mejillas y me beso, no fue un beso de esos románticos ni nada, éramos niños, solo fue un beso corto y ya. Me puse tan roja que recuerdo haberlo empujado.
—¿Qué haces?
No contesto, pero recuerdo que me arroje por el tobogán para llegar con papá y contarle sobre lo que había pasado, pero cuando mi padre fue a revisar no había nadie.
Desde ese momento todo cambió para mí, todo comenzó de una manera muy sutil a comparación de cómo es ahora. Comenzó con la electricidad, no podía acercarme a algún elemento eléctrico sin guantes o algo que estuviera protegiendo mis manos, si me acercaba a algo sin ellos, hacía que explotará por sobrecarga o absorbía su energía, o por lo menos esa es la explicación que me he dado siempre.
Al notar estos cambios pensé que sólo lo imaginaba y lo hacía tan real, pensé que la razón por la que sucediera todo era por algún fallo, ¿quién diría que el fallo era yo?
Papá me notó rara, traté de que no se preocupara o, mejor dicho, he tratado de hacer lo posible para que no se preocupe ni se dé cuenta.
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VIOLET
Science FictionDe un día a otro dejé de ser la misma, pensé que era la única en este mundo con estas habilidades, pensé que era yo entre millones, pero no, ahora veo que no soy la única extraña en este mundo. Si los cazadores se enteran que estamos vivos y en Por...