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Me separé de Ada lentamente sin dejar de mirar a Dalia, una sensación de entumecimiento me recorrió todo el cuerpo, escuchaba la voz de Ada como si fuera eco, mi corazón comenzó a doler... Era la primera vez que veía a Dalia después de aquel incidente fuera de mi casa, me abrumaba el hecho de que no me quitara su mirada de encima, sentí como alguien tomaba mi mano y regresé poco a poco en si, Ada estaba sosteniendo mi mano mientras repetía mi nombre.

-¿Estás bien?, te ves más pálido de lo normal -Puso su mano libre sobre mi mejilla e hizo que la mirara, librándome de aquel ataque de ansiedad que estaba sufriendo, me perdí en sus enormes ojos color avellana que me miraban con el ceño ligeramente fruncido debido a la preocupación, a penas y asentí con la cabeza -¿Estás seguro? -Inconscientemente deslicé mi mano sobre la mano que reposaba en mi mejilla.

-Ya estoy bien, gracias -Ella seguía mirándome fijamente a los ojos, removió ligeramente su cabeza como si estuviese saliendo de un trance y quitó su mano alarmándome un poco.

-Creo que el café traía algo raro -Comentó a modo de broma a lo que yo me reí.

-Tienes razón, bueno Ada, creo que es momento de irnos, aún tienes que estudiar -Ella resopló resignada.

-Ya que -Comenzó a tomar sus bolsas y yo la interrumpí.

-No te preocupes, yo las llevo -Ella se detuvo ligeramente sorprendida y me brindó una media sonrisa, tomé todas sus bolsas y nos dirigimos hacia el estacionamiento, mientras intentaba olvidar lo ocurrido. Una vez en el estacionamiento acomodé todas las bolsas en la cajuela y nos pusimos en marcha, a los pocos minutos comenzó a llover, Ada se dedicó a mirar por la ventana -¿Y bien?

-¿Bien qué? -Preguntó sin dejar de hacer lo suyo.

-¿Ya no estás tan abrumada? -Ella volteó a verme y sonrió.

-Creo que no, sé que soy lo suficientemente buena para enfrentar todo esto -le sonreí sin dejar de mirar el camino.

-Me alegro de que pienses eso -Comenzamos a hablar de trivialidades lo que quedaba del camino, al llegar a la mansión la lluvia estaba aumentando, Ada bajó del auto apresurada para no mojarse lo cuál fue en vano, yo bajé las cosas del auto y corrí a la entrada para que las bolsas no se mojaran tanto, Bastian se encontraba en el living esperándonos, dejé las bolsas a un lado y me acerqué a Bastian para entregarle las llaves.

-Killua, ¿Cómo les fue? -sacudí mi cabello ligeramente ya que al estar húmedo me cubría ligeramente la vista.

-Bien Bastian, ahí está Ada, sana y salva -La brunete comenzó a rebuscar entre las bolsas de las compras alegre ignorando que se había empapado un poco -Bueno, está un poco mojada, pero creo que está feliz, ¿No crees?

-De hecho, hacía ya un tiempo que no la veía tan alegre, creo que ha sido un buen día para ella, gracias Killua -Hizo una pequeña reverencia.

-No tienes que agradecerme, es mi trabajo, por cierto, toma las llaves.

-Oh no, conservalas hasta nuevo aviso -Asentí realmente emocionado y me acerqué a Ada.

-¿Qué te parece si tomas un baño, cenas algo y nos vemos más tarde para estudiar?, te enfermaras si no te cambias.

-Por fin casi acaba el sufrimiento del día de hoy -exclamó aliviada y yo solo reí, me dirigí a la cocina y la cocinera me ofreció de comer a lo que yo accedí, al terminar de comer, fui a mi habitación, me metí a la ducha para relajarme un poco, mientras el agua caliente caía sobre mi cuerpo no podía dejar de pensar en Dalia, ¿Qué hacía en ese centro comercial?, Para empezar estaba a unas 5 horas del lugar donde vive, además que es un centro comercial para gente con un nivel adquisitivo un poco más elevado al del promedio debido a la zona, ¿Qué habrá pensado al verme con Ada, ¿Estaría celosa?, ¿Aún sentirá algo por mí?, Pronto caí en la cuenta de lo que estaba pensando, me regañé internamente y abrí el agua fría como castigo. Salí del baño y comencé a vestirme, una sudadera roja y un pants de color negro, secaba mi cabello con la toalla mientras revisaba mi teléfono, tenía varios mensajes en el grupo de WhatsApp de los chicos y cientos de mensajes directos de Gon, Alluka y hasta mi mamá. Me tiré en la cama y comencé a contestarlos tranquilamente, al terminar dejé mi teléfono a un lado y tomé el libro que estaba en la mesita de noche junto con mis lentes, estaba leyendo plácidamente cuando escuho como alguien tocó a mi puerta.

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