Casa de empeño

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La tarde estaba a punto de llegar a su cúspide y mientras más se acercaba el anochecer sentía como la bilis se le subía hasta la garganta. Estaba muy nervioso de lo que pasaría en esa dichosa cena y sobre la reacción que tendría su padre hacia su "prometido" se había esforzado bastante en arreglarse y verse lo que podría llamarse decente.

Se dio una última ojeada y salió de su habitación descendiendo las escaleras para llegar con lentitud hasta la sala. Tragó saliva al ver a la mayoría de su familia sentados manteniendo una plática la cual no le interesaba en lo más mínimo. Podía sentir el escrutinio de su padre intentado descifrar lo que sucedía en su extraña actitud apática que no era muy normal consigo mismo.

A su izquierda podría jurar que estaba su hermano Obito intentando conversar con él pero lo único que ocupaba por completo su atención era el reloj de piso estilo británico que estaba en una esquina cerca de la chimenea. Eran las siete menos diez y podría jurar que había un sudor invisible sobre su frente.

Cuando dieron las siete menos cinco el timbre resonó en toda la estancia, haciendo que una empleada del servicio fuera la responsable de ocuparse de ello. Pero por impulso la detuvo y corrió hasta la extensa puerta de caoba con relieves en los bordes y se mantuvo allí por unos segundos hasta que soltó todo el aire retenido y abrió la puerta encontrándose con su dichoso prometido que vestía un suave traje de seda color beige y mocasines negros. Itachi ladeaba una sonrisa socarrona digna de alguien de su calibre.

Cerro la puerta detrás de sus expensas y se quedó en el recibidor junto al azabache. Antes de entrar y formalmente presentarlo, quería mentalizarse un poco más sobre todo el giro que darían sus vidas.

—Extiende tú mano ricitos, quiero ver si el anillo que compre se ajusta a tu dedo —del bolsillo de su pantalón sacó un simple anillo de plata con una piedra decorativa en el centro. Llevando la joya con suavidad al dedo anular del de cabello rizo. —Para costar cuarenta dólares creo que te queda genial

Shisui enarcó una de sus cejas observando el anillo que decoraba su dedo ¿En serio había valido eso?

—Cuenta otro chiste, ese realmente no me causó gracia

Itachi entrecerró sus ojos, sonriendo de forma "inocente"

—Trasero lindo ¿Acaso crees que pagaría más de cuarenta dólares por una joya de una casa de empeño? — rió de forma apática.

—¿Casa de empeño? ¿Tú? Vaya no sabía que podías ser humilde

—Se me había olvidado que si somos prometidos debe haber un anillo, de camino vi el lugar y ya está. —Se reclinó de la pared a su costado. —¿Acaso mi ricitos esperaba algo más? — jugueteó.—Podemos ir por un diamante cariñito, seguro que se te pudre el dedo por ese anillo — bromeó.

Shisui tan sólo observó la joya, realmente era hermosa.

—No, realmente este está bien, es muy lindo —sus ojitos brillaron en admiración.

Itachi intento ocultar la pequeña sonrisa que se ladeó en su rostro

                         

                                  °°°     

—Dei ¿Que clase de anillo crees que le podría gustar a ricitos? — cuestionó, observando el vitral que separaba la joyería del espectador.

El rubio observó todo el lugar, en definitiva todo era demasiado glamoroso y despampanante. Nada que podría gustarle a ricitos a decir verdad.

—¿Quizás una piedra preciosa? —se llevó un dedo a la boca de forma inquisitora —¿Un jade? ¿Un rubí o un diamante?

Un esposo para Shisui |ShiIta|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora