Hablemos del bebé

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Restregó sus ojos ante los rayos del sol que golpeaban de forma suave su rostro, la luz no era abrasiva sino tenue debido a la hora. Pestañeo paulatinamente y observó el reloj que estaba en la mesita de noche, este marcaba las siete menos cinco. Bostezo incorporándose en el colchón al compás del crujir de los esprines, su esposo ya se ha levantado porque es de alma madrugadora y que ciertamente en el fondo está tan emocionado como para seguir dentro de las cálidas mantas.

El también está muy entusiasmado pero aprecia los minutos extras de sueño.

Perezoso camina hasta la ducha, a este punto ya es imposible ignorar que está gestando un bebé. Siente que su vientre se inflamó de la noche a la mañana, y está ansioso por saber cuántas semanas lleva aquella personita allí. No piensa sacar cálculos el mismo, porque sería muy vergonzoso y su rostro estaría pintado de rojo.

Cuando abre el grifo disfruta del agua tibia cubrir casi por completo su cuerpo desnudo, talla fuerte su piel excepto por su vientre, allí esparce de forma suave el jabón y reparte leves caricias.

Aún no se ha animado a hablarle porque sigue siendo muy extraño para él pensar que allí se está formando algo. Hace dos semanas y media que se enteró de su embarazo, y ha sido difícil aceptarlo, Itachi le recomendó la terapia, pero tampoco se siente listo para contarle aquello a un desconocido, sólo necesita tiempo para asimilar las cosas con calma.

Cuando sale del baño ya son las siete y quince, se alista rápido y sale sin miramientos, en la cocina Itachi lo espera con un poco de jugo, es lo único que puede ofrecerle debido a su falta de experiencia en la cocina. Sonríe leve y toma asiento, sabe que ambos están nerviosos así que no dice nada, prefiere no hacerlo.

Llegan a la clínica faltando dos minutos para las ocho, sus manos sudan al observar todo el lugar que tiene bebés por todas partes. Desde ecografías hasta muñecos, incluso ropita enmarcada en las paredes, dos parejas están por delante suyo así que supone la espera será larga, lo único que lo consuela es que han alcanzado asientos, pero es justo al frente de la puerta del consultorio, lo cual lo pone aún más nervioso.

Va a ver a su bebé, lo cual hace más real el hecho de que lo está llevando en su vientre.

—Uchiha Shisui — ha vociferado la enfermera encargada de turno.

Eso lo hace dar un salto en su asiento ¿En que momento pasó tan rápido el tiempo? Se pone de pie con Itachi a sus expensas, está muy inquieto e intranquilo, se siente como un niño el cual no lo han dejado abrir sus regalos porque sus padres han alegado que es mejor hacerlo al otro día.

La doctora los recibe con una radiante sonrisa, indicándoles que pueden tomar asiento. Les hace las típicas preguntas sobre su edad, enfermedades, alergias y así.

—¿Es tú primer embarazo?

Shisui asiente, no siendo capaz de responderle.

—No te preocupes por estar nervioso, es normal y comprensible — su tono de voz es suave y amigable, anota algunas cosas en un folio y también teclea algunas cosas más. —Todas estás preguntas son para crear tu expediente, así que ni una sola mentirilla.

El azabache se siente más tranquilo debido a que la obstetra es una persona muy amigable y juguetona. Siente que sus personalidades son parecidas así que se permite relajarse.

—Muy bien Shisui, es hora de ver a ese bebé —dejo ver sus dientes en una gran sonrisa.

La rubia se puso de pie, yendo por unos guantes.

Itachi y Shisui se dieron una mirada silenciosa, caminando hasta aquella camilla dentro del consultorio.

—Levanta tú camisa corazón — tecleo unas cosas en el ecógrafo, y tomó el gel que estaba al costado. —Bien sentirás un poco frío, pero eso es todo.

Un esposo para Shisui |ShiIta|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora