BrunoMe senté sobre la cama parpadeando acostumbrándome a la claridad. Demonios, quizás no debí haber bebido demasiado anoche, pero no pude evitarlo. Solamente quise sentir algo fuera de lo común, aunque fuera una espantosa resaca que me estuviera matando ahora mismo.
Me levante sin molestarme cubrirme el cuerpo, necesitaba buscar una aspirina antes de que explotara mi cabeza. Frunci el ceño cuando no encontré la caja de médicamentos que tenia encima de mi mesita de noche para cualquier emergencia.
Respire profundo cuando caí en cuenta que este cuarto no era mi habitación. Los que me cuidaron no me llevaron a la mansión a pesar de ver mi estado. Los mataría por no hacerlo.
Cerré los ojos con pesadez y me regrese a la cama para observar a la mujer semidesnuda que estaba aún dormida. No me había percato de ella cuando sali de la cama. Pensé que se había marchado después de nuestro encuentro, pero no fue así. Suspiré, tendría que soportar un drama histérico con este insoportable dolor de cabeza.
—Demonios. —maldecí por lo bajo. Peyton me mataría si supiera esto.
Me dirigí directo al baño a darme una ducha. No había visto la hora y tampoco lo quería hacer. Solo esperaba de que no fuera tan tarde.
Como no estaba en casa, no podía darme el lujo de relajarme con una buena ducha, solamente me di un baño rápido para quitarme el olor a trago y sexo.
Cerré la regadera y envolvi mi cintura con un toalla. De repente el sonido de un celular comenzó a sonar haciendome sobresaltar. Es el mío.
Carter.
— ¿Donde demonios estas? —bramo molesto. Me rasque la cabeza incómodo y observe mi alrededor.
No sería buena idea que supiera donde estoy y con quien.
— Hola a ti también. —dije evadiendo su pregunta. Escuche su resoplido a través de la línea.
—Déjate de estupideces, ya todos estamos aquí. —gruño. —Solo te estamos esperando a ti para iniciar la reunión. —Abrí los ojos sorprendido, demonios. No, no maldita sea.
Lo había olvidado.
La reunión que se había dicho con antelación y que sabía de memoria a que hora se realizaría la olvide por una noche de borrachera.
Mierda.
—Ya estoy llegando. —fue lo único que pude decir mientras me comenzaba a vestir apresuradamente. No tenía tiempo para ir a la mansión a cambiarme.
—Espero que llegues rápido. Todos están preguntando por ti. —dijo entre dientes. —Y a todos me refiero también a Andrew y los demás. —cerré los ojos, demonios. No sólo estaban mis hermanos sino ellos también.
Estaba jodido.
Colgué la llamada y guarde el celular en mi bolsillo. Recogí todas mis pertenencias y cuando estuve por la puerta me debati si levantar o no a mi acompañante. Hice una mueca, le dejaría una nota en recepción. No tenía tiempo que perder en este momento.
Salí rápido del hotel donde me encontraba y fui en búsqueda de mi coche. Mire mal a todo el grupo de guardaespaldas que ya estaban esperándome en le entrada. Pase de largo de Bruss arrancando de sus manos la llaves de mi auto.
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Siempre Serás Tú
Romance❝Un simple tropiezo nos puede cambiar la vida❞ Tercer libro de la saga "Carreras Clandestinas". No es necesario leer los dos libros anteriores.