Elizabeth
Me di media vuelta sobre mi cama maldiciendo no haber recordado apagar el jodido despertador. Me sentía tan cansada, que bien podría pasar todo el día durmiendo. Hice mohín, aunque quisiera hacer eso sabia que no podría.
Detesto ser adulta.
Aún en contra de mi voluntad me levante de mi cama y fui al baño hacer mis necesidades biológicas. Necesitaba liberar mi vejiga, no aguantaría mucho tiempo así. Después de terminar de lavar mi rostro y mis dientes, camine descalza hacia la cocina.
Como lo esperaba, Alice no se encontraba en ninguna parte. Lo mas seguro es que estuviera durmiendo, ella aprovechaba mucho los fin de semanas para descansar -cosas que no puedo hacer-. El trabajo de una asistente o secretaria, es tan pensado como cualquier otro. Nos agota mental y físicamente. Aunque lo era más al trabajar con Bruno Preston, que si bien no es como los rumores que hay en la empresa.
Si bien lo conozco poco, es muy diferente a como lo pintan todos los empleados. No es cruel o por lo menos no conmigo. Si, hay momentos en que es un poco grosero e idiota, pero no al grado de lograr hacerme llorar maldiciendo el porque nací. Solo es un hombre que no acepta errores, por más mínimos que sea.
Es un enigma.
Con la construcción de su nuevo proyecto, he estado demasiado ocupada. Su futuro casino tiene que ser un éxito y así me lo ordeno cuando me nombro jefa de proyecto de eso. Estuve feliz, no podía negarlo. Es una gran oportunidad que no podía dejarla pasar.
Me serví un poco de cereal con leche. Tenia que hacer el mercado, ya nos estábamos quedando sin comida. Recosté mi cabeza sobre mis brazos que estaban sobre la barra. Sentía que mi vida se estaba volviendo un poco monótona y eso no me gustaba.
En este momento de mi vida, no podría lamentarme por eso. Tengo un trabajo con un jugoso sueldo, un departamento en medio de la ciudad, un coche y a mis padres vivos. Si, debería ser feliz con eso, pero no es así. Tampoco me siento infeliz a morir, solo siento que la llama en mi interior se esta consumiendo y no se que hare cuando esta se apague.
Un sonido abrupto me sobresalto. Un mensaje.
Te espero en una hora en el restaurante de siempre. Trata de arreglarte, no deseo que conozcan el desastre de hija que tengo.
Mamá.
Debería molestarme, sentirme ofendida en la forma en que me habla, pero hace mucho tiempo dejo de doler. Después de todos estos años, puedo decir que ya puede ver y escuchar esas palabras sin ponerme a llorar.
Hace tiempo mi corazón esta roto.
Sin prisas me levante de mi silla y fui de regreso a mi habitación. Comencé arreglarme en silencio tomando el tiempo de hacer cada cosa. Supongo que un jean y abrigo de lana seria suficiente, después de todo nada lo que haga será suficiente para ella.
Tenia que mirarle el lado bueno al asunto, saldré antes hacer las compras en el supermercado y no me ocupara el día completo. Sonreí, no permitiría que me lastimara con sus palabras.
Agarre las llaves de la casa, mi cartera y celular. Busque con la mirada algún taxi disponible y en menos de cinco minutos estaba de camino "Al de la Flor", un restaurante que tenia todo tipo de comidas desde un sushi hasta una ternera.
No fue difícil encontrar a mi progenitora, solo tenias que buscar a una persona con aura de maldad y ahí estaba ella. Ni siquiera me sorprendí de que hubieran dos personas más junta a ella y estaba más que decir que no era mi padre.
YOU ARE READING
Siempre Serás Tú
Romance❝Un simple tropiezo nos puede cambiar la vida❞ Tercer libro de la saga "Carreras Clandestinas". No es necesario leer los dos libros anteriores.