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Elizabeth

Soy una chica fuerte, claro que lo soy. Trate de no darle importancia a las palabras de mamá, pero es imposible. De alguna menta ella siempre conseguía herirme, lastimarme. No podía dejar de escuchar como repetía el desastre que soy. Un desastre que ella nunca quiso tener.

La peor hija que pudo tener.

Me contuve las ganas de colgar la llamada y estrellar el celular con la pared, pero no podía hacerlo por dos motivos, el primero es que seguro vendría ella mismo a repetirme los mismo de siempre junto con el drama incluido y lo segundo, no tenía presupuesto para comprarme otro móvil en este momento.

Tenía que aguantar como siempre.

—Si, si mamá. Tienes la razón, hablamos después. —me despedí rápidamente sin dejarle tener otra oportunidad de decirme algo. No creía  poder soportar más mierda de su parte este dia, mi dosis de veneno ya estaba al tope. Suspiré.

No se supone que esto tendría que ser así.

Yo no debería soportar cada día aquellas palabras tan hirientes de mamá. Ella tendría que haberme apoyado con la decisión de querer superarme de ser alguien mejor, pero no es así. No lo entendía por más que hablará una y otra vez con ella.

Nunca sería lo suficiente buena para ella.

Puede que no tenga un sueño o una meta que me hizo viajar desde la pequeña ciudad donde nací y crecí toda mi infancia a los Ángeles. Un cambio tan radical para alguien que siempre obedeció a sus padres. Solo quería cambiar de aires, no quería estancarme como la mayoría de mis conocidos lo habían hecho.

Yo quería más.

Y si eso estaba en esta ciudad, no me importaba dejar mi ciudad natal para superarme.

— ¿Estuvo muy pesada o no? —pregunto mi amiga Alice con quien compartía departamento.

—Peor. —fue lo único que dije.

Ella ya conocía a mamá y sabía las palabras tan maternales que sabía decirme cada vez que me llamaba o visitaba. Cerré los ojos y masaje mi sien. Esto en algún momento se tiene que detener, no puedo seguir siendo su saco de boxeo. No soy de hierro, soy humana que tiene emociones y sentimientos que estaba aniquilando a mas no poder. 

Todo el mundo esperaba que por ser la única hija de un matrimonio promedio todo tendría que estar bien, pero no es así. Es todo lo contrario

Supongo que no ser varón perjudicó mi destino.

Estar en una sociedad machista empeora todo. Un matrimonio anhelando un niño para sacar orgullo, pero al final salió una niña que solo sirven para aprender atender al marido. Y añade de qué esa niña se salga de su casa antes para superarse en vez vez de estar casada. Es una deshonra total para la familia.

—No termino de entender a tu mamá. No puedo sinceramente. —dijo de pronto mi compañera de piso. Sonreí triste.

A pesar de todos los años que pase viviendo bajo su techo no puedo acostumbrarme a sus desprecios, por más que lo intente no lo puedo.

Nunca lo haré.

Ella siempre podrá romperme en el momento que quiera.

Siempre Serás TúWhere stories live. Discover now