Inara ➳ hanker

iki (2)

es un capítulo un poquito largo pero espero que os gusteee✨✨

pd: la primera canción que va a salir es writing's on the wall de sam smith y la segunda es tencere kapak de kenan doğulu🤍

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El sol amaneció al día siguiente abrazado a miles de nubes y eso solo hizo que el cielo se entristeciera un poco más cada vez con el paso de las horas. Tanto, que el clima comenzó a enfriarse y unas pequeñas gotas jugaron a lanzarse hacia la tierra.

Kerem las vio desde la ventana de su habitación, siguiéndolas con el dedo en su caída por el cristal, intentando atraparlas sin llegar a tocarlas. Imaginó que una de esas gotas era él, moviéndose por la vida, corriendo por la vida, empujado por la vida.

Las gotas bajaban por la ventana por naturaleza, aunque no quisieran. Bajaban y bajaban, siempre iban hacia abajo. No me importaba si alguna quería ascender de nuevo, pues no podría hacerlo jamás.

Y eso le pasaba a Kerem: que vivía por naturaleza, aunque a veces no quisiera. Vivía y vivía, siempre hacia adelante. No importaba si alguna vez quería volver hacia atrás, pues no podría hacerlo jamás.

A veces notaba que unos días pesaban más que otros. Como si su flor se notara más ahogada o más marchita que de costumbre. La flor de su vida que llevaba demasiado tiempo necesitando algo para resistir, algo a lo que aferrarse.

Y en momentos así, en los que hasta el firmamento parecía triste, Kerem sentía que estaba naufragando más que nunca. Pero se obligó a pensar en lo que había dicho para evitar que Hande dejara de sonreír: que la lluvia le había enseñado que la historia más bonita del mundo era la suya propia y que solo él podría contarla. Que debía sonreír incluso cuando pensara que no podía hacerlo, porque sí podía hacerlo.

Para Kerem era mucho más sencillo dar consejos que aplicárselos, y cuando dijo todo aquello, solo podía pensar en lo que necesitaba verla un poco más contenta. Pero se estaba dando cuenta de que sería muy hipócrita de su parte no asumir esas palabras y pedir que los demás sí lo hicieran.

Soltó un suspiro que empañó el cristal y dibujó una carita sonriente en el vaho antes de levantarse para vestirse. Se puso un jersey negro de cuello alto y una chaqueta vaquera con agujeros. Se sacó la cadena de plata que siempre llevaba puesta y se colocó unos cuantos anillos. Por un momento pensó en afeitarse, pero se acarició la barba de una semana que llevaba y desechó la idea.

Se despidió de Hector con un beso y simplemente andó. Se fue a andar como si la ciudad le estuviera esperando solo a él, como si cada rincón guardara un secreto que solo Kerem pudiera conocer.

Se puso sus cascos y fue escuchando música hasta que llegó al lugar de siempre, a su lugar. Miró hacia el Bósforo y después hacia el cielo, hacia un paisaje con diminutas motas transparentes que caían inestablemente hacia él. Y simplemente se apoyó en una de las farolas y contempló el mundo.

Las canciones pasaban en sus auriculares y la tierra seguía girando, pero Kerem no se movió, notando como el leve resplandor del sol, rodeado de miles de nubes, iba cayendo poco a poco por el horizonte.

Y de repente, sin esperárselo, la vio llegar. Casi se atraganta con su propio cigarro cuando se percató de su presencia. Iba hablando por el móvil y llevaba la misma gorra de siempre y una bufanda que la tapaba casi toda la cara, pero era ella.

Hande Erçel.

Kerem dio una calada y se cruzó de brazos, consciente de que ella no le había visto a él. Se propuso admirarla durante unos instantes antes de acercarse. Apenas veía sus ojos; sin embargo, fue suficiente para que notara que estaba agobiada. Hizo unos gestos con la mano libre, como si estuviera explicando algo que parecía no entenderse al otro lado de la línea y se paró en mitad de la calle, frente a él.