Inara ➳ hanker

altı (6)

he vuelto!! aquí tenéis un nuevo capítulo del chico artista y la chica de los pétalos 👻

✵‧₊˚☼ ☽✧.。. *

–Muy bien, Hande Erçel. Hora de hacer tu trabajo –Dijo, aclarándose la garganta cuando terminó el postre.

Ella entornó los ojos, sacándole la lengua, y él la imitó, notando como la expectación le subía rápidamente por el cuerpo.

Era la primera vez, desde que se había hecho los piercings tantos años atrás, que alguien que no fuera el mismo, se los iba a poner. Y aunque podría resultar incómodo, que fuera a ser Hande la que lo hiciera le estaba acalorando más de lo que debería ser normal.

Vio como sus orejas se sonrojaban, pero sabía que era orgullosa y la sonrió descaradamente cuando ella se mordió el labio y le repasó con la mirada.

–Muy bien, Kerem Bürsin –Repitió –Voy a hacer mi trabajo.

Se levantó de la silla, apartando la cena de ambos, y se hizo un moño desordenado.

El simple movimiento de verla recogerse el pelo hizo que la mente de Kerem funcionara a mil por hora y tragó saliva en seco, frustrado, de nuevo, por no poder mover los brazos.

Hande se inclinó, ayudándole a salir de la cama, y le llevó al baño, sujetándole por la cintura. Estaba todavía un poco débil y no quería arriesgarse a que pudiera caerse.

Cuando llegaron al pequeño baño de la habitación del hospital, Kerem miró a su alrededor, apretando la mandíbula porque la ducha era demasiado pequeña como para que entraran ambos.

–Parece que las posibilidades de que follemos están desapareciendo de tu mente, chico artista –Bromeó Hande, al verle fruncir el ceño con desagrado.

–Ya lo veremos –Murmuró, más para sí mismo, girándose hacia ella de frente –¿Por cuál vas a empezar?

–Por el del pezón, Kerem. Vamos a ir despacio –Le dijo, como si fuera un niño pequeño.

Él asintió, mordiéndose la sonrisa, y dio un paso atrás, para permitirla entrar más al baño y cerrar la puerta.

Hande soltó un suspiro, y le miró a los ojos.

–Nada de jugar sucio, que te conozco.

Kerem no replicó, pero tampoco prometió nada. Ladeó la cabeza y la besó la nariz, mordiéndola la oreja antes de decirla:

–Adelante, mi reina. Todo este cuerpo es tuyo.

Hande volvió a suspirar y buscó los piercings en el bolsillo del pantalón en el que los había guardado. Él la señaló el que era el del pezón y ella lo sujetó, alzándole para mirarlo mejor.

–¿Te dolió? –Le preguntó, mientras le ayudaba a quitarse la bata del hospital sin que tuviera que moverse demasiado.

–Más de lo que pensé, la verdad. Pero es soportable –La explicó, en voz baja, atento a cada movimiento de sus manos –Luego ponme la camisa que llevaba para la cita, por favor. La bata es la cosa más fea e incómoda que he visto en mi vida.

Hande se rio, dejándola en el lavabo.

–No me importa que esté sucia, tenga sangre o incluso esté rota. La prefiero antes que a eso –Dijo, con una mueca de asco, haciéndola reír de nuevo.

–Lo que tú quieras, nene –Susurró, besándole el hombro izquierdo y después el derecho con más paciencia. Kerem tembló bajo su tacto y cerró los ojos cuando sintió los labios de Hande repasando sus heridas. –Dime si te molesta o si lo estoy haciendo mal –Le pidió, al separarse.