00

579 32 93
                                    

Miedo...

Ese lugar siempre le ha dado miedo desde que tiene memoria. No sabía que había hecho mal ahora, el director lo golpeó con una varilla hasta que la espalda le ardió y lo había encadenado otra vez, últimamente lo había estado castigando mucho.

El único consuelo que tenía era una melodía que alguien a lo lejos tarareaba, era realmente relajante que lo hacía dormirse. No sabía si eran alucinaciones por el dolor, pero no importaba.

No puede evitar preguntarse, ¿acaso hizo algo mal o es solo su existencia? No podía evitar molestarse con el director por hacerle eso, pero tampoco podía evitar regañarse a sí mismo por hacer las cosas mal todo el tiempo.

Escuchó que alguien se acercaba a donde estaba encerrado y ahí lo vio, al director que lo veía sin ninguna pizca de emoción.

― ¿me odias?

No respondió nada, solo abrazó sus rodillas contra su pecho intentando no transmitir nada de su enojo por miedo a que lo castigaran de nuevo.

―Hazlo, ódiame.

Esperó a estar completamente solo y se durmió, pero no estaba solo.

Ahí lo vio.

Un enorme tigre que no sabía cómo había entrado ahí estaba despedazando una gallina. Eso le dio más miedo aun, pensó que cuando terminara con esa gallina su platillo principal sería él.

Pero al parecer de desmayó del susto, afortunadamente todo fue una pesadilla.

El director lo vio como si hubiera hecho algo realmente malo y lo dejó sin comer por dos días.

Cuando por fin pudo salir de ahí solo le dieron un pedazo de pan y un poco de agua para que no muriera de hambre. Aunque no todo era tan malo, el orfanato tenía una pequeña biblioteca donde los niños estudiaban, no tenía permitido salir para estar con los demás, pero si hacía bien sus tareas podía pasar sus recesos ahí. Siempre era su parte favorita del día.

Todo el tiempo que estuvo ahí aprendió a leer poco a poco, pero a medida que pasaba el tiempo se empezó a dar cuenta de que no era igual a los demás niños. Fue un hecho vergonzoso que pasó en el baño, casi nunca entraba porque las pocas mujeres que encargan de los niños le daban un baño aparte con agua helada que lo dejaba temblando. Vio a otros niños hacer del baño y cuando estaba por hacer lo mismo se dio cuenta de que no tenía lo mismo que los demás.

El que lo encontraran en el baño con los demás conllevó a otra paliza y otra noche con cadenas. Y otra vez con el director diciéndole anormal, inútil bueno para nada.

Pero ese día se atrevió a hacer algo que nunca creyó hacer, hablar con el director antes de que lo dejara ahí en la oscuridad.

― ¿Por qué soy diferente?

El director detuvo su paso y volvió a verlo con indiferencia.

―Porque debes serlo, cuando salgas al mundo lo entenderás.

Con el paso del tiempo perdió las esperanzas de que eso pasara alguna vez ya que cuando alguien llegaba siempre tenía que esconderse para que no le vieran. Escuchar las risas y felicitaciones cuando uno de sus compañeros conseguía una familia era algo que le causaba una profunda tristeza. Pero las cosas comenzaron a cambiar mucho cuando creció un poco más, últimamente los alrededores del orfanato quedaban destruidos parcialmente, al parecer una bestia salvaje había aparecido.

Si antes los demás no se le acercaban por parecer raro ahora parecía que lo odiaban. Le ponían el pie para que se tropezara, le empujaban o mojaban con agua sucia.

Love me like you do || Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora