𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝚘𝚗𝚎.

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1958 Londres

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1958
Londres.
Enamorarse era una fantasía.
Algo exagerado, romantizado, descabellado, bastante idealizado. Enamorarse era
todo, menos realista. Eran cuentos de hadas que solía leer y simples historias
cortas que llegó a escuchar cuando era un niño. Era un muro de cristal que todo
el mundo ponía enfrente de su larga relación para hacerla parecer perfecta.
Enamorarse era todo, menos algo perfecto.
Al menos para Jimin.
Él creció alrededor de una familia que todos los días se desmoronaba como
migajas de una pared pintada con pintura barata. Su madre despreciaba a su
esposo, quien la detestaba también. Estuvieron juntos por años y años. Claro,
infelices. Insatisfechos. Imperfectos. ¿Por qué seguían juntos? Jimin nunca lo
supo, jamás les pregunto. Simplemente, lo entendía: El amor nunca dura.
"Oh, él es muy tranquilo," Jimin escuchó "No habla demasiado, lee mucho y
casi siempre esta trabajando, muy rara vez está en casa."
Jimin se mofó de sí mismo, de pie junto a la puerta. ¿Qué tiene de malo ser
tranquilo?
Había escuchado esas palabras siempre, desde que era un niño: hablas muy poco,
abre la boca un poco más, deja de ser tan aburrido.
Y es que, leer era el único escape que tenía a todo lo que le rodeaba. Y su
trabajo... su trabajo lo mantenía ocupado. De todo a su alrededor. De sí
mismo, quizá.

"¡Creo que en realidad es bastante encantador! Nunca dice malas palabras,
siempre es educado. Además, es muy inteligente, por todos esos libros que lee.
Trabaja en un despacho de abogados. Si, el que esta cerca del centro."
Jimin siguió escuchando, eso lo hizo relajar los hombros un poco. Así que,
no es... el peor.
Jimin estaba de pie en la entrada de aquella casa, de quien no estaba seguro
quien era el dueño. De hecho, por el ultimo par de semanas, no se sentía muy
seguro de muchas cosas. Se mudó a Londres hace solo un mes. Apenas
comenzaba a instalarse en su nuevo hogar, y ahora había sido traído a la fuerza a
la casa de sus vecinos. La estruendosa charla se escuchaba desde la sala, mientras
Jimin miraba alrededor, disfrutando de su estética moderna. Era bastante
grande, lo que le hizo cuestionarse sobre el número de personas que vivían ahí.
Afuera llovía muy fuerte. Estaban en Londres, por supuesto. Era noche, alrededor
de las 8. Jimin vió un tocadiscos de vinilo en una pequeña mesa de madera,
que estaba contra la esquina de la pared, la cual parecía bastante fina. Colocó
suavemente la punta de sus dedos sobre el disco, tocando despacio sobre la
ruleta, cuando de repente-
"Es Little Richard" escuchó decir a una voz profunda, lo que le hizo voltear al
instante, un escalofrío recorriendo su espina, sobresaltándolo "Impresionante, ¿no
crees?" continuó, refiriéndose al vinilo en el tocadiscos.
Los ojos de Jimin se agrandaron por unos segundos, era como si de repente
hubiera olvidado como articular palabras con las cuerdas vocales en su
garganta. Habla. Jimin por un momento olvidó como hablar. El hombre de
pie frente a él era alto. No mucho mas alto que Jimin, pero se veía mucho
mas grande. Mas ancho. Su cabello negro caía delicadamente sobre su rostro,era ligeramente largo, con algunos mechones enredados en la parte posterior de
su cuello. Vestía una brillante camisa roja y pantalones.
"Bueno," el hombre habló seriamente, mirando a Jimin, quien seguía ahí,
estupefacto. "¿Se te perdió algo?
"No, señor" Jimin dijo, y... ¿señor? ¿Por qué le dijo señor? Ese hombre
parece apenas un poco mayor que él. Jimin maldijo a su subconsciente por
hacerle decir eso en voz alta. Los hombres dominantes y autoritarios siempre lo
habían intimidado por razones desconocidas.
Una pequeña sonrisa apareció en los labios de aquel hombre, y Jimin no
pudo evitar sentir como las esquinas de sus propios labios se curvaban un poco y se sintió nervioso "Yo solo... regresaré a la sala" Jimin dijo, tartamudeando
un poco, y el hombre solo asintió, con una sonrisa divertida aún en su rostro.
Jimin se dió la vuelta y caminó hacia la sala, preguntándose a quien acababa
de ver y que estaba haciendo ahí, en esa casa. Muchas preguntas rondaban su
cabeza mientras observaba alrededor, hasta que vió a dos mujeres sentadas en un
sofá, quienes parecía como si estuvieran susurrando algo una a la otra.
"¡Jimin!" Rosie exclamó, y sus ojos se iluminaron, su voz resonando
suavemente. Eso era lo que a Jimin le gustaba tanto de ella, su forma de
hablar tan suave. "No has saludado bien a Veronica"
Veronica, Jimin pensó mientras miraba a la otra mujer en el sofá. Rizos
oscuros cayendo hasta la altura de su barbilla. Usaba lápiz labial rojo intenso y
algún tipo de sombra plateada brillante en sus párpados. Intimidante. "Mucho
gusto" dijo sonriendo.
"Encantada de conocerte también, Jimin" Veronica le respondió y Jimin
no pudo evitar notar el contraste entre ella y su esposa, quien estaba sentada a su
lado. Rosie, con su cabello largo y rubio, y sus brillantes ojos verdes, labios rosas
y contextura pequeña "Una disculpa enorme por no haber podido asistir a su
boda, escuché que fue preciosa. Rosie, tienes que enseñarme las fotos"
"¡Tenemos muchísimas! Te dije que vinieras, fue un día muy especial, ¿Verdad,
Jimin?" Rosie le preguntó con una sonrisa, y Jimin resopló, asintiendo.
Rosie regresó a mirar a Veronica "Deben venir con nosotros en el verano,
regresaremos a Yorkshire por un mes, solo a visitar. Me gusta Londres, en serio,
pero ya extraño mi hogar" Rosie dijo, sus hombros cayendo sutilmente.
Jimin
no sabía cómo consolarla.
"Londres es agradable... ¿Tú trabajas, Veronica?"
Jimin
preguntó y Veronica
lo miró.
"Que amable de tu parte. No es muy común escuchar a los hombres mostrando
interés en el trabajo de las mujeres." Ella se rió entre dientes, aunque su tono de
voz era un poco frío, casi calculador, irónicamente poco llamativo. "Soy
profesora de inglés" la mujer le respondió y Jimin
asintió.
Era extraño sentirse tan intimidado por una mujer apenas unos años mayor que
él, pero no podía evitarlo. "Jimin es abogado" Rosie dijo con una sonrisa.
Jimin se rió un poco avergonzado. "Rosie, n-no soy abogado. Voy a la
escuela de Derecho. Voy a graduarme este año, por ahora soy secretario en el
despacho de los Edwards Adams" le respondió y Rosie le dió una cálida sonrisa.
"Bueno, vas a ser abogado. Uno muy bueno." Rosie le dijo y Jimin le sonrió
de vuelta.
"Mi esposo es abogado." Veronica agregó y Jimin la miró "Quizá él podría
ayudarte." Fue ahí cuando los ojos de Rosie se abrieron más de lo normal, como
si estuviera olvidando algo de vital importancia.
"¡Tu esposo!, ¿Dónde está?" y era bastante adorable ver lo emocionada que
estaba por todo.
Los pensamientos de Jimin volvieron hacia aquel hombre al que había visto
hace un momento en el vestíbulo. Aquella interacción sintiéndose tan falsa, como
si nunca hubiera ocurrido. Quizá así había sido. Quizá solo fue la mente de
Jimin, haciéndolo alucinar. Eso probablemente explicaría el indefinido
resplandor que veía a su alrededor.
"Oh, cierto, lo olvidé completamente" Veronica dijo entre risas y era casi
cautivador lo varonil que a veces parecía, mirándose al mismo tiempo tan joven y
elegante. "Yoongi, ven aquí, ¿quieres? Ha estado un poco ocupado
últimamente con un nuevo caso en el que está trabajando. Saben lo difícil que es
conseguir trabajo últimamente, así que Yoongi está casi haciendo el trabajo de
10."
Jimin se sentó junto a Rosie, quien lo miró con una sonrisa tímida. Veronica
se levantó por un momento para ir por su esposo, quizá. "Te hablé de ella,
¿Recuerdas? Solíamos ser mejores amigas cuando éramos mas jóvenes, pero se
tuvo que mudar a Londres."
"Se ve mucho mayor que tú" Jimin señaló.
"Oh, lo es. No le gusta decir su edad, pero no está tan lejos de los 30" Rosie
chilló. Jimin solo tenia 23 años y Rosie 22. Eran jóvenes, quizá demasiado
para estar solos en una gran ciudad como esta, con un trabajo con el que apenas
podían mantenerse. Jimin estaba estudiando Derecho en la Universidad
"King's College" mientras Rosie estudiaba botánica en un colegio para mujeres.
Jimin le había sugerido estudiar algo mas útil, como negocios o inclusive
inglés, pero Rosie tan solo se encogía de hombros y le decía que ese era un
trabajo para hombres y que estaba feliz con la jardinería. Él no la contradijo.
Aquella casa era aterradora. Jimin la sentía demasiado lujosa, sentado en un
sillón de terciopelo rojo. Las paredes eran de madera oscura y los pisos
demasiado lustrados. Las cortinas eran gruesas y una luminosa chimenea atrajo
los ojos de Jimin hacia la esquina. No había duda de que Veronica y su
esposo Yoongi eran muy ricos. Herencia, Jimin pensó. Si, eso debía ser.
"Es una casa muy bonita, ¿no lo crees?" Rosie susurró, y Jimin suspiró,
mirándola.
"Mejor que nuestro pequeño apartamento, eso es seguro" Jimin rio
disimuladamente, apretando sus dedos en la palma de su mano. Rosie rió
alegremente, totalmente de acuerdo.
"Mil disculpas" Una voz se escuchó y Jimin alzo la cabeza hacia esas
vibraciones que causaban ese familiar cosquilleo en su espina dorsal "he estado
ahogado en trabajo últimamente" una pequeña risa le siguió y Jimin sintió
sus dedos enterrarse en la carne de su muslo, instintivamente nervioso.11
Era aquel hombre de camisa roja y cabello negro. Por supuesto que era él,
Jimin pensó. ¿Por qué no habría de serlo? Oh- oh, por supuesto, era el
hombre del cabello negro. Su boca se secó al verlo. Quizá por la forma en que le
sonreía a Jimin, con aquel indescifrable gesto.
Jimin odiaba eso. Odiaba cuando no podía saber lo que alguien estaba
pensando. Excepto por esta vez, no lo hacía, inclusive le parecía atractivo.
"Soy Yoongi" Él dijo y luego le sonrió a Rosie. "¡Ah, Rosie! Te recuerdo-"
"¡De tu ceremonia de bodas! ¡Oh, esperaba que lo hicieras! Estoy encantada de
conocerte" Rosie dijo con una risilla, era casi vergonzoso lo alegre que ella era.
Jimin, en cambio, sentía la necesidad de ser serio frente a Yoongi, quería
impresionarlo, parecer correcto.
Yoongi solo le sonrió a Rosie, quien rápidamente tomó la mano de Jimin.
"El es Jimim, nos casamos el verano pasado" Rosie dijo emocionada y
Jimin volteó a ver al hombre.
Yoongi miró a Jimin y se sostuvieron la mirada por unos cuantos
segundos, Yoongi asintió con la cabeza, sonriendo suavemente. "Mucho
gusto" él le dijo en una voz cautelosamente amable.
"Igualmente" Jimin respondió al instante, y luego se maldijo internamente
por sonar tan diferente a él.
"Ah, conozcanse un poco, sería excelente si se hicieran más cercanos. Rosie se
acaba de mudar a la ciudad, te garantizo que ahora saldré más" Veronica dijo
riendo y Rosie la miró, sonrojándose confundida.
"No puedo salir mucho, Veronica-"
"Oh, Rosie, estoy bromeando. Son hombres, ellos entienden. Ven a ayudarme
con la cena, dejemos a los hombres charlar un poco." Veronica dijo y Rosie
asintió triunfante, yendo tras ella.
Jimin la miró y se preguntó si Rosie también estaba intentando impresionar a
esa mujer, quizá de forma inconsciente.
"Así que... escuché que asistes a la escuela de Derecho"
"Así es, me graduaré en un año, trabajo en Edwards Adams por ahora"
Jimin
le explicó y Yoongi rió disimuladamente, lo que le hizo confundirse un poco.
"¿Edwards Adams? Es en la calle opuesta frente a mi despacho, ¿Qué haces
ahí?"
Jimin odiaba cuando los hombres le preguntaban eso. "Soy el secretario del
Señor Edwards" murmuró, esperando por los segundos silenciosos de juicio y burla antes del arrebato absoluto de confusión hiper masculina del por que un
hombre tiene un trabajo hecho especialmente para mujeres-
Jimin lo miró. Yoongi no se estaba riendo. Estaba sonriendo. "Que bien, es
bastante respetable considerando lo joven que eres." Le dijo y el chico finalmente
sonrió un poco.
"Oh s-si, gracias. A muchas personas les parece gracioso" Jimin dijo,
repentinamente jugando con la tela de sus pantalones.
"No es tan gracioso del todo, tienes el trabajo mas difícil. Digo, ¿que es lo que
tienes que hacer? Ir por café ocho veces y después repetir, repetir-"
Jimin soltó una carcajada y miró entre pestañas a Yoongi sonriendo "No te
imaginas todas las veces que el Señor Edwards me ha pedido café y solo le he
llevado té, jugo, agua o un vaso vacío" Jimin respondió y esta vez fue
Yoongi quien se rió a carcajadas.
"El señor Edwards, que buen viejo. Tiene como 98 años, ¿no?"
Ambos se rieron hasta que Jimin tuvo que sostenerse de los costados,
intentando no llorar por lo mucho que la risa le picaba el estómago. Yoongi se
rió también hasta que por fin pudo calmarse y miró a Jimin "¿Gustas un poco
de vino?"
"Si, por favor."
Ambos se levantaron y Jimin siguió a Yoongi hasta el cuarto contiguo a la
cocina, el cual era pequeño y frio, lleno de botellas de vino. Así es como sabes
que alguien es rico, cuando esa persona tiene un pequeño cuarto designado
específicamente al consumo de alcohol. Era un muro gigante con pequeños
agujeros en él, todos sosteniendo botellas con bebidas alcohólicas.
Jimin se rió entre dientes.
"¿Bebedor compulsivo?"
"¿Cuenta si lo hago tres veces al día?" Yoongi preguntó, buscando una botella
en especifico para tomarla y sacarla del mueble de madera en el que estaba.
Yoongi la miró, y luego miró a Jimin. "¿Château Lafite?"
"En realidad podrías darme lo que sea, no sé mucho de vinos" Jimin dijo y
Yoongi le sonrió.
"Pareces un chico de ron" Yoongi canturreo hacia si mismo mientras caminaba
por el cuarto hacia la mesa, en donde había dos copas de vidrio.
"En realidad soy mas de cocteles" Jimin dijo y Yoongi se mofó.
"Esas son bebidas para mujeres" le respondió, dejando la botella en la mesa
"Déjame mostrarte una verdadera bebida para hombres"
"Si los franceses la hicieron, esta lejos de ser para hombres" Jimin se burló
de vuelta, haciendo a Yoongi reír.
Yoongi vertió solo un poco en ambas copas, mientras Jimin solo lo
miraba. Observó atento su cabello rubio y espeso, casi -casi un mullet si
entrecerraba los ojos. Fascinante. Jimin intentaba controlarse a si mismo para
no tomar un mechón entre sus dedos.
"Toma" Yoongi dijo de repente, dándose la vuelta y extendiéndole la copa a
Jimin, quien estaba demasiado cerca. Quizá no se dio cuenta de lo cerca que
estaba, porque Jimin intentó alcanzar la copa, pero se golpeó contra el pecho
de Yoongi, salpicando un poco de vino en su camisa.6
"Oh" Jimin exclamó con los ojos demasiado abiertos, esa camisa
probablemente costaba más que su vida "L-lo siento"
"Está bien-"
"N-no, no me di cuenta, yo solo, f-fue tan repentino y-".
"Tranquilo, no es para tanto, es solo una pequeña mancha, ¿podrías pasarme una
servilleta? Yoongi le dijo suavemente, con una pequeña risilla, y Jimin
sintió algo removerse en su interior por lo calmado que Yoongi estaba
actuando.
Jimin tan solo asintió a lo que le dijo y tomó una servilleta de la mesa,
girándose para mirar a Yoongi. Lo dudó por un momento, pero se puso frente a
el y presionó la servilleta contra su pecho.
"Perdón" le dijo.
Y Yoongi, un poco confundido por las acciones de Jimin, tan solo dejó sus
brazos inertes a sus costados. "No te preocupes".
Jimin continuó frotando la servilleta suavemente contra la mancha de vino
esparcida sobre su pecho. Tragó saliva, dándose cuenta de lo cerca que estaban.
Levantó la mirada un poco. Una estúpida decisión de la cual se daría cuenta
después, pero no a tiempo- y vió como Yoongi lo miraba con sus profundos
ojos castaños.
Sintió su aliento estancarse en su garganta, y maldita sea- es un abogado, no se
supone que deba paralizarse así, o perderse entre palabras, perderse
entre pensamientos. Los ojos de Yoongi no se movieron ni un poco, estaban
fijos en los cálidos ojos cafés de Jimin, hasta que el chico aplicó un poco más
de presión en la servilleta que estaba frotando contra el pecho del peli negro.
"Ow-" Yoongi exclamó, poniendo sus dedos sobre los de Jimin "¿Estás
bien?"
"Um- si" Jimin dijo, quitando su mano "Estoy perfectamente bien, ¿Por qué
no habría de -tú ¿-tú estás bien?" Jimin balbuceó y Yoongi lo miró confundido. Se mantuvo en silencio, lo cual lo estaba incomodando y Yoongi
lo sabía. Por supuesto que lo sabía. De lo contrario, habría hablado, pero no, se
mantuvo en silencio y dejó a Jimin atorado en el agujero que el mismo cavó.
"Me refiero a tu camisa, ¿Tu camisa está bien?" agregó y Dios, que horribles
pensamientos fueron esos y que horribles instintos que se presentaban frente a
ellos sin disimulo. Que absolutamente horrible.
Yoongi debió haber visto la vergüenza en el rostro de Jimin, porque
comenzó a reírse. "Si, mi camisa parece estar bien."
Jimin sintió sus mejillas colorearse, probablemente combinando con el color
de la camisa de Yoongi. Sin pensarlo tomó la copa de vino y la llevó a su boca,
dejando que el suave sabor se deslizara sobre su lengua hasta que sintió una
mano en su cintura, lo que hizo que casi -casi- lo escupiera.
"¿Nunca antes has tomado vino?" Yoongi preguntó, mirando horrorizado a
Jimin tomar el vino como si fuera un vaso grande de limonada en un día de
verano.
"Por supuesto que he tomado vino antes" le respondió bajando su copa,
avergonzado de haber sido cuestionado sobre eso "Pero tengo 23 años, bebo vino
con la misma frecuencia que tu bebes Coca Cola"
"Y me imagino que la consumes bastante" Yoongi dijo, y suspiró "Acabo de
conocerte y puedo deducir que no eres nada sofisticado'
"Oh, ¿Y tú si?" Jimin le respondió y Yoongi le sonrió un poco,
inclinándose para hablar mas despacio "¿Ha visto mi casa, señor Park?"
Jimin lo miró fijamente, admirando sus definidas facciones, fuertes, su
mandíbula perfecta y su nariz recta, sus pómulos prominentes y cejas oscuras. Si
Jimin hubiera bebido otra copa o dos, quizá pensaría que Yoongi le parecía perfecto. El definitivamente no estaba pensando eso ahora, mientras lo
miraba silenciosamente. Por supuesto que no.
"Bastante aristócrata, si." Jimin susurró, sintiendo la punta de su zapato
siendo empujada por otro, dándose cuenta de lo cerca que estaban como para que
sus zapatos se tocaran. Prácticamente cara a cara. Su simetría siendo casi
alucinante, irónicamente.
"Puede ser" Yoongi le respondió y Jimin lo vio retroceder un paso,
sintiendo extrañamente vacío el espacio que le rodeaba, en el que ahora no estaba
Yoongi, pareciéndole irritante. No sabía por qué.
"Apuesto a que tienes un bote"
"Los llamamos yates"
"Apuesto a que tienes un yate"
"Dos, de hecho"
"¡¿Tienes dos yates?!"
"Bueno, uno y un velero" Yoongi dijo mientras se servía un poco mas de vino
"Podríamos ir a pescar algún día"
"¿Tan pronto haciendo planes?" Una suave voz interrumpió los pensamientos de
Jimin, quien ya estaba visualizándose a si mismo junto a Yoongi,
pescando juntos. Jungkook volteó y miró a Veronica y a Rosie junto a ella,
ambas sosteniendo bandejas de comida, que dejaron en la mesa de madera de al
lado.
"Quise mostrarle a Jimin
mi cuarto de vinos, enseñarle unas cuantas cosas de
la crème de la crème. Después de todo, va a estar trabajando alrededor de
abogados."
Jimin parpadeó, quizá demasiado atento a como sonaba su nombre saliendo
de la boca de Yoongi. Hermoso, sonaba hermoso. Existen solo unas cuantas
cosas hermosas en el mundo: las noches estrelladas, Love me Tender de Elvis, y
la forma en la que Yoongi pronunciaba el nombre de Jimin. También
Rosie, el día de su boda. Sin ningún orden en particular.
"¡Suena excelente!" Rosie chilló, con una gran sonrisa en su rostro. ¡Ustedes dos
podrían volverse amigos!, como nosotras" les dijo, bastante emocionada con la
idea.
"Yoongi no tiene amigos, Rosie, está demasiado ocupado con el trabajo,
¿Verdad, amor?" Veronica dijo, caminando hacia él, sus tacones resonando en el
piso de madera. Yoongi puso su mano en su cintura.
"Te encanta mencionar eso, ¿Cierto?" Yoongi dijo, besando su mejilla
delicadamente, mirando después a Jimin y a Rosie, mientras Veronica ponía
una mano en su pecho, sonriendo. A Jimin le recordaba a Yoongi de
alguna forma. Su parecido era casi alucinante. Era fascinante como se
complementaban el uno al otro, Jimin pensó mientras apartaba la mirada.
"¡Salpicaste tu camisa con vino! ¿Podrías no ser tan incompetente por una noche?
Tenemos visitas" le dijo Veronica con esa voz elegante, que hacia evidente su
clase alta, incluso sin tener que decirlo.
"No fui yo, cariño" Yoongi le respondió, mirando a Jimin después,
sonriendo suavemente "A Jimin se le cayó un poco"
"Lo siento, n-no lo hice a propósito" Jimin le respondió y Rosie rió
cariñosamente.
"Hmm, entonces supongo que no puedo gritarte, no hasta que te conozca un poco
más" Veronica dijo y Yoongi se rió sutilmente.
"Yo le gritaré por ti, ¿Eso te gustaría, Jimin?" Yoongi le preguntó, sus
labios curvándose en una media sonrisa.
Jimin se tensó. ¿Cómo se supone que debía interpretar eso? Tan solo se rió,
sonando tan forzado como se sentía.
"Deberíamos cenar antes de que se haga mas tarde, tenemos clases mañana."
Rosie dijo y Veronica sonrió.
"Es encantador lo jóvenes que son. Reminiscente. Extraño eso, ¿Tú no?"
Veronica dijo mientras servía la cena. Siempre sonaba tan fría y cortante,
Jimin no podría descifrar cuando estaba siendo sarcástica y cuando no.
"No realmente. Al parecer, si tienes 23 en estos días no haces más que beber
Coca Cola" Yoongi dijo, haciendo a Jimin reír.
El sonido captó la atención de Yoongi, por supuesto, porque giró la cabeza de
inmediato hacia Jimin y le sonrió. Jimin lo miró, apartándose casi en un
instante, no sabiendo por que lo hizo, pero lo hizo, y Yoongi lo hizo también.
Así fue por el resto de la noche, ambos cruzando miradas y apartándose después.
La cena fue agradable. Las mujeres hablaron sobre algunos conocidos, mientras
Yoongi y Jimin hacían unos cuantos comentarios de vez en cuando. Era
muy poco usual, pero Veronica exudaba esa aura fuerte y confiada que
Jimin
veía rara vez en una mujer. Quizá eso explicaba lo silencioso que Yoongi era,
y lo confiado que se mostraba cuando estaba con Jimin.
"Fue muy agradable, Veronica, muchas gracias, te extrañé tanto desde que te
mudaste a Londres." Rosie dijo rápidamente, con sus dedos jugueteando entre sí.
El contraste entre ella y Veronica era más que evidente. Veronica era tan
centrada, segura de sí misma, de carácter fuerte, claramente inteligente y no
parecía buscar la aprobación de su esposo todo el tiempo, mientras Rosie eraexactamente lo contrario. Jimin se preguntaba si se volvería igual que ella
después de unos cuantos años de matrimonio.
"No te preocupes, Rosie, no vives tan lejos de aquí, ¿Cierto? Ven cuando quieras,
espero verlos por aquí mas seguido. Veronica dijo, sonriendo genuinamente.
"Si, por favor. Todos esos abogados y doctores treintones se vuelven aburridos
después de un par de reuniones. No hay mucho de que hablar cuando pasas tus
días detrás de montones de papeles y huesos." Yoongi dijo y Jimin soltó
una risita.
Dejó de reir casi al instante en que Veronica lo miró por un par de segundos,
sonriendo después. "Tu y Yoongi parecen llevarse bien, deberías pasar mas
tiempo con él, no quiero que se vuelva aburrido" ella le dijo y Yoongi se
mofó.
"Suenas como mi madre, Ronnie. Pero claro, no me importaría." Yoongi dijo y
Jimin tan solo lo miró, asintiendo después.
Todos se levantaron y caminaron hacia la puerta, la despedida durando mas de lo
normal porque las mujeres se quedaron hablando de algo que no alcanzaron a
decir en la mesa. Era agotador ver lo mucho que hablaban. Jimin quisiera que
dejaran algo pendiente para la próxima vez que se vieran.
"Asi que..." Yoongi dijo mirando a Jimin "Te veré mas seguido por aquí"
le preguntó, pero mas que una pregunta, parecía una afirmación. Una pregunta
retórica, quizá, porque el parecía bastante seguro de la respuesta.
"Claro, si tú quieres" le respondió y Yoongi sonrió.
"Esa no es una respuesta. 'Si tú quieres' es lo que la gente dice cuando no quiere
hacer algo. En serio, Jimin, no puedo evitar notar lo tenso que te pones aveces" Yoongi dijo, posando su mano en el brazo de Jimin. "Relajate, haz

algo de yoga, a la gente de la India les funciona"

Jimin sintió como la sangre le subía a la cabeza cuando Yoongi lo tocó,

una especie de corriente eléctrica recorriendo su espina dorsal. No sabía cómo, o

por qué. Lo único lo que sabia era que le gustaría si Yoongi lo tocara un poco

más.

"Yoga, claro" Jimin rió, mirando a Yoongi. Lo dudó un momento y

después asintió. "Si."

"¿Sí?"

"Me verás por aquí más seguido." Le dijo tímidamente, sintiéndose pequeño ante

la mirada de Yoongi. "Si tú quieres"

"Me gustaría" Yoongi dijo y Jimin le sonrió.

Un poco más tarde, Jimin caminó por la calle desde la casa de Yoongi

hasta la suya, junto a Rosie, quien se quejaba por el frio clima. Jimin apenas

y le prestó atención, pues no podía sacar la sonrisa de Yoongi de su mente.

"¿Te agradaron?" Rosie le preguntó cuando llegaron a su pequeño y desgastado

apartamento, mientras se quitaba su abrigo. Jimin se quitó el suyo tambien,

dejandolo en el perchero, caminando por el pasillo hasta la cocina.

"Claro, Veronica parece agradable, bastante inteligente, es encantadora"

Jimin dijo y Rosie caminó hasta él.

"¿Y que piensas de Yoongi?" Rosie preguntó y Jimin sintió un extraño

retortijón al escuchar su nombre, tomando una jarra de agua, sirviéndose un poco

en un vaso."Es agradable, bastante divertido, no se por que me dijiste que el esposo de

Veronica era aburrido."

"Bueno, eso fue lo que ella me dijo, pero parece alguien muy dulce, y muy

guapo, por supuesto." Rosie canturreó y Jimin se sonrió a si mismo. Muy

guapo.

"Iré a cambiarme para dormir" Rosie dijo, inclinándose un poco para besar la

mejilla de Jimin. "Ven a la cama pronto, no te quedes leyendo tan tarde otra

vez"

"No te quedes esperándome despierta otra vez"

"Eres muy malo a veces" Rosie dijo poniendo una mala cara y Jimin la miró,

sintiendo sus hombros tensarse. Intentó relajarse, no supo por que se puso tan

tenso de repente.

"Te quiero" Jimin murmuró, besándola suavemente. Ella sonrió, besándolo

de vuelta, apartándose después.

"Te quiero también" le respondió con su voz suave, y Jimin sonrió mientras

la veía darse la vuelta y caminar hacia su habitación, bailoteando un poco, su

cabello rubio moviéndose con gracia.

Y mientras Jimin la miraba, su mente se sintió borrosa.

No podía dejar de pensar en Yoongi.

No podía dejar de pensar en Yoongi

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☕︎ 𝚂𝚘𝚖𝚎𝚋𝚘𝚍𝚢 𝚃𝚘 𝙻𝚘𝚟𝚎. ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora