Jimin se miró a sí mismo en el espejo, con sus ojos cristalizados, llenos de
lágrimas. No eran de tristeza, más bien, eran gracias a las incontables noches de
insomnio y pensamientos de mujeres revolcándose.
Su camisa blanca cayó por su hombro, su barbilla se inclinó hacia su reflejo,
dejando ver su piel pálida, reluciente. Su diamante reposando en la parte inferior
de su clavícula, brillando. La piedra enjoyada le trajo mucha satisfacción, una
que los miserables sucesos cotidianos no podían cumplir.
Jimin estaba sentado en el pequeño asiento blanco frente al tocador de Rosie
que había traído de casa. La madera blanca en la parte superior le recordaba su
delicada belleza, en la que no se esforzaba demasiado. Sus labios siempre de un
bonito tono rosa se volvían más rosados con labial o bálsamo. Sus mejillas se
sonrojaban, contrastando maravillosamente con su cabello rubio que siempre caía
en rizos sobre sus hombros. Su cuerpo pequeño, siempre luciendo más pequeño
cuando usaba sus vestidos amplios. El rosa claro en la punta de sus dedos hacía
que sus manos más pequeñas se vieran bonitas, todo su físico era bonito, todo
sobre ella... era bonita, bonita, bonita.
Jimin nunca estuvo enamorado de ella, siempre la había envidiado.
Porque en el fondo, desearía poder ser ella.
Rosie podría haber estado con Yoongi, ella habría satisfecho todos sus deseos.
Se habrían besado y Yoongi habría sostenido su pequeño cuerpo entre sus
brazos, y sus llamativas apariencias rubias se habrían fusionado como agua y
arena. Jimin y Yoongi no eran como el agua y la arena. Eran agua y fuego.
Cada acercamiento a Yoongi era explosivo, estallando cada vez en una llama
más grande. Nunca podrían estar juntos afuera. Jimin nunca podría ser lo que
Yoongi realmente anhelaba, y esa era la verdad que escondía con vigor. Si
"¿Jimin?" Escuchó la voz de Rosie. Había regresado del trabajo. Estaba junto
a la puerta. Jimin volteó la cabeza hacia ella, luciendo precioso a la luz de la
luna, como una flor. "¿Estás bien?"
El chico asintió, dándole una pequeña sonrisa. "Lo estoy." Dijo en voz baja.
"¿Cómo- um- cómo estuvo el trabajo?"
"¿Has estado llorando?" Rosie preguntó en voz baja. Sonaba cariñosa, pero en
realidad, estaba inquieta. Siempre lo estaba cuando veía a Jimin ser tan
frágil, tan... femenino.
"No. No, yo-" Jimin comenzó a decir, levantándose del pequeño asiento,
acomodando el hombro de su camisa. "Estoy bien."
"Esa camisa parece demasiado grande para ti" señaló Rosie, confundida.
Jimin sintió la fina tela de la que estaba hecha la camisa y se mordió el labio.
"E-es de Yoongi. Debí haberla tomado accidentalmente en Francia." Jimin
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☕︎ 𝚂𝚘𝚖𝚎𝚋𝚘𝚍𝚢 𝚃𝚘 𝙻𝚘𝚟𝚎. ☕︎
FanficEnamorarse de un hombre durante los años 50 nunca fue algo que Yoongi o Jimin hubieran imaginado. Especialmente cuando ambos estaban casados con sus hermosas esposas. O, la historia de dos amantes que nunca fueron el uno para el otro, pero e...