Hay personas en el mundo que son perfectas.
Una simple mirada a ellos, y te atraen. Tienen belleza, habilidades, talento,
hermosas sonrisas y ojos llamativos. No puedes comprender cómo existen, cómo
pueden vivir sin tener defectos. Estás tan lejos de ellos que estás convencido de
que no tienen problemas en su vida, pues su existencia está simplemente más allá
de la tuya.
Jimin se sentía así con Yoongi.
La inferioridad era una cosa. Jimin era simple: usaba el mismo abrigo los 7
días de la semana, ganaba apenas el salario mínimo en su trabajo. Su cabello
estaba cepillado de manera simple, su actitud era simple, todo sobre él era...
ordinario. Jimin pasó 23 años de su vida sintiéndose ordinario.
Yoongi no era ordinario en lo absoluto.
Él era grandioso. Rebosante de lujo, riqueza, exudaba una elegancia que te hacia
querer convertirte en él, pero al mismo tiempo estar con alguien como él. Sus
hombros eran anchos, su cabeza alta, alto en su estatura y confiado en su
comportamiento. Sus palabras eran elegantes, suaves, salían de su boca sin
pensar, sin dudar. Era como si no fuera humano en absoluto, tan lejos y por
encima de cualquier otra persona, tan perfecto.
Asustaba a Jimin. Pero ahora, mirando a través de las puertas de madera y
viendo al hombre de cabello negro acostado de espaldas, con los ojos cerrados,
luciendo débil y más pequeño de lo que Jimin lo había visto alguna vez, su
percepción cambió.
Verónica estaba dentro de la habitación con algunos médicos, discutiendo algo en
voz baja. Parecía asustada, con los ojos un poco abiertos. Jimin esperaba que
Yoongi estuviera bien. Rosie se había ido hace media hora porque tenía que
trabajar temprano al día siguiente y tenía que irse a dormir, pero Jimin
decidió quedarse, olvidarse de la necesidad de dormir de su cuerpo, pues ahora
mismo, Yoongi era más importante.
"Gracias." Verónica dijo suavemente, alcanzó la puerta y salió. Vio a Jimin,
luciendo un poco agitado. "¿Por qué sigues aquí?"
"No lo sé." Murmuró Verónica, menos tensa de lo habitual, pareciendo
nerviosa... Jimin nunca la había visto nerviosa antes. Verónica también
parecía ser perfecta en cierto sentido. "No fue un ataque al corazón, gracias a
Dios".
"¿Qué fue?" le preguntó, y Verónica suspiró. "Un ataque de pánico. ¿Te
imaginas? Es tan estúpido" se quejó, dándole otra calada al cigarro. "Tenía miedo
de que se hubiera lastimado o algo peor, pero solo son sus estúpidos nervios
siendo erráticos" Verónica dijo, y Jimin la vio alejarse.
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☕︎ 𝚂𝚘𝚖𝚎𝚋𝚘𝚍𝚢 𝚃𝚘 𝙻𝚘𝚟𝚎. ☕︎
FanfictionEnamorarse de un hombre durante los años 50 nunca fue algo que Yoongi o Jimin hubieran imaginado. Especialmente cuando ambos estaban casados con sus hermosas esposas. O, la historia de dos amantes que nunca fueron el uno para el otro, pero e...