ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ᵗʷᵉⁿᵗʸ ᵗʷᵒ☁︎

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Los días pasaban mientras el sol caía sobre la tierra granulada todas las noches y

regresaba sin falta cada mañana. Para todos, el tiempo pasó; sus vidas

continuaron, al igual que sus noches.

Jimin se encontró en una parada repentina. Los últimos meses habían sido

prados de hierba recién cortada y flores frescas, y ahora solo había árboles

marchitos y hojas muertas en el suelo... y todo lo que podía hacer era llorar.

Patético, pensó para sí mismo. Era patético. Patético, corriendo detrás de un

hombre que nunca lo amó. Patético, corriendo tras un hombre casado. Patético,

corriendo detrás de un hombre cuya esposa estaba embarazada. Patético, pues él

también era un hombre casado. Patético, era patético ser un hombre como él.

Jimin miró el callejón frente a él. Parecía un abismo hacia ninguna parte.

¿Por qué estaba él aquí?

"Yo-yo m-me gustaría entrar. No pensé que tuviera que traer una identificación

de algún tipo." Jimin dijo suavemente.

El hombre lo miró durante unos segundos y luego abrió la puerta. "No causes

problemas."

"Entendido, señor." Jimin asintió y luego caminó hacia el gran pasillo. Un

pasillo oscuro y vacío. Aceleró sus pasos, hasta que llegó a la puerta y la abrió,

sintiendo que su aliento abandonaba sus labios.

La música animada llenó el lugar, las risas y el baile lo superándolo. El humo de

cigarro dejaba nubecillas amontonadas en el techo, y Jimin se abrió paso a

través de ellas, sintiendo un poco de felicidad en su corazón al ver a todos esos

hombres riendo entre ellos, alegres, sonriendo. Algunos se besaban, otros se

abrazaban, algunos simplemente disfrutaban de la compañía del otro.

Jimin llegó a la barra. El camarero lo miró y luego sonrió. "Te recuerdo.

Viniste con ese guapo peli negro, ¿cierto?"

"Sí señor" dijo Jimin débilmente. El hombre sonrió. "¿Te gustaría algo de

beber?" Jimin asintió ante la pregunta.

"L-lo que sea que sirvan aquí está bien. No estoy muy seguro-" comenzó a decir,

pero el hombre le entregó un cóctel. Jimin le dio una pequeña sonrisa y se

dio la vuelta, viendo a dos chicos sentados alrededor de una mesa pequeña,

hablando entre ellos. Parecían demasiado jóvenes, de unos 16 años.

"Ah, son unos niños" Dijo el camarero, apoyado en la mesa del bar. "No

permitimos que entren niños, pero éstos chicos encontraron el bar por su cuenta,

nos suplicaron que los dejáramos entrar. No podía decirles que no. Creo que

están enamorados, ¿no es así?" El camarero se rió entre dientes.

Jimin miró a los chicos. Uno era más pequeño, con los ojos muy abiertos,

☕︎ 𝚂𝚘𝚖𝚎𝚋𝚘𝚍𝚢 𝚃𝚘 𝙻𝚘𝚟𝚎. ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora