Harry Potter el ocupante ilegal

Capítulo 3

Harry asintió para sí mismo mientras examinaba la receta. Había hojeado el pequeño libro de recetas que le había dado Hestia, y decidió que hoy iba a hacer algo especial . Como un postre. Con chocolate.

Estaba de un humor excepcional. Cuando Artie lo había traído de regreso después de su lección semanal, Harry había logrado acariciar a uno de esos hermosos renos que tiraban del carro de Artie. Él había sido astuto al respecto y trató de asegurarse de que ella no se hubiera dado cuenta, ya que no estaba seguro de cómo reaccionaría. Artie podría ser quisquilloso con ciertas cosas.

Cuando ella le dio una sonrisa de complicidad cuando él le dio su acostumbrado abrazo de despedida, se dio cuenta de que ella lo había notado y que no parecía importarle.

Por lo tanto, Harry estaba de muy buen humor, lo que lo llevó al postre. Sin embargo, no tenía todos los ingredientes para la golosina que eligió.

Abriendo uno de los cajones del gabinete de la sala de estar, extrajo una pequeña bolsa. 'Gastar dinero' lo ha llamado Hestia.

Rara vez usaba el dinero. Habiendo crecido sin él, o cualquier otra cosa en realidad, estaba acostumbrado a vivir frugalmente y no quería quedarse sin él. Quién sabía lo que podría pasar, y cuando se encontrara solo necesitaría el dinero.

Este era el templo del señor Helios, después de todo, y por lo que había entendido de Hestia, en realidad no debería estar aquí. Hasta ahora, Hestia y Artie habían mantenido su presencia en secreto y le habían estado enseñando todo tipo de cosas interesantes, pero un día lo iban a echar y tendría que arreglárselas solo.

Pero quería hacer algo especial. Sólo una vez.

Así que tomó la valija y salió del templo hacia el distrito del mercado.

Aún emocionado por su excepcional buen humor, Harry, con cuidado, pero con confianza, bajó los escalones y se dirigió al mercado. Hestia se lo había explicado: las criaturas sobrenaturales a menudo cambiaban de apariencia, y mientras actuara como si tuviera derecho a estar allí, se quedaría solo.

O mejor dicho, debería serlo. Un dios o una diosa importante sería capaz de detectarlo como mortal, y entonces estaría en problemas. Si se molestaron en mirar, eso es.

Al llegar al mercado, Harry sonrió mientras pasaba por los distintos puestos. Le gustó mucho estar aquí, con el ajetreo y el bullicio de varias personas.

Después de hacer sus compras, estaba en camino de regreso, cuando notó que un tipo barbudo muy alto acechaba a una chica guapa. La niña lo sabía, aparentemente, cuando lo miró, se rió y luego fingió huir de él. El tipo barbudo la persiguió hasta un callejón oscuro.

Harry se encogió de hombros. ¿Quizás estaban jugando a la persecución? No sabía que los adultos jugaban así. La tía Petunia y el tío hubieran preferido comerse vidrios rotos antes que jugar a la persecución, Harry estaba seguro.

Mientras continuaba su caminata, pasó por el callejón en el que había visto al Barbudo perseguir a la chica. Echó un vistazo al callejón y descubrió que Barbudo parecía tener la lengua hasta la mitad de la garganta de la chica. Sus manos estaban sobre su espalda sosteniéndola, mientras la tenía inmovilizada contra la pared del callejón con sus piernas alrededor de su cintura.

Harry se llevó una mano a la boca. ¡Eso fue tan asqueroso ! Olvídese de la cara de beso habitual, ¡Barbudo era obviamente una especie de pervertido!

Dio media vuelta y corrió; ¡De ninguna manera se iba a involucrar en las perversiones de Bearded Guy! Lo que sea que le estaba haciendo a esa pobre chica, a ella no parecía importarle mucho, ya que sus brazos habían estado alrededor de su cuello y no estaba luchando por escapar.