Capítulo 4

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Antes de poder reaccionar, Jack tenía encima a un hombre de etnia gitana, y ambos se enfrascaron en una igualada pelea. El detective, tras salir victorioso aunque herido, interrogó al que entonces supieron que sí era el asesino. La maldición de la gitana nunca había existido, pero al morir sin techo meses después, su hermano, aquel hombre, se tomó la justicia por su mano. Ataron al asesino, que fue llevado ante la policía a la mañana siguiente. La niña volvió con sus padres, y cuando Jack pudo hablar con los gemelos, Kevin y Kyle Black, descubrió que Kevin había escrito un libro donde estaban detalladas todas las sospechas y pruebas del joven aspirante a detective sobre el caso, y aquel manuscrito siempre había estado apoyado contra el marco del espejo, esperando a ser leído. Pero por miedo y la certeza de que aquello era magia oscura, nadie se había fijado.

Al volver a la ciudad, Jack no pudo evitar echar un vistazo a la placa que anunciaba Oficina del detective Johnson, pues tenía una corazonada. La corazonada de que, menos de una década después, en aquel pedazo de acero habría sitio para un nombre más. Y lo hubo, cuando el detective Black llamó a su puerta pidiendo ser socios.

La nueva placa de la oficina de los dos detectives desapareció antes de que le diera tiempo a acumular polvo. Jack y Kevin iniciaron enseguida una búsqueda para recuperarla y averiguar quién la había robado, ansiosos por descubrir una verdad que apuesto a que vosotros también querríais conocer. Pero eso, amigos, es otra historia.

Jack Johnson y el misterio del espejo del hotel encantadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora