Capítulo 1 - El encuentro

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— Haiyoru… ¿cómo es que aún no tienes quirk como tu hermano?

— ¿Hm? No lo sé…

— Seguramente ni tenga. Su hermano ya tiene uno demasiado guay, ambos no podrían ser chulos al mismo nivel.

— ¡Hey! ¡Seguro que mi quirk es tan chulo que le cuesta más manifestarse!

— Ya… claro, sigue engañándote a ti misma. — Todos se ríen. Yo no le encuentro una pizca de gracia. De hecho, todo lo contrario. Siento cómo se llenan los ojos de lágrimas al oír sus burlas y carcajadas. ¿Es enserio necesario meterse con las personas por el simple hecho de no tener un quirk todavía? Quiero decir, un quirk voy a tener seguro, ¿verdad? ¿Es acaso posible que no posea uno? ¿Y si no es un retraso de su manifestación? ¿Y si en realidad tienen razón y mi hermano es el único de los dos que tiene uno?

— Yo creo que tienes razón, Yoru-san. — Levanto la mirada al escuchar a alguien interrumpir mis pensamientos. Me encuentro con Izuku.

— Bueno, es normal que el otro niño raro que tampoco tiene quirk diga algo así. Intentará consolarse a sí mismo también. — Comenta entre risas uno de nuestra misma aula de infantil.

— ¡Más te vale callarte! — Le grito enfadada. — ¿De verdad lo crees? — Pregunto esperanzada a Izuku. No sé por qué, necesito saber lo que él piensa.

— ¡Por supuesto! ¡Tendrás un quirk genial, Yoru-san! ¡Uno tan guay que podrás incluso llegar a ser heroína! — Afirma con seguridad y una enorme sonrisa. No puedo evitar sonreírle de vuelta ante sus firmes esperanzas.

— ¡Sí! ¡Tienes razón! ¡Lo conseguiré! ¡Y tú también!

— ¡Sí!
 
~
 
Fue poco tiempo después cuando se supo que Izuku no poseía ningún quirk, y que yo sí lo hacía, pero era posible que se manifestara más tarde de lo normal. En el momento en el que se supo que él no poseía ninguno, su vida se derrumbó. O esa fue la impresión que me dio. Pero tal y como él siempre había hecho por mí, siempre me mantuve a su lado apoyándole y defendiéndole.

No fue por obligación como forma de agradecimiento por todas las veces que él me había animado, sino que, en realidad, fue algo que de verdad quería hacer. Izuku era con la única persona con la que de verdad me sentía cómoda y capaz de ser yo misma. Con la única con la que de verdad me sentía apreciada y no una carga que conllevaba ser amigo de mi hermano.

Katsuki cuando éramos niños era un idiota cuando estaba con más gente, solo se portaba relativamente bien conmigo cuando estábamos solos. Bueno, lo de ser idiota no cambiaba. Ni ha cambiado.

Durante ocho años, Izuku siempre fue mi mejor amigo. A Katsuki no le gustaba nada que me juntara con él, pero a mí no me podía importar menos.

Es cierto que muchas veces me tocaba aguantar estar con los amigos de mi hermano, y tampoco es que me lo pasara mal, pero era distinto. Izuku siempre fue para mí un amigo al que debía proteger, al que debía vigilar para que mi hermano y sus amigos no le molestasen, aunque muchas veces no fuera capaz de evitarlo porque no tenía autoridad sobre ellos. Eso me enfadaba mucho. Podía pasarme días sin hablar a mi hermano al ver que seguía burlándose de él. Izuku era demasiado especial para mí.

Sin embargo, al parecer yo no lo era tanto para él.

Teníamos doce años cuando, al parecer, Izuku se había cansado de estar conmigo.

— ¡Hey, Izuku! ¿Te importaría si hoy vuelvo a tu casa? Sé que ya he ido tres veces esta semana, pero ya que es viernes, pensé que igual podríamos superar el nivel que tanto nos cuesta del videojuego y… — Izuku se paró de golpe, sin mirarme a la cara. — ¿… pasa algo?

— Yoru-san… Creo que… Creo que deberíamos dejar de vernos.

— ¿Qué? ¿Por qué? — Me quedé estupefacta ante sus palabras. — ¿He hecho algo para molestarte? Si es así, por favor, dímelo. Sé que a veces puedo ser algo pesada, me lo han dicho mucho. Si te estoy agobiando, lo siento. No volveré a autoinvitarme a tu casa, de verdad que…

— No. Simplemente… — Sentí que su tono era extraño, pero no paraba de girar la cabeza cuando trataba de mirarle a la cara.

— Izuku, ¿qué te pasa? ¿Te ha vuelto a hacer algo Katsuki?

— ¡No! ¡Solo deja de hablarme! — Su grito me sobresaltó y me dejó inmóvil, tiempo suficiente que le dio para irse corriendo y dejarme sola.

¿Por qué…?

Nunca entendí qué hice mal. Nunca fui a preguntarle de todas formas. Tal y como él me pidió, no volví a dirigirle la palabra.
 
Eso no significaba que no siguiera preocupándome por él porque, a pesar de él no querer seguir siendo mi amigo, yo no iba a dejar de quererle, aunque fuera a distancia. Así pues, aunque no como antes, intentaba saber cómo iba en la vida. Me dolía en lo más profundo no poder ir directamente a hablar con él cuando le veía cansado para ver qué le sucedía, o saber qué le hacía estar tan sonriente algún día (aunque seguramente ya sabría que la respuesta estaba relacionada con algo de All Might, seguramente una nueva figura o póster que se habría comprado).

Pero después de dos años, en nuestro último curso de escuela de grado medio, el nivel de curiosidad por saber qué le ocurría aumentó notablemente.

Mi hermano y yo ya nos estábamos entrenando en casa y en clases particulares para hacer la prueba física para entrar a la UA, al mismo tiempo que no dejábamos de estudiar para la prueba teórica. En esa misma época, no podía evitar fijarme en las ojeras y la palidez de Izuku. Parecía un muerto andante. Se le veía distraído.

De normal, simplemente haría uso de mis orejas de gato para escucharle murmurar, pero esa vez no me funcionó. Sus murmullos eran tan inaudibles y rápidos que no era capaz de captar lo que decía. Y eso sólo ocurría en momentos serios.

Mi curiosidad fue aumentando, y llegó a tal nivel que ya no podía soportarlo más. ¿Qué le estaba pasando a Izuku? ¿Por qué le vía tan distraído en clase? ¿Por qué estaba tan cansado? Mis ansias por saber las respuestas a estas preguntas no pudieron contenerse, y un día decidí seguir a Izuku después del instituto.

No volvió por el camino de siempre hacia su casa, si no que se desvió hacia la playa. Me escondí detrás de un muro al ver que bajaba, esperando a ver qué sucedía. Fue entonces cuando noté la presencia de un hombre alto y flacucho. De forma extraña, su voz y carácter me resultaban exageradamente familiares. Hasta que de repente, se transformó mientras estaba hablando con Izuku.
Era…

— ¡¿ALL MIIIIIIIIIIGHT?! — No pude evitar gritar de asombro y salir de mi escondite de un salto. Al segundo ambos se giraron con estupefacción y yo me coloqué ambas manos en la boca, pensando en un acto de reflejo que eso solucionaría el problema de haber sido descubierta. — ¿Qué…? — La cara de horrorización de Izuku y de confusión de quien parecía ser el mismísimo héroe All Might se giraron a mirar hacia mí dirección. — ¿Cómo…?

Haiyoru Bakugo - TEMPORADA 1 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora