Tras unos años de vivir en pareja, solo les falta formar un lazo permanente. La vida era normal para todos. Pero, lo que comienza como una nueva ola de violencia en el país pronto se convierte en algo más siniestro. Tal parece que los instintos más...
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Una historia de amor muy curiosa, con un final indefinido.
Un bonito omega castaño esperaba en una banca del parque a que su acompañante de esa tarde llegara.
Todo había sucedido de manera tan rápida y extraña que su mente se encontraba hecha un lío, y no podía analizar cómo es que acabó en esa situación.
No recordaba con exactitud cómo había iniciado todo, un momento no especificó en un lugar no especificó. Recuerda haberse topado con aquel alfa, haberse perdido en el pensamiento de que la sonrisa que el alfa le estaba dedicando le hacía parecerse mucho a un lindo conejito, y de ahí, miles de pensamientos adorables de el alfa frente a él comparado con tiernas bolitas de pelo de orejitas largas inundaron su mente, de tal manera que no pudo escuchar las primeras palabras dirigidas a su persona, y en cuanto volvió en sí, ser conocidos paso a confianza como si fueran amigos desde hace tiempo y de ahí, en menos de lo que se dio cuenta, lo invitó a salir.
Y él, como la persona de blando corazón que es, no pudo negarse a una cita con ese bonito chico.
Levantó la vista al ver a cierto chico dirigirse hacia él.
No demoró en ponerse de pie y saludar animadamente con su mano, dedicándole una de esas características sonrisas suyas al contrario.
Si todo salía bien esa tarde, podría considerar una segunda cita, tal vez.
E incluso, en un futuro, no le molestaría llegar a ser algo más.
Si...ojalá todo fuera tan simplemente perfecto como eso.
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—¡¿Qué diablos pasa contigo?!, ¡¿Cómo puedes decir eso tan a la ligera?!. — Exclamó, TaeHyung, notablemente exaltado.
— Ni siquiera sé por qué te pones así, no es la gran cosa. —Le restó importancia el alfa.
— ¿Qué no es la gran cosa dices? —soltó con ironía. —¡¿Aunque sea te estás escuchando?!. Irte al maldito ejército, ¡¿Pero qué pasa contigo?!.
—¡Ya basta!, esto no es de tu incumbencia. Además, no te estoy pidiendo permiso de nada, es solo un aviso, así que vete haciendo a la idea.
—¡Claro que es de mi incumbencia!. — gritó, siguiendo a JungKook al verlo alejarse. —¡Hey!¡Jeon!. —Intentó llamar su atención, la discusión aún no terminaba. —¡Te estoy hablando, carajo!.
