Tras unos años de vivir en pareja, solo les falta formar un lazo permanente. La vida era normal para todos. Pero, lo que comienza como una nueva ola de violencia en el país pronto se convierte en algo más siniestro. Tal parece que los instintos más...
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— Siento una gran culpa por todas aquellas personas infectadas.
— Lo entiendo señor, pero no es su culpa. Usted ya hizo todo a su alcance por ellos.
— ¿Qué debería hacer ahora?
— Bueno, como su consejero. Pienso que deberíamos hacer algo en contra de los infectados allá afuera. Si no terminamos nosotros con ellos, ellos lo harán con nosotros.
— Pero ¿y si hay personas sanas?.
— Ellos ya tuvieron su oportunidad. Usted ya hizo lo que pudo. Si hay alguien sano ahí afuera no tardará en ser uno de ellos, además usted dio el pase a todo el que quisiera a la ciudad. Ya hizo su parte.
— Tienes razón en eso; llama al general y a sus hombres. Tenemos algo que discutir.
— Si señor.
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Yoongi se sentía más que culpable en ese momento. Si bien justo ayer había prometido a su pareja el pasar más tiempo su lado ahora aquí estaba de nuevo, en busca de cualquier cosa útil, lejos de casa.
Sentía una opresión en su pecho al recordar la expresión decepcionada de su omega, podía sentir a través del lazo el constante llamado y necesidad que este tenía de estar a su lado.
Salió de sus pensamientos, levantó la vista dándose cuenta de dónde estaba. Frente a la frontera de la ciudad.
Pudo ver a algunos soldados custodiando la entrada, todos estaban armados.
Se ocultó al ver a alguien acercarse, agudizando el oído intentando escuchar algo de importancia.
— Llegó la hora - dijo el recién llegado a los otros para después retirarse.
Rápidamente los cuchicheos entre los soldados comenzaron a escucharse.
— No puedo creer que vayamos a hacer esto - dijo uno de ellos, se le notaba decaído.
— Oh vamos, ya sabías que este momento llegaría tarde o temprano. No puedes acobardarte ahora.
— Déjalo en paz, tu bien sabes todo lo que él ha sacrificado por esto. Mejor ya cállate y ve a hacer guardia.
