La cruda verdad

Capitulo cinco

*** HP

Harry bostezó en su yeso mientras distraídamente volteó el tocino con la otra mano. A pesar de haberse acostado temprano anoche, tal vez solo había dormido tres horas. Cada vez que se quedaba dormido, se despertaba treinta minutos después de una pesadilla. Después de un tiempo, se rindió y comenzó a leer un libro que Hermione le había dado la Navidad pasada. No quería arriesgarse a que Tony lo escuchara gritar y luego le hiciera un millón de preguntas sobre sus pesadillas.

"Buenos días, Harry", dijo Steve entrando a la cocina y deteniéndose detrás de él. "Harry, era mi mañana para preparar el desayuno. Eres de lejos el mejor cocinero, pero no tienes que cocinar todas las comidas para nosotros".

Harry cerró los ojos y agarró la espátula con fuerza en su mano. Realmente odiaba cuando alguien estaba detrás de él. Steve estaba tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo en la espalda y el aliento en el cuello. Quería apartar a Steve, pero el hombre era tan grande como una montaña. Se sentía tan pequeño e indefenso al lado del soldado increíblemente musculoso y encontró su tamaño enormemente intimidante.

"Me gusta cocinar", susurró Harry, bajando la cabeza y mirándose los pies. No pudo evitar hacerse sumiso con el hombre mucho más grande que se elevaba sobre él. Había aprendido desde el principio que si hacías lo que te decían y te sometías fácilmente, las palizas y las violaciones podrían no ser tan graves.

Cuando Steve notó lo asustado que estaba Harry y cómo su pequeño cuerpo temblaba, rápidamente se alejó para que la mesa quedara entre los dos. "Harry, nunca te haré daño", dijo con sinceridad. "Sé que no tienes ninguna razón para confiar en mí, pero juro por mi escudo que nunca te lastimaré física, emocional o sexualmente".

Harry se tragó el nudo que tenía en la garganta y, sin darse la vuelta, asintió con la cabeza. Sabía al ver el documental sobre el Capitán América que su escudo era muy importante para él. Quería desesperadamente confiar en Steve ... confiar en todos en la torre, pero iba a llevar tiempo. Pudo haber tenido amigos en Hogwarts y una semi familia con Sirius y un Remus, pero nunca realmente confió en ellos. Ron ya había demostrado en más de una ocasión que estaba celoso de él y que podía abandonarlo fácilmente, y Sirius y Remus lo abandonaron cuando más los necesitaba. Los únicos dos en los que había estado a punto de confiar eran Fred y George. Habían conocido una parte de su secreto desde hacía unos años y nunca se lo habían contado a nadie. Incluso habían ayudado a curar sus heridas y le habían enviado algunas pociones y comida cuando las necesitaba durante el verano.

"¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte con el desayuno?"

Harry negó con la cabeza. "Ya casi termino, pero gracias por preguntar", dijo en voz baja.

Steve tomó asiento a la mesa, su estómago gruñendo de anticipación. Harry realmente era un cocinero increíble y el desayuno olía delicioso. "Solo para advertirte, habrá dos más para las comidas." Steve realmente odiaba la idea de que Loki estuviera en la misma casa que Harry. Demonios, odiaba la idea de que Loki estuviera en la tierra. Se quedó anonadado cuando Thor llegó anoche bailando el vals con su hermano psicótico de puntillas. Tan molesto como estaba, no era nada comparado con Clint. Clint gritó, maldijo y amenazó a Loki, y cuando el hombre se quedó allí sonriendo con satisfacción, Clint le dio un puñetazo en la cara, golpeando al dios en su trasero. Luego irrumpió en su habitación para empacar negándose a quedarse en la misma casa que Loki, pero cambió de opinión cuando recordó sobre Harry. No podía dejar a un niño tan roto y vulnerable como Harry en manos de alguien como Loki.

"Muy bien, gracias por la advertencia." Harry fue al frigorífico y empezó a recoger comida. "Estoy haciendo tortillas, ¿qué te parece la tuya?" Realmente quería saber más sobre las dos nuevas personas que debieron haber aparecido en algún momento de la noche, pero en realidad no era asunto suyo. No quería que nadie pensara que era entrometido además de un bicho raro. Tendría que esperar y conocerlos él mismo. Realmente no estaba contento de que ahora hubiera dos personas más de las que tendría que tener cuidado, pero no había nada que pudiera hacer al respecto.