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Cuando abrí los ojos el sol me impedía que fuera fácil, puse los pies en el suelo y quede sentada sobre la cama, frotándome los ojos con la palma de mi mano, no encontraba las sandalias en el sitio que recordaba y me levanté con intención de buscarla, pero cuando abrí los ojos se me olvidó buscar mis sandalias, ¡no estaba en mi cuarto y lo peor... ESTABA COMPLETAMENTE DESNUDA!

Rápidamente me giré y agarré las sábanas para ocultar mi cuerpo, pero fue complicado ya que algo lo impedía.

-Mmm -gimió alguien bajo las sábanas poniéndome los pelos de punta.

Asustada, queriendo gritar ayuda, llamar a mis padres para que me sacaran de aquí, en silencio para no llamar la atención del que dormía bajo las sábanas de seda azul, comencé –con la sábana enrollada en mi cuerpo– a caminar hacia atrás con una postura un tanto extraña, típica de película de guerra en donde alguien intenta pasar desapercibido ante su contrincante, pero no calculaba que hubiese un obstáculo por el piso y provocase que me tambalee.

Me puse de pie colocando bien la sábana y con intención de mirar por lo que había tropezado, levanté la vista y cuando estuve a punto de girarme, me fijé en el espejo de pie que tenía un poco más adelante justo frente a mí.

-¡¡Aaaaaaaaaaaaaaahhh!! -grite al verme reflejada en él, tenía por lo menos treinta años.

-¿Amor? -oí decir tras de mí con voz atontada y por el espejo vi como una mano salía de las sábanas.

¡Por favor! ¡Por favor! ¡Señor sácame de aquí! Grité dentro de mí ser.

Las sábanas cada vez se movían más dejando al descubierto quien estaba bajo ellas, pero mi mirada se apartó al mismo tiempo que giraba, cuando la puerta se abrió de par en par dejando ver a un pequeño niño de ojos color verde, castaño, que me hacían recordar a alguien, labios ni muy finos ni muy carnosos, nariz fina y mejillas rosadas, traía una pijama de ositos muy linda.

-Hola mami -dijo el hermoso niño saltando a mis brazos, sin yo esperarlo, lo había encontrado indefenso y me había parado a observarlo, pero cuando me llamo "mami" no pude evitar quedar en shock y aún más paralizada de lo que estaba, el niño se soltó solo y abrazó mi pierna, luego corrió hasta la cama matrimonial y comenzó a saltar.

-Harry, deja de saltar -se quejó aquel hombre, dejándome escuchar con más calma su voz, y girando, las sábanas se apartaron y el pequeño llamado "Harry" se tiró sobre él abrazándolo angelicalmente, ocultándolo nuevamente con las sábanas, ¿quien demonios era aquel hombre?, quizás el dueño de la casa, con el que había amanecido completamente desnuda y... mayor.

-Ya tranquilízate campeón, ayer nos acostamos tarde ¿recuerdas? -.

El pequeño asintió saltando nuevamente sobre el hombre y este se quejó, falsamente.

-Feliz año nuevo papi -.

¿Mami? ¿Papi?

Cuidado con lo que deseas || Hero Fiennes TiffinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora